Arquitectura e interiorismo para la era del teletrabajo

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Grupo Hebra

La pandemia cambió la manera en que se conciben los espacios, en especial por el teletrabajo. Se consolidan espacios flexibles, otros exclusivos para trabajar y —en las áreas comunes— se revalorizan los coworks. Expertos opinan sobre cómo se empieza a configurar esta nueva forma de habitar.



Si las pandemias en el pasado hicieron reconfigurar entre otras cosas la arquitectura de su tiempo (se dice que buena parte de la arquitectura modernista obedeció a un deseo por espacios más higiénicos), la actual no será una excepción. La industria inmobiliaria, los arquitectos y los interioristas tienen nuevos desafíos en ese sentido. Desafíos como pensar en lugares más adaptables, mejor iluminados y ventilados. Aunque quizá ninguno tan importante como abordar el fenómeno del teletrabajo que, aunque el Covid se repliegue, está quedando como una realidad, una alternativa —total o parcial— atractiva para las personas y viable para sus empleadores.

La interiorista Giulia Carboni, quien trabaja diseñando áreas comunes de edificios de inmobiliarias, cuenta que éstas ya se están haciendo con el trabajo en mente, partiendo por asignarle ahora mucho más espacio en esas áreas. “Antes tenían un porcentaje irrisorio de m2. Hoy se trata de destinar cada vez más. Y también diferenciado. Ahora estoy haciendo un edificio donde hay una pequeña sala de reunión, que puede ser flexible, donde puedas proyectar una pequeña presentación; otra área en cambio es más de lectura, con un sofá, donde tener conversaciones más informales; y otras áreas para el trabajo individual, donde uno se tiene que concentrar”, explica. Estas áreas comunes, dice, son fundamentales en edificios con departamentos pequeños, que no superan los 50 m2, y áreas que cada vez pesan más como factor a la hora de elegir.

Una visión similar tiene Jean Paul Eyssautier, interiorista de Grupo Hebra. Ve el surgimiento de los coworks en áreas comunes como parte de “una serie de amenities que hoy son fundamentales para que puedas tener un espacio más agradable”. Valora el “poder bajar a trabajar ahí si vives en un departamento más chico e incluso hasta recibir gente si es que tienes por ejemplo una pyme”. Y añade algo novedoso: muchas de las lavanderías de los edificios que están haciendo son cowork más lavandería, como para sentarse cómodamente con el computador mientras se espera la ropa. “Hoy tu vivienda tiene que ser una especie de hotel porque pasas mucho tiempo en ese edificio”, dice.

Pensando los interiores

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Y si las áreas comunes se potencian y transforman, desde luego que ocurre lo propio al interior de los departamentos. Uno de los conceptos que repiten los expertos consultados, es el de flexibilidad de los espacios, clave para integrar entre el trabajo desde casa. Flexibilidad se traduce a menudo en pensar espacios más abiertos. “Hoy en los departamentos pequeños de Santiago centro o comunas de un target similar la posibilidad de tener el tabique corredero abre un abanico de posibilidades”, dice Eyssautier. “Poder conectar pieza, living, cocina y hacer un gran espacio te permite enfrentar el teletrabajo y el encierro de pandemia de mejor manera”.

El arquitecto Ignacio Hernández, ex presidente de la Asociación de Oficinas de Arquitectura, sostiene que la pandemia aceleró procesos que ya se habían iniciado, entre ellos la creciente multifuncionalidad de los espacios. “Hoy un mismo recinto cambia según las horas del día. La mesa es cocina-comedor, pero también es un escritorio para trabajar antes o después”, dice. Y añade que esto ocurre en un contexto de espacios cada vez más abiertos e integrados, sin fronteras.

Otro punto que destaca es que los muebles multifuncionales pasan a tener mayor protagonismo. “Una cama plegable que se transforma en escritorio. O un mueble que lo despliego y convierto un anaquel en un escritorio para sentarme a trabajar. Eso va a ser cada vez más frecuente al interior de los departamentos”, afirma.

Sobre lo mismo, Eyssautier señala que ahí ve un nicho importante para los diseñadores industriales o de mobiliario, el de poder generar muebles flexibles. “Mobiliario que te permita convertir tu pieza en un lugar para trabajar de manera más cómoda. Esto ya existe en el mundo, no venimos a inventar la rueda. En EEUU hace años que existen los Wallbed o los escritorios que se pueden plegar o desplegar dependiendo de la necesidad del uso”, cuenta.

Al interior de las casas hay otros matices. Arquitecto y docente de las universidades San Sebastián y Finis Terrae, Carlos Bisbal se dedica también a proyectos residenciales y cuenta que desde la pandemia la mayor parte de ese trabajó pasó a ser remodelaciones, ampliaciones y modificaciones orientadas a repensar los espacios para esta nueva era. “Que la gente haya pasado más tiempo en sus casas los hizo cuestionarse el cómo ellos ocupaban sus espacios. Si piensas en una familia súper convencional, es gente que salía de su casa a las siete y media y volvía a las siete y media. O sea, doce horas que pasaban fuera de sus casas. Y ahora esas mismas personas están pasando esas doce horas en sus casas y se han parado por primera vez con una postura crítica respecto a los espacios que ocupan. Desde cosas tan sencillas como decir que mi dormitorio es muy grande y no necesito demasiado espacio, a decir por ejemplo, que la cocina es el lugar que nos reúne a todos por lo tanto tiene que ser de alto nivel, conectada ojalá con el resto de los espacios para saber dónde están los niños. Como que empezó a pasar esta revisión interna en las propias familias respecto a cuáles eran los espacios que más ocupaban y necesitaban mayor atención y por lo tanto mayor inversión”.

Cuenta además que ha aparecido con fuerza la necesidad de armar oficinas en las casas. Casas donde antiguamente había un escritorio en alguna pieza o en alguna salita para poder sentarse en alguna hora del fin de semana a trabajar, ahora demandan espacios dedicados al trabajo. “Gente que dice: necesito un espacio de concentración. Y me ha tocado diseñar oficinas literalmente en los fondos de los patios o en lugares que estén aislados, como por una necesidad de privacidad y silencio. Hoy el espacio de trabajo es un programa arquitectónico casi como estándar. En ninguna de las remodelaciones que he hecho estos dos años no me han pedido un área de trabajo. Ya sea independiente o integrada a otro espacio”, explica. Subraya que no son espacios residuales, sino un ambiente protagónico, cómodo, con conciencia de que se van a pasar allí muchas horas. “Idealmente holgados, que tengan luz y que eviten la sensación de encierro”, sostiene.

Ignacio Hernández agrega que factores como la inminente llegada del 5G y otras cuestiones de conectividad serán importantes para impulsar esta nueva forma de habitar, donde el trabajo a distancia tiene un rol preponderante y está quedando atrás “la figura clásica de que en mi oficina yo trabajo y en mi casa solo descanso”. “Nunca fue siempre así por lo demás, sino que esa figura es post revolución industrial. Entonces vamos a volver a eso. Vamos trabajar alternativamente a veces en casa, a veces en oficina, a veces en mi propio departamento o casa, a veces cowork del edificio si es que tiene ese facility o si lo puedo reservar para una reunión”.

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