Casi como la icónica película Into the Wild, de 2007, la sicóloga Claudia Paz Fierro Cáceres (41) y el periodista Salvador Ernesto Carmona Schönffeldt (47) anhelaban experimentar la vida nómada. Y la irrupción del Covid-19 fue el catalizador. Cuando la pandemia revelaba que los problemas de salud mental y física se acrecentaban en la sociedad, en septiembre de 2020 la pareja partió al norte de Chile en busca de contenidos de bienestar y sanación. Una aventura a la que luego bautizarían con un particular nombre.
A las 9.00, la casa de los Yévenes Filgueira se transforma en un colegio. Emilia y Pablo se conectan cada uno al computador para iniciar las clases junto a otros 10 compañeros. En el primer módulo ven materia teórica, luego tienen un recreo y continúan con la parte práctica. A las 11.00 se termina la jornada escolar. Así es la dinámica de lunes a viernes, con cinco asignaturas cada uno.
Mientras realizaba su práctica como profesora básica de la Universidad Cardenal Silva Henríquez, un día Nelly León presenció cómo un adulto abusaba de una niña de 10 años. Ese momento “caló tan profundo” en ella que decidió que dedicaría su vida a defender a los más vulnerables. Ahora, 36 años después, forma parte de la Congregación del Buen Pastor, preside el directorio de la fundación Mujer Levántate y es la capellana del Centro Penitenciario Femenino (CPF) de San Joaquín. "La madre Nelly”, como suelen llamarla, decidió acompañar en el encierro a las internas y cuenta que esta experiencia “ha sido puro aprendizaje, pura ganancia” para ella.
La directora médica -una de las pocas mujeres con el cargo en Chile- de Clínica Dávila ha vivido un proceso de metamorfosis a lo largo de la pandemia, donde se contagió, pasó susto con su hija y vio partir a cercanos.
El periodista deportivo, prolífico autor de libros futboleros, parte del popular espacio Los Tenores de ADN- lo traza como una suerte de escalada que fue de lo íntimo a lo global. “Primero fue el remezón individual y de mi entorno familiar, porque me echaron de Chilevisión en marzo de 2019, por primera vez en mi vida era despedido. Después, en octubre vino el remezón del país con el estallido. Y luego el remezón mundial cuando llegó la pandemia. O sea, fue quedando cada vez una cagada más grande que la otra”.