100 días de la invasión de Rusia a Ucrania
El 24 de febrero, los tanques rusos irrumpieron en la frontera con Ucrania y las fuerzas de asalto se acercaron hasta Kiev. El Presidente Vladimir Putin esperaba que el ataque abrumaría al país vecino y derrocaría al gobierno. Sin embargo, se desencadenó una guerra total que se ha prolongado durante tres meses y no se vislumbra, por ahora, un final.
Una Europa más unida y las críticas a Putin:
La invasión rusa de Ucrania ha transformado el panorama político y militar de Europa. Por un lado, la guerra ha incitado a la Unión Europea a tomar medidas sin precedentes -como prohibir todas las importaciones de petróleo ruso que llegan por mar a finales de este año- y ha unido al bloque en torno a formas que no se habían visto en décadas, lanzando paquetes de sanciones e incluso persiguiendo a cercanos al Kremlin.
También ha fortalecido a la OTAN, alguna vez calificada de estar con “muerte cerebral”, al punto que a mediados de mayo tanto Finlandia comoSuecia pidieron formalmente su adhesión a la Alianza. También ha implicado que los países inviertan más en defensa. Alemania, por ejemplo, dio un giro al aprobar esta semana el mayor gasto en ese ámbito en 83 años.
Mientras que en Rusia, el panorama para el Presidente Vladimir Putin se ve complejo. Según fuentes del portal Meduza cercanas al Kremlin, los grupos de la élite, tanto los que están a favor como contra la guerra, están descontentos con el mandatario, debido a que las sanciones de Occidente los han empezado a golpear. Moscú, dice el portal, espera que “en un futuro previsible” el Presidente se vaya y elija un sucesor. A lo anterior se suman los rumores sobre el estado de salud de Putin, que muchos expertos creen que son alimentados por el mismo Kremlin. La revista Newsweek, basándose en fuentes de inteligencia, señaló que en abril el mandatario fue tratado por un cáncer avanzado y que incluso hubo un intento de asesinato.
Es en este contexto que los analistas sostienen que la salida diplomática al conflicto es un panorama difícil. “Putin no gana al ceder ninguno de los territorios invadidos, ya que los considera históricamente rusos. Aunque terceros países pueden estar abogando por la satisfacción parcial de los apetitos territoriales de Putin para restaurar la paz. Ucrania definitivamente se opondrá a tales soluciones”, dijo Margarita Zavadskaya, del Instituto Aleksanteri de la Universidad de Helsinki.
Para Andrey Kortunov, director del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, el “conflicto en sí aún está lejos de llegar a su fin”, por lo que “las consecuencias internacionales se acumularán con el tiempo”. “Durante muchos años, los tribunales internacionales celebrarán audiencias de muchos cargos presentados contra Rusia por crímenes de guerra en Ucrania. El liderazgo de Rusia seguirá siendo tóxico para cualquier interlocutor internacional durante mucho tiempo. Este escenario visualiza a Occidente emergiendo del conflicto más consolidado que nunca desde el final de la Guerra Fría. Las diferencias tácticas entre EE. UU. y sus aliados en Europa no se convertirán en un obstáculo insuperable en el camino de una política común hacia Rusia”, dijo a La Tercera.
Las fuerzas rusas ya controlan un quinto de Ucrania
Cuando Vladimir Putin dio inicio a lo que denominó “operación militar especial” en Ucrania, esperaba tomar Kiev en un par de días y que el mandatario Volodymyr Zelensky abandonara el poder. Sin embargo, el Ejército ucraniano con el que se encontraron las fuerzas rusas el 24 de febrero era completamente diferente al que había enfrentado en 2014.
La moral ucraniana no se derrumbó y sus tropas han ofrecido una notable resistencia, apoyadas de un moderno armamento antitanque entregado por Estados Unidos y sus aliados. Así, devastaron las columnas blindadas rusas y los misiles ucranianos hundieron el crucero de misiles guiados Moskva, el orgullo de la Flota del Mar Negro de Rusia.
A fines de marzo, el Ejército de Rusia comenzó a retirar a sus maltratadas tropas de los alrededores de la capital ucraniana, alegando que habían cambiado su enfoque para capturar la región oriental de Donbás del país. En todo caso, el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, reconoció el jueves que las fuerzas rusas se han apoderado del 20% del territorio de su país. “Todas las formaciones militares rusas listas para el combate están involucradas en esta agresión”, dijo a parlamentarios en Luxemburgo, agregando que la línea del frente se extendía por más de 1.000 km.
“El desempeño de Rusia hasta la fecha sugiere que, de hecho, no es un gigante de 10 pies. Pero debemos tener cuidado de no convertir a su Ejército en un enano de un metro ahora. El Ejército ruso, cuando se adhiere a su propia doctrina y procedimientos, lo que no hizo durante los primeros días de la guerra, es una fuerza de combate muy capaz. El uso extensivo de la artillería para apoyar los avances graduales de las fuerzas terrestres (doctrina soviética clásica) le ha dado a Rusia algunos avances en el este de Ucrania. Vladimir Putin también ha demostrado que está dispuesto a ordenar y mantener operaciones militares a gran escala contra un país vecino”, explicó a La Tercera Rafael Loss, coordinador de los proyectos paneuropeos del think tank European Council for Foreign Relations.
Para los expertos, la amenaza de Rusia de usar sus armas nucleares es un aspecto clave de este conflicto. No solo porque ha mantenido a Occidente fuera de esta guerra, sino porque ofrece lecciones para otros países para ser usada como una herramienta disuasiva.
“Los líderes occidentales, pero también el secretario general de las Naciones Unidas y otros, han condenado constantemente la retórica nuclear de Rusia como peligrosa e irresponsable. Rusia está utilizando su arsenal nuclear para disuadir la participación directa de Occidente en la guerra y eso está facilitando su agresión contra Ucrania. Pero cómo afectará esto al orden nuclear global, los regímenes internacionales de no proliferación y control de armas, depende en gran medida de cómo avance y termine esta guerra. Si Rusia logra subyugar y eliminar a Ucrania como Estado y nación bajo la protección de su disuasión nuclear, las presiones de proliferación para los países que enfrentan adversarios similares con armas nucleares podrían aumentar sustancialmente”, añadió Loss.
Zelensky, el Presidente convertido en rostro de la resistencia
El Presidente Volodymyr Zelensky ha jugado un papel importante al convertirse en el rostro de Ucrania durante la guerra. Si antes de la invasión era considerado como un mandatario mediocre y populista por muchos de sus compatriotas, ahora es un símbolo de la resiliencia y la resistencia del país.
El Presidente decidió permanecer personalmente en la capital, tomándose selfies mientras atravesaba Kiev para tranquilizar a su gente. Y ordenó a sus asesores principales, muchos miembros del gabinete y gran parte de su gobierno, que también se quedaran en la ciudad, pese a los riesgos. “Fue un momento de cristalización para el gobierno de Zelensky, que aseguró que una amplia gama de agencias siguieran funcionando de manera eficiente y sincronizada. Los principales políticos dejaron de lado las luchas internas que habían definido la política ucraniana durante décadas y, en cambio, crearon un frente mayormente unido que continúa hoy”, escribió el periodista Andrew Kramer en The New York Times.
En ese sentido, tomó medidas a nivel político que le permitieron reducir cualquier conflicto interno que pudiera restar valor al esfuerzo bélico, como su acercamiento con el expresidente Petro Poroshenko, quien había criticado duramente a Zelensky desde que perdió ante él en las elecciones de 2019.
Gran parte de su éxito se ha debido a la campaña comunicacional que ha emprendido desde el 24 de febrero. Los expertos destacan que se ha mostrado como un líder cercano, que está junto al pueblo en la guerra. Muchos aún tienen en la memoria las imágenes -que han dado la vuelta al mundo- de él caminando por las calles de Kiev, ya sea con otros soldados o con políticos visitantes, como el primer ministro británico, Boris Johnson o el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken.
Su visita a la ciudad de Bucha, al noroeste de Kiev, para presenciar el trato cruel infligido a los civiles después de que las fuerzas rusas fueran expulsadas del área, fue otra forma de empatizar con los ciudadanos.
Ucrania ha dependido en gran medida de las redes sociales para levantar la moral interna y generar apoyo en el extranjero. Kiev ha hecho esto en parte humanizando y exaltando a sus propios soldados y civiles, pero también exponiendo las atrocidades y los fracasos rusos casi en tiempo real.
El éxito de Zelensky hasta ahora también se basa en la capacidad del gobierno para operar sin problemas y tomar medidas para ayudar a las personas a sobrellevar la situación, como una desregulación radical para mantener la economía a flote y proporcionar bienes y servicios esenciales.
La guerra amenaza con gatillar una severa crisis alimentaria
Las consecuencias de la guerra se han extendido por todo el mundo, amplificando la inflación que ya estaba en plena alza en muchos lugares antes de la invasión. Los países en desarrollo están siendo presionados con especial fuerza por los altos costos de los alimentos y el combustible.
Los precios del petróleo crudo en Londres y Nueva York aumentaron entre un 20% y un 25%, lo que resultó en precios más altos para la extracción y para una variedad de productos derivados del petróleo.
Los suministros de trigo se han interrumpido en las naciones africanas, que importaron el 44% de su trigo de Rusia y Ucrania en los años previos a la invasión. El Banco Africano de Desarrollo ha informado de un aumento del 45% en los precios continentales del grano.
Amin Awad, coordinador de crisis de la ONU en Ucrania, dijo que 1.400 millones de personas en todo el mundo podrían verse afectadas por la escasez de cereales y fertilizantes del país. “Si no se abren esos puertos (en el Mar Negro), habrá hambrunas, desestabilización y migraciones masivas en todo el mundo”, advirtió.
“Si bien hemos visto cierta disociación entre Rusia y las economías europeas, particularmente en energía, finanzas y tecnología, esto difícilmente conducirá a una desglobalización generalizada. Pero el comercio globalizado requerirá una mayor conciencia de los riesgos y costos geopolíticos”, dijo a La Tercera Rafael Loss, analista del European Council for Foreign Relations.
Por otro lado, pese a las sanciones, Rusia ha sufrido menos dolor económico a corto plazo. La revista Forbes calculó el costo para Rusia por pérdidas de equipos en US$ 13 mil millones, pero esto fue pagado por las exportaciones de energía. Según el Carnegie Endowment, Rusia ha estado ganando más de US$ 1.000 millones diarios.
El rublo se ha recuperado tras las sanciones contra la economía rusa. Las prohibiciones a las exportaciones de bienes y servicios occidentales a Rusia le han dado al país un superávit de cuenta corriente saludable y una demanda muy baja de divisas.
Sin embargo, la analista rusa Margarita Zavadskaya, del Instituto Aleksanteri de la Universidad de Helsinki, señala que las sanciones han provocado una “crisis sin precedentes al romper casi todas las cadenas de producción y suministro existentes”. “La economía rusa no ha experimentado nada similar desde la crisis de 1992. La crisis se manifiesta en una forma de hiperinflación, escasez de ciertos bienes y colapso de todos los sectores de la economía (transporte aéreo, turismo). Es difícil predecir todas las repercusiones, ya que la escala de las sanciones no tiene precedentes históricos”, indicó.
“Después del shock del inicio, vino la ira”
El costo humano de esta guerra de desgaste comienza a ser evidente. El Ejército ucraniano estima que ha matado a más de 30.000 soldados rusos. Mientras que Rusia no ha actualizado su número de bajas militares desde finales de marzo, cuando dijo que 1.351 de sus efectivos habían perdido la vida.
Naciones Unidas, por su parte, informó que desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, se ha confirmado la muerte de 4.149 civiles y 4.945 heridos, aunque se estima que el número real de decesos civiles es mucho mayor.
En tanto, las tropas enviadas por Moscú han cometido presuntos crímenes de guerra, como ejecuciones, matanzas indiscriminadas y saqueo de bienes civiles, y han sido acusadas de atentar contra los derechos de las mujeres, incluidas denuncias de violaciones. Kiev ha documentado más de 15 mil supuestos crímenes de guerra.
Ucrania ha acusado a Moscú de deportar por la fuerza a casi medio millón de ucranianos a Rusia. Más de 14 millones de ucranianos han huido de sus hogares desde el comienzo de la guerra y, de ellos, casi siete millones abandonaron el país.
La estudiante de Odesa, Alicia, que también conversó con La Tercera a dos semanas del inicio de la guerra, señala que en estos 100 días su vida cambió completamente. “Nos ofrecieron ir al extranjero, pero no podíamos dejar nuestra patria y escapar, así que nos quedamos. Todos están tratando de ir a servir, aunque las filas de las Fuerzas Armadas están abarrotadas de voluntarios. También me ofrecí como voluntaria y conocí a muchos soldados. La diferencia entre clases sociales ha desaparecido, estafadores y vándalos están ayudando a los militares”, relata.
“Los primeros días fueron un shock. Daba miedo apagar las noticias, daba miedo ducharse, dormir en la cama, cocinar, porque temíamos que de repente llegaría un cohete e íbamos a estar en pijama. Luego pasó el shock, aparecieron la ira y el coraje. El primer mes fue difícil. Nos escondimos de cada disparo. Cien días después nos acostumbramos, dejamos de escondernos. Ahora que mucha gente ha perdido su trabajo, es difícil encontrar uno nuevo. Mi madre está en esta situación, yo tampoco puedo encontrar trabajo, y lo único que nos salva ahora es mi padre, que se hizo soldado en los primeros días”, indica.
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