Se trata de un misterioso animal llamado pirosoma, que en realidad son un conjunto de miles de zooides (un solo animal que es parte de un animal colonial funcionando como un organismo).

Con este hallazgo culmina una búsqueda que duró casi 10 años:

"Siempre quise ver uno. Estaba más que emocionado. Esto es como encontrar algo con lo que has soñado durante años. Yo y mi amigo, Andrew Buttle, estábamos filmando imágenes bajo el agua para un video promocional sobre la Isla Blanca de Nueva Zelanda cuando nos encontramos con la criatura marina", cuenta emocionado Hathaway.

Habitualmente se los relaciona a los gusanos por su forma; algunos de los primeros informes de esta criatura provienen de marineros que en el siglo XIX notaban extraños y llamativos brillos en el mar mientras navegaban.

Cabe destacar que no todos los pirosomas son del tamaño que halló Hathaway, ya que pueden encontrarse aún más grandes en las costas de Nueva Zelanda y Australia (en algunos casos de hasta 13 o 18 metros de largo). Finalmente, los zooides son vitales para los pirosomas, puesto que son los principales responsables de su alimentación y navegación en las profundidades del mar.