[Lo que aprendí en pandemia] Claudia Fierro y Salvador Carmona: “Tras iniciar la ruta y encantarse con lo que ella ofrece, ahora lo ‘normal, es vivir así”
Casi como la icónica película Into the Wild, de 2007, la sicóloga Claudia Paz Fierro Cáceres (41) y el periodista Salvador Ernesto Carmona Schönffeldt (47) anhelaban experimentar la vida nómada. Y la irrupción del Covid-19 fue el catalizador. Cuando la pandemia revelaba que los problemas de salud mental y física se acrecentaban en la sociedad, en septiembre de 2020 la pareja partió al norte de Chile en busca de contenidos de bienestar y sanación. Una aventura a la que luego bautizarían con un particular nombre.
Hasta entonces, Claudia y Salvador trabajaban cada uno de forma independiente. Pero ese viaje era un sueño compartido, que el inicio de la pandemia no hizo más que acelerar. “En el verano de 2020 estábamos evaluando realizar un viaje por tierra. La idea era partir en marzo, lo que se interrumpió con el inicio de la pandemia. Tras unos meses de encierro y conversando con amistades y familiares, nos percatamos cómo la pandemia estaba afectando la salud mental y física de las personas, por lo que se nos ocurrió impulsar el viaje, pero buscando contenidos vinculados a la sanación y el bienestar”, relatan.
“Lo llamamos Ruta Lokura, porque era un camino y era una locura viajar en pandemia. Pero también porque un viaje lo cura todo. Y es kura con k porque en mapudungún significa piedra, y en ellas también buscamos la sanación y el bienestar”, explican Claudia y Salvador, quienes finalmente iniciaron su viaje al norte de Chile en septiembre pasado.
La pareja cuenta que el financiamiento inicial para esta travesía fue con recursos propios. “Yo vendí un departamento que tenía en Santiago y Claudia tenía ahorros”, cuenta Salvador. Gracias a estos recursos, durante el trayecto, tuvieron la posibilidad de instalar una “casita” en la camioneta en que viajaban. “Esto nos dio autonomía para alojar en la ruta. Desde ahí se plantea una forma diferente de vivir”, explica.
En este recorrido se han encontrado con personas vinculadas a la medicina ancestral y la cultura local que aparecen como una esperanza para superar sentimientos de incertidumbre, temor y reclusión. Así, en su primera estación, en el Valle de Quilimarí, fueron en busca de una piedra sanadora: el cuarzo. En Casa Guangualí conocieron a Titi, quien enseña que “el cuarzo en su nomenclatura es sílice y el sílice es parte de nuestro ADN”. Para Titi, cuando “te conectas con la energía y la vibración del cuarzo, empiezas a sanar”.
Más tarde, en Putre, la pareja conoció al qulliri o sanador aimara Teófilo Cañari, quien les abrió las puertas del Qullan Uta (centro de sanación), donde compartió consejos sobre bienestar. Les explicó que “el qulliri cura con hierbas medicinales y espiritualmente, limpiando las malas vibras”.
Tanto el relato de Titi como el de Teófilo están contenidos en la primera edición del boletín Ruta Lokura, en el cual Claudia y Salvador van registrando sus aventuras. “Tras pasar por el norte y llegar hasta Putre recopilando información, ahora estamos difundiendo los contenidos generados en ese recorrido en nuestras redes sociales y con un boletín digital e impreso que circulará próximamente. Además, estamos realizando nuevos contenidos en la Región de Valparaíso”, cuenta la pareja.
Y la travesía, aseguran, recién comienza. “No tenemos una fecha límite”, reconocen. Y es que la vida nómada les ha cambiado el switch. Así lo resumen: “El conocer la medicina ancestral, experiencias culturales locales o vincularse cotidianamente con la naturaleza nos ha nutrido de nuevos conocimientos, que nos cambian la manera de vivir, siendo un crecimiento personal permanente”.
“Tras iniciar la ruta y encantarse con lo que ella ofrece, ahora lo ‘normal’ es vivir así. Aprendiendo de las personas con las que nos encontramos, vibrando con cada paisaje y lamentando, pero también intentando concientizar y evidenciar sobre el daño medioambiental que vemos en el camino. Y así, lo ‘normal’ también es generar contenidos de sanación y bienestar, compartiendo aquellas iniciativas que nos ayudan al mejoramiento de la salud mental, emocional y física”, argumentan.
Claudia y Salvador se las arreglan en el camino para seguir financiando su sueño. “Generamos trabajo en la ruta asesorando comunicacionalmente a algunos emprendimientos turísticos y ahora estamos generando un mercadito para tener en la ruta y hacer caja chica. Los productos serán adquiridos en la ruta. Por ejemplo, ya tenemos cuarzo, frutos secos y así iremos sumando. A Claudia también le han pedido terapias sicológicas”, dice Salvador, mientras planifica la próxima estación de su “alocada” aventura en pandemia.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.