María Fernanda García, directora del Museo de la Memoria: “A 50 años del Golpe, es hora de que las FF.AA. digan ‘perdón, esta es la información que tenemos’”
“Esperaría que el silencio se derribara”, dice la nueva directora del Museo de la Memoria, quien aborda los desafíos de su gestión, en la que la conmemoración de las cinco décadas del golpe militar es un hito relevante. Para este ya realizan las primeras actividades: en la programación se incluyó la participación del organismo en Lollapalooza.
Cuatro semanas lleva en el cargo la nueva directora del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, María Fernanda García (46), y tiene un panorama de cómo será la primera parte de su mandato: la mirada a los 50 años del golpe militar, actividades culturales y mejorar un complejo clima al interior del organismo.
La actriz -que llegó al cargo tras pasar un proceso en que participaron 300 postulantes- sucede a Francisco Estévez, quien estuvo cinco años en el cargo y salió de éste en medio de denuncias de abuso laboral entre funcionarios.
¿Cómo asume este nuevo cargo?
Es un tremendo desafío. Ya trabajar en un lugar que fue hecho para la reparación de las víctimas de la dictadura es fuerte y me pone en una gran responsabilidad. Además, trabaja mucha gente, el espacio es grande y es un museo de connotación nacional. Y adicionalmente en los 50 años del Golpe vamos a estar llenos no sólo de actividades, sino que también estaremos en la palestra.
¿Qué rol espera juegue el museo en esa conmemoración?
Este museo es patrimonio de todo el país, incluso de quienes son extranjeros. Es patrimonio del mundo, como lo son los sitios y espacios de memoria, como el Museo del Holocausto, por ejemplo. Son espacios que nos hacen reflexionar, que nos hacen vernos a nosotros como sociedad y vernos como personas hacia atrás. Ese es el rol que cumple el museo hoy en día. Este es un símbolo de unión transversal de que la historia y el patrimonio se tienen que defender en nuestro país.
¿Qué tipo de actividades tendrá?
Tenemos una programación que está lista y lo último que sumamos es que estaremos en Lollapalooza, que me parece muy interesante y entretenido. Estaremos con una exposición del museo, hecha para ese espacio y para ese tipo de público. Todavía estamos viendo a qué más le damos cabida.
Si bien ustedes tienen autonomía del gobierno, ellos han definido un relato con tres conceptos clave: democracia, futuro y derechos humanos. ¿Los comparte?
Sí, claro, coincidimos en esos conceptos. Las exposiciones están hechas para develar algo, sin embargo, lo que subyace ahí es que la gente diga ‘chuta, qué importante es cuidar nuestra democracia’, sobre todo las generaciones que han nacido en democracia y no conocen otra cosa. Pero las dictaduras y los quiebres institucionales son, lamentablemente, más cercanos y más posibles de lo que quisiéramos. Y ese es el rol del museo, a través de todas las exposiciones, conciertos y actividades: poner en relieve la democracia en nuestra convivencia social, en armonía y con respeto a las instituciones democráticas.
¿Y eso cómo se alcanza en un ambiente donde quizás las prioridades podrían ser otras?
Ese es el desafío que el gobierno tiene para encontrarle un relato al aniversario de los 50 años del Golpe, pero, sobre todo, nuestro desafío como Museo de la Memoria es trabajar con los jóvenes, hacerles ver que esto que están viendo en exposición, en fotos del pasado, es mucho más reciente, que sus padres lo vivieron, que sus abuelos lo vivieron.
Además de las actividades conmemorativas, ¿qué hito concreto le gustaría que se dé a 50 años del Golpe?
El otro día vinieron personas de las Fuerzas Armadas de Colombia y Ecuador. Vinieron a visitar el museo y dieron las gracias por la importancia de este espacio, porque también la historia de nuestros pueblos es súper compartida. Y bueno, quisiera que eso fuera más allá y llegar a las Fuerzas Armadas (FF.AA.) nacionales.
¿Espera que pueda existir un nuevo trato con las Fuerzas Armadas?
O sea, por supuesto. Después de 50 años esperaría que el silencio se derribara y que fueran capaces de asumir -incluso pensando que tenían razón en su minuto al hacer el quiebre institucional- los errores, las violaciones tremendas en las que incurrieron. Razones hay muchas, pero a 50 años del Golpe, es hora de decir ‘perdón, nos equivocamos y esta es la información que tenemos’. Yo creo que sería un acto muy generoso y muy valiente. Apelando a los próximos 50 años, es hora.
¿Cómo enfrentó la discusión del presupuesto en el Congreso?
Ahí se mezclaron muchas cosas. De alguna forma también era una pasada de cuenta con el Instituto de Derechos Humanos y nosotros íbamos ahí. Pero lo que rescato, más allá de la polémica, es la férrea defensa que hicieron personas que no son de izquierda ni de centroizquierda y que no vivieron la dictadura.
Hay una serie de denuncias de funcionarios respecto de abusos laborales y malos tratos, ¿cómo busca recomponer esos lazos?
Eso es un gran desafío y, de hecho, lo tuve muy presente y me lo cuestioné durante esta postulación como ‘el espacio conflictivo al que yo iba a ir’. Pero he llegado a dirigir otros espacios que están en conflicto y en mi experiencia, se puede hacer un cambio. Lo más importante es la colaboración de nuestro equipo, y todos tenemos que renovar votos, los que llevan cinco, dos o 13 años. No importa que uno no sea amigo de las personas con las que trabaja, sin embargo, tenemos que trabajar bien y en pos de un objetivo común. Además, el comité ejecutivo ya había estado elaborando junto con los trabajadores un comité de buen trato. Es un muy buen punto de partida. También le hemos dado un nuevo impulso al trabajo con un equipo de psicólogos.
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