Juan Ignacio Latorre (RD), el guardián del programa
Con sus bases descontentas por el rumbo que ha ido tomando el gobierno, el senador ha ido adoptando posturas más "duras" para defender el proyecto reformista de la administración de Gabriel Boric.
Las alertas se encendieron de inmediato en La Moneda. Sus declaraciones no pasaron desapercibidas. “Que no nos digan (el Socialimo Democrático) cómo gestionar una coalición ”y “no hay cambio de rumbo ni renuncia al programa”, fueron parte de las palabras que el senador y presidente de Revolución Democrática (RD), Juan Ignacio Latorre (44), vertió en una entrevista a El Mercurio, el pasado 23 de octubre.
Sus dichos revolvieron el escenario y desataron la molestia de sus socios del Socialismo Democrático, a quienes emplazó en duros términos dejando claro que no estaban disponibles para reeditar un “realismo sin renuncia 2.0″.
Latorre, quien es psicólogo de profesión, fue contactado rápidamente por ministros del gabinete, según cuentan en el sector. Giorgio Jackson (Desarrollo Social) y Camila Vallejo (Segegob) fueron algunos de los que intentaron hacer control de daños y asegurarse de que el tema no siguiera escalando. También habría hecho lo propio el jefe del Segundo Piso, Miguel Crispi, quien es amigo del líder de RD. “Ya planteé el punto”, habría respondido el senador para dar cuenta que su queja llegaría hasta ahí y que no seguiría profundizando ni respondiendo a cuestionamientos que surgieran por su intervención.
Un malestar que, en todo caso, no era desconocido por el gobierno debido a que el líder de RD tiene línea directa con varios de los secretarios de Estado y con el propio Presidente Gabriel Boric, a quien conoce hace años.
El frente interno
Latorre, según afirman en el partido, con su intervención necesitaba marcar un punto político: internamente lleva meses teniendo que lidiar con el descontento de sus bases, las cuales se han vuelto críticas del rumbo del gobierno, sobre todo, tras la derrota electoral del sector en el plebiscito del 4 de septiembre, donde se impuso contundentemente el Rechazo.
Dada esa derrota, el Mandatario tuvo que hacer un giro en su gobierno dándole mayor espacio al Socialismo Democrático y viéndose obligado a moderar el sello reformista de su administración. Una decisión que ha sido resistida por Apruebo Dignidad, sobre todo, en lo relativo al cumplimiento del programa de gobierno, del cual -según comentan en Apruebo Dignidad- Latorre se ha vuelto una especie de guardián.
En el “frente interno”, el senador ha tenido que contener que su militancia no quedó conforme con los ajustes ministeriales que dejaron fuera del comité político al ministro Jackson y el malestar que se generó con la salida de Crispi de la Subdere, entre otras materias.
Ahí, ahondó en las conversaciones que sostuvo con el Presidente, pero algunos no quedaron conformes. “Si bien no agudiza los conflictos, tampoco los detiene (...). No tiene una gran disidencia, porque su mesa directiva está bien integrada, pero aún tiene una debilidad en su comunicación con la militancia”, dice un dirigente del partido.
De casi sacerdote a la política
Lo califican como un político atípico de la izquierda. Es un hombre de fe, cercano a los jesuitas, que terminó recién en 2013 militando en RD gracias a la candidatura a diputado de Jackson, con quien también mantiene una amistad.
Hijo de un ex MAPU -Dagoberto Latorre-, estuvo familiarizado desde su infancia con el debate político. Avecindado en La Reina durante sus primeros años, tuvo como vecino a su -ahora- par en el Senado, José Miguel Insulza (PS).
En su época universitaria, según cuentan sus cercanos, Latorre evaluó entrar al sacerdocio. “Desencantado” por su carrera profesional, acudió a un retiro jesuita donde, al reflexionar, optó por el camino laico, agregan las mismas fuentes. Eso sí, sin alejarse de referentes como Mariano Puga y Nicolás Viel (capellán de La Moneda), con quien mantiene una amistad.
Pero no fue hasta el retorno a Chile desde España -donde cursaba estudios de magíster- en 2013, e inspirado por el movimiento “Indignados”, que buscó su espacio político en el país.
Y, si bien en 2016 pasó a ocupar la coordinación de formación política de la tienda, varios escucharon por primera vez su nombre en 2017, cuando todos los postulantes a la elección parlamentaria del Frente Amplio acudieron a tomarse una foto grupal. Para ese entonces -relatan- Latorre ni siquiera tenía establecido que competiría al Senado por Valparaíso, pero ya había comunicado su disponibilidad de disputar cualquier zona que definiera el partido.
Más tarde, en la contienda por la directiva que enfrentó a la diputada Catalina Pérez y la otrora militante de RD -hoy alejada de la izquierda- Javiera Parada, Latorre apuntó públicamente a que esta última “generaba desconfianza” tanto al interior del partido como en el resto del bloque. Otros recuerdan un episodio aún más polémico. A mediados de 2020, recomendó -en su calidad de psicólogo- al ex Presidente Sebastián Piñera someterse a una evaluación clínica de salud mental.
Latorre, dicen en el partido, ha establecido una relación fluida con Boric a lo largo de los años, la que se ha profundizado en los últimos meses, desde que dirige la colectividad más longeva del FA.
Y, aunque sus cercanos señalan que el senador está lejos de estar en el anillo más íntimo de amistades del Presidente, sí han compartido en más de una ocasión -junto a Matías Meza-Lopehandía, jefe de gabinete del Mandatario y cercano a Latorre- asados. Los tres son “parrilleros”.
Quienes han visto de cerca su desarrollo como dirigente partidario de los últimos cuatro meses, coinciden en que el senador ha buscado perfilar su liderazgo en torno a defender posiciones más “duras” y velar por el cumplimiento del programa de gobierno.
Algunos hacen un paralelo: mientras que el presidente de Convergencia Social, Diego Ibáñez, se posiciona como un ente más dialogante con la oposición -o con el mismo Socialismo Democrático-, las discrepancias de Latorre con algunos de sus pares (como la líder PPD, Natalia Piergentili) han trascendido las paredes del comité político ampliado.
Asistentes a esa instancia señalan que en una de las últimas reuniones, a raíz de su polémica entrevista, señaló que recogía las inquietudes que le plantearon Piergentili y la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, pero no retrocedió en su posición ni ofreció disculpas.
Si bien no se enfrenta con grandes enemigos dentro del bloque, conocida es la distancia con algunos otros personeros frenteamplistas de Valparaíso. Está lejos de ser cercano -por ejemplo- a la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti (RD), y a otros personeros del entorno de la jefa comunal.
En cuanto a su relación con la oposición, dicen que, en general, tienen una buena percepción de él, que lo ven cercano a Boric y que en el acuerdo constitucional que se está negociando se juega qué tan intransigente o no será respecto a la batalla que está quedando para sellar un pacto: el mecanismo por el cual se elegirá el nuevo órgano redactor. En esa discusión, el senador se posiciona como uno de los principales defensores de que sea 100% electo.
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