Giorgia Meloni: “En Hermanos de Italia no hay lugar para la nostalgia ni el extremismo”
La diputada y líder del partido de extrema derecha tiene todo a su favor para convertirse en primera ministra de Italia tras las elecciones de mañana en ese país. En esta entrevista con La Tercera, Meloni habla de su ideología, de los derechos de las mujeres y, por supuesto, de sus contactos con políticos chilenos.
Es mujer, es madre y mañana domingo tiene todo a su favor para convertirse en la primera ministra de Italia. Algo inédito en una nación que en ese cargo ha visto solo y exclusivamente hombres.
Su nombre es Giorgia Meloni, tiene 45 años y es la líder de Hermanos de Italia, partido de extrema derecha que causa resquemores no solo en la península sino también en el continente europeo, ya que representa la perfecta evolución del fascismo de Benito Mussolini. Por más que su líder trate de quitarse de encima los retazos de un pasado incómodo, a menos de una semana de las elecciones, el partido ha tenido que responder por las alusiones fascistas e incluso nazis en redes sociales de dos de sus exponentes. Uno de ellos fue destituido, pero eso no basta. En el país, es sabido que Hermanos de Italia es el territorio ideal para los nostálgicos de Mussolini.
“Sí a la familia natural. No a los lobby LGBT. Sí a la identidad sexual. No a la ideología de género. Sí a la cultura de la vida. No al abismo de la muerte. Sí a la universidad de la cruz. No a la violencia islamista”. Así se presentaba Giorgia Meloni hace tan solo un par de meses frente a sus aliados europeos, los españoles de Vox.
Pero con el pasar de los días esta periodista de profesión, nacida y criada en el popular barrio de Garbatella en Roma, ha debido moderar el tono. Aparecer menos radical, para no asustar.
Experiencia política tiene de sobra. A los 15 años ya militaba en el Movimiento Social Italiano -el partido fundado por ex exponentes del régimen fascista tras el fin de la Segunda Guerra Mundial-, a los 29 era diputada y en 2008 Silvio Berlusconi la puso a la cabeza del Ministerio de la Juventud. Hoy esa misma joven amenaza con quitarle el protagonismo a él y al derechista Matteo Salvini.
La Tercera conversó con Giorgia Meloni en vísperas de su mayor desafío electoral. La líder de Hermanos de Italia habló de su ideología, de los derechos de las mujeres, de sus ideas de reformar la Constitución italiana para crear un sistema presidencial y, por supuesto, de sus contactos con políticos chilenos.
¿Qué responde a los que dicen que una victoria de la derecha pondría en peligro la democracia ya que la actual ley electoral otorga demasiado poder a la mayoría gobernante?
La actual ley electoral es la misma con la que votamos en 2018, lleva el nombre de un diputado de izquierda y nuestro partido fue el único que no votó para aprobar esta ley. Es una mala ley, no porque atenta contra la democracia, sino porque en los últimos cuatro años ha llevado a tres gobiernos diferentes con tres mayorías diferentes: una obra maestra del transformismo y la inestabilidad.
¿Por qué cree que el presidencialismo es importante para Italia?
Durante los últimos 20 años, Italia ha tenido 11 gobiernos diferentes. Una inestabilidad que nos debilita en las relaciones internacionales y penaliza a los italianos, porque los gobiernos que duran tan poco no tienen una visión a largo plazo, sino que solo buscan consensos fáciles e inmediatos. Por esta razón Italia ha crecido menos que el promedio europeo durante décadas. La inestabilidad política es también uno de los principales factores de nuestras dificultades económicas. La preocupación que expresan los sectores de izquierda es ridícula e injustificada. Hay un montón de democracias occidentales, empezando por Estados Unidos y Francia, que tienen sistemas presidenciales o semipresidenciales, con los contrapesos adecuados, y nadie se atrevería a tacharlos de poco democráticos. Eso sí, espero que, una vez finalizada la campaña electoral, haya una amplia convergencia en reformas institucionales, que vaya más allá de la coalición de centroderecha porque eso es lo que quiere el sentido común y lo que dispone nuestra Constitución.
Además del presidencialismo, ¿cree que se debe cambiar la Constitución en otros principios fundamentales? ¿De ser así, cuáles?
La primera parte de la Constitución, la que enumera los principios fundamentales, data de 1946, pero aún goza de excelente salud. No hay razón para cambiarla.
Usted ha dicho que el otorgamiento de la ciudadanía italiana no debe ser automático. ¿Qué parámetros considera importantes para otorgarla a los inmigrantes que viven y trabajan permanentemente en Italia y a sus hijos?
Italia tiene una ley de ciudadanía muy avanzada y, según los últimos datos disponibles, es la segunda nación europea en cuanto al número de ciudadanías concedidas anualmente, por lo tanto, no estamos en una situación de emergencia. En cambio, aún estamos debatiendo sobre la ciudadanía para los hijos de inmigrantes nacidos en Italia: la izquierda piensa que la ciudadanía es un requisito previo a la integración, en cambio, nosotros pensamos que debiera otorgarse al final de un proceso de integración y, en cualquier caso, no antes de cumplir 16 años, que en nuestro país es la edad de escolarización obligatoria.
Si usted se convierte en primera ministra, sería la primera mujer en la historia republicana italiana. Si esto sucede, ¿siente que tendrá una mayor responsabilidad en la tutela de los derechos de las mujeres en Italia?
Sería un honor para mí ser la primera en romper el “techo de cristal” que hasta ahora ha impedido que surjan demasiadas mujeres. Y sería la demostración de que se puede lograr gracias al mérito y sin necesidad de cuotas obligatorias. También, por supuesto, tuve el privilegio de ser madre sin renunciar a mi vida laboral y este es el compromiso que asumo: trabajar para que esto se convierta en una condición normal para todas las mujeres italianas.
¿Cuál sería la primera intervención necesaria para proteger a las mujeres en Italia?
Es necesario reforzar las medidas para superar la brecha salarial, fomentar el empleo femenino, reforzar la conciliación de la vida privada y laboral. Para apoyar a las madres y, en general, a la familia, presentaremos un verdadero paquete de medidas a favor de la natalidad que incluirá el fortalecimiento de las ayudas a la maternidad, guarderías gratuitas para muchas categorías de familias, exenciones fiscales en productos para niños y mucho más. Una nación que no invierte en la natalidad está condenada a morir.
Respecto a la implicación de Italia en la guerra de Ucrania, ¿qué cambiaría respecto a la línea del gobierno de Mario Draghi?
Ya he dicho varias veces que Hermanos de Italia garantizará la posición europea y occidental de Italia. Draghi pudo ir al último Consejo Europeo con una posición firme sobre Ucrania justamente gracias a nosotros, el único partido de la oposición, y además aprobamos una resolución mucho mejor que la de su mayoría. Acordaremos con nuestros aliados todo lo que queda por hacer para poner fin a la brutal agresión de Rusia contra Ucrania. Agregaremos solo un capítulo al diálogo con los demás socios, que en nuestra opinión es necesario y urgente, también para evitar la falta de apoyo público a este desafío. Necesitamos un mecanismo de compensación para apoyar a las economías que están pagando un precio más alto a causa de la crisis generada por la guerra. Un fondo en el que deben participar todas las naciones del bloque occidental. Esfuerzos compartidos, cargas compartidas.
En 2021 felicitó a José Antonio Kast cuando llegó a segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Chile. ¿Qué le atrae de su línea política?
Kast es amigo de la familia política de los conservadores europeos, grupo que tengo el honor de presidir, y comparte con nosotros las preocupaciones sobre una deriva maximalista en América Latina, inspirada en el Foro de Sao Paulo y sobre el actuar de Cuba y Venezuela. Compartimos con él valores importantes como el amor a la patria, la familia, la libertad individual y la economía social de mercado.
¿Qué opina del actual gobierno chileno?
Mire, no me agrada cuando la gente juzga a mi país superficialmente y no quiero ser superficial con una nación amiga como Chile. El presidente Boric está lejos de mí a nivel cultural, sé que se ha centrado mucho en la aprobación de un nueva Constitución, quizás demasiado ideológica, y sé que está luchando, como tantos gobiernos, contra el malestar social que provoca el aumento de los precios. Naturalmente, espero que prevalezca la armonía. En la situación actual, en la que China y Rusia están expandiendo significativamente su influencia en América Latina, solo puedo esperar que Chile mantenga una posición fuerte en el campo occidental.
¿Cree que es útil mantener contactos con líderes de la derecha internacional (por ejemplo, Bolsonaro, Trump, Orbán) para definir algunas líneas políticas comunes entre los distintos Estados?
Mire, yo soy presidente de los conservadores europeos desde hace dos años, una familia política histórica que agrupa a decenas de partidos, tiene entre sus filas a los primeros ministros de Polonia y República Checa y tiene una colaboración constante con los republicanos americanos, los tories británicos y el Likud israelí. En la Unión Europea hemos ayudado a elegir a la actual presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y estamos plenamente integrados en la dinámica democrática. Conozco a Viktor Orbán desde hace años y tenemos una buena relación. Por otro lado, nunca he conocido ni a Trump ni a Bolsonaro: no es un juicio sobre ellos, es un hecho objetivo. Sé que a la prensa de izquierda le gusta narrar la supuesta amenaza de una “internacional de la derecha soberana”. Soy candidata para guiar Italia, una gran nación europea y occidental, y si me eligen primera ministra voy a dialogar con todos los jefes de gobierno democráticos, sin exclusiones.
Usted podría convertirse en primera ministra exactamente 100 años después del primer gobierno de Mussolini. ¿Cree que algún votante de los Hermanos de Italia apreciaría esta coincidencia?
Los electores de Hermanos de Italia más que nadie quieren libertad y democracia. Durante los últimos años en Italia, quién ha reducido las libertades de los ciudadanos durante la pandemia y ha gobernado casi ininterrumpidamente, sin haber ganado nunca las elecciones, ha sido la izquierda, herederos del partido prosoviético más fuerte de Occidente. Hasta 1989 vitorearon a Moscú y solo siete años después acudieron al gobierno, sin que nadie les pidiera análisis de sangre.
Algunos artículos publicados en los periódicos acusan a Hermanos de Italia de nominar fascistas nostálgicos que hacen alarde de frases e iconografía de ese período histórico en las redes sociales. ¿Ha pedido o pediría la renuncia a una candidatura por hechos de este tipo?
Son alarmas infundadas y difundidas por una izquierda italiana desesperada y los medios dominantes que tienen interés en golpear a la centroderecha. Hermanos de Italia forma parte de la evolución de la derecha democrática italiana y, desde su fundación, ha unido a personas que venían de esa historia y otras de cultura católica y liberal. Quienes, como yo, procedían de ese camino han relegado el fascismo a la historia desde hace décadas, condenando sin ambigüedades la privación de la democracia, las infames leyes antijudías y la tragedia de la guerra mundial. Como ya he tenido la oportunidad de decir decenas de veces, en Hermanos de Italia no hay lugar para la nostalgia y ni el extremismo.
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