Colombia: Fragmentación y caída del uribismo marcan elecciones
El senador izquierdista Gustavo Petro sigue como favorito en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de mayo próximo. “Lo más probable es que tengamos una segunda vuelta y puede que Petro pase, pero es menos claro con quién se enfrentará”, señala a La Tercera la politóloga Angélica Bernal.
Para Ingrid Betancourt se trata de una revancha política y con la vida. Veinte años después de su primera candidatura por la presidencia de Colombia -campaña truncada por su secuestro perpetrado por las Farc, que la mantuvieron cautiva en la selva por seis años hasta ser rescatada en 2008-, la exsenadora se abre paso ahora como la única precandidata mujer de centro en la carrera por el sillón del Palacio de Nariño.
Si logra imponerse al interior de su coalición en la consulta electoral del 13 de marzo, fecha que coincide con los comicios legislativos, Betancourt sería una de las cartas fuertes para las presidenciales del 29 de mayo, presentándose como una opción moderada entre el cuestionado uribismo y el avance de la izquierda. En un sistema político convulsionado, la fragmentación en una veintena de aspirantes al poder refleja la crisis social que vivió el país el último año, marcado por masivas movilizaciones.
A dos semanas del vamos a la campaña electoral, las tres principales coaliciones siguen realizando ajustes al tablero político. En la Coalición Centro Esperanza, de los exgobernadores Sergio Fajardo y Carlos Amaya, recibieron a Ingrid Betancourt, del Partido Verde Oxígeno, como la única mujer de siete precandidatos. De acuerdo con el diario El Espectador, la llegada de la excongresista representa oxígeno para el centro ante las críticas por la ausencia de representación femenina. Además, al ser un ícono contra las guerrillas, este reconocimiento podría transformarse en un alza en la intención de voto en una coalición que no logra despegar.
Al interior de Equipo por Colombia, que reúne aspirantes de centroderecha y derecha como los exalcaldes Federico Gutiérrez y Alex Char, se zanjó la disputa y dejó sin cupo en la alianza al candidato oficialista del Centro Democrático, Óscar Zuluaga, por lo que el votante uribista podría restarse de la participar en la primaria.
En tanto, la tercera alianza, el Pacto Histórico de centroizquierda, inscribió oficialmente las candidaturas del senador Gustavo Petro -que lidera las encuestas- y la líder social Francia Márquez. A las principales coaliciones se suman los independientes, con nombres que han subido en las encuestas, como el exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández.
Descifrando el voto colombiano
Las encuestas anticipan que el resultado podría ser histórico, con un viraje de Colombia a la izquierda. Al menos un 25% de intención de voto alcanza Gustavo Petro en el último sondeo del Centro Nacional de Consultoría (CNC) y la revista Semana. Su competencia más directa es Rodolfo Hernández, con un 11%, seguido de Sergio Fajardo (7,3%) y Óscar Zuluaga (6,4%).
No ha sido un buen año para el oficialismo, cuyo mentor, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), está ante su peor nivel de popularidad, con solo un 19% de imagen favorable, la cifra más baja en 25 años.
Por el momento, no hay sondeos sobre el impacto simbólico de la candidatura de Betancourt, una cercana al expresidente Juan Manuel Santos (2010-2018), figura que podría endosarle un eventual respaldo público.
Óscar Barrera, doctor colombiano en Economía y coautor del libro Political Cleavages and Social Inequalities, un análisis al voto en 50 países entre ellos Colombia, señala en conversación con La Tercera que “la consolidación del sistema de partidos de clase en Colombia se dio entre 2002 y 2018. El uribismo contó con un apoyo de los deciles de bajos ingresos y población menos educada. En 2002, el 70% de los más pobres en Colombia votó a favor del uribismo, cifra que alcanzó el 80% en 2010. Después de una caída en 2014, los niveles retornaron para las elecciones de 2018. Esta tendencia solo se puede revertir si un candidato alternativo logra entender y atender de forma asertiva a estos grupos. Gustavo Petro cuenta con un discurso que seduce a estos grupos por su forma y contenido. En eso Petro y Uribe se asemejan. Además, Petro aventaja al uribismo entre los más educados”.
El experto explica que “entendiendo el momento histórico que vive el país, aprovechando el descontento social y la baja popularidad del uribismo, Petro reúne las características requeridas para que un candidato de izquierda, por primera vez en la historia de Colombia, tenga serias posibilidades de ganar las elecciones presidenciales”.
¿Un giro a la izquierda?
Durante un siglo y medio, Colombia ha sido gobernada alternadamente por el centro y la derecha, siendo el único país de Sudamérica en el que la izquierda no ha logrado convencer a los votantes, destaca la BBC. Según la cadena británica, una serie de factores construyó esta realidad social: un conflicto armado de 60 años con las guerrillas, los coletazos de la crisis venezolana, asesinatos a militantes de izquierda, las raíces conservadoras y élites colombianas que cerraron el paso al ascenso de liderazgos progresistas.
Petro, exalcalde de Bogotá de 60 años, está librando su tercera candidatura presidencial. En 2018 y al igual que en los actuales sondeos, el izquierdista era favorito, pero no logró obtener más de la mitad de los votos emitidos por lo que no logró zafarse del balotaje frente al heredero del uribismo, Iván Duque. Pese a superar los ocho millones de sufragios en aquella votación, Petro no logró dejar atrás los temores de su paso por la guerrilla M-19.
A más de 8.000 kilómetros de su país natal y cruzando el océano Atlántico, el líder de Colombia Humana lanzó en Madrid su postulación. En el viaje recibió el respaldo de la cúpula izquierdista local y contó con el espaldarazo internacional del jefe de gobierno español, el socialista Pedro Sánchez. El episodio desató una tensión diplomática después que la vicepresidenta y canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez, reprochó la reunión asegurando que “esperamos que el gobierno español dé las mismas oportunidades a todos los candidatos a la presidencia de Colombia”.
El denominado “talón de Aquiles” para Petro es la cercanía que hasta hace algunos años tuvo con el chavismo. En una entrevista con el diario brasileño O Globo, el precandidato oficialista, Óscar Zuluaga, señaló que “en el debate político actual de Colombia no hay ningún (Jair Bolsonaro colombiano)” y apuntó que hay más cercanía entre el mandatario electo en Chile, Gabriel Boric, y Petro, “lo que demuestra que la izquierda necesita moderar para ganar una elección”.
Las elecciones legislativas serán un anticipo y termómetro electoral de los comicios en mayo. Dada la fragmentación, los analistas apuntan a que el resultado será un balotaje programado para el 19 de junio.
“El uribismo aunque no tenga el apoyo electoral que tuvo en el pasado sigue siendo un fuerte contendor por el poder que tienen y porque no van a claudicar fácilmente. Colombia es una sociedad muy desigual, pero también muy conservadora de modo que el miedo a ‘volvernos Venezuela’ pesa mucho en las decisiones electorales. No veo tan claro el giro a la izquierda y más aún cuando hay al menos cuatro candidatos que se presentan como opciones moderadas o de centro, que en todo caso atomizan el voto que quiere un cambio y busca la salida del proyecto uribista del poder”, dice a La Tercera Angélica Bernal, politóloga y académica colombiana.
“Lo más probable es que tengamos una segunda vuelta y puede que Petro pase, pero es menos claro con quién se enfrentará. Las elecciones del Congreso en marzo seguramente nos pondrán en un terreno más real de las preferencias electorales a las presidenciales”, concluyó.
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