¿Adónde van parar las famosas maquinitas de pago?

La revolución de los medios de pago, que dejó atrás el uso intensivo del efectivo y los cheques para dar protagonismo a las tarjetas de débito y crédito, no habría sido posible sin una gran aliada del comercio: la popularmente conocida “maquinita” o POS (Point Of Sale), el dispositivo electrónico que está presente en cada vez más negocios para facilitar la experiencia de compra electrónica del cliente de manera presencial.

El primero en traerlas a Chile fue Transbank y, por más de 10 años, la compañía asumió el compromiso de reciclar sus equipos, separando así los plásticos del resto de los residuos para ser desechados correctamente según la normativa, a través de un proceso único en la industria de medios de pago en el país.

Cada maquinita POS de la compañía pasa por un tratamiento de mantención y reacondicionamiento que permite extender su vida útil lo más posible. Sin embargo, una fracción de ellas, ya sea que por falla u obsolescencia no pueden seguir operando, son separadas para luego ser desarmadas y recicladas. Al cierre de 2022, la compañía contaba con más de 600 mil equipos instalados a lo largo de todo Chile.

Así, a través de la reparación se activa el proceso de remozamiento; es decir, cuando se reincorpora un dispositivo en operación, bajo estrictos protocolos técnicos y de seguridad. Al día de hoy, cerca del 93% de las maquinitas regresan a los comercios luego de que se les efectúa mantenimiento; sin embargo, cuando ya lo han dado todo, un 7% comienza una nueva etapa: la de su reciclaje. Desde hace más de 10 años, y en conjunto con Recycla Chile, Transbank ha reciclado cerca de 430 mil equipos obsoletos, lo que equivale a 24.094 kilos de POS para el tratamiento de residuos eléctricos y electrónicos (RAEE). Esto, con el fin de garantizar la seguridad de los dispositivos y aportar a una economía circular responsable con el medio ambiente.

“Como compañía nos hemos propuesto realizar nuestras actividades en un entorno económico, social y ambiental responsable. En función de ese objetivo buscamos las mejores alternativas para contribuir al desarrollo sostenible”, explica Catalina Rodríguez, subgerente de Gestión del Cambio y Sostenibilidad de Transbank.

En lo que va de 2023, más de 70 mil maquinitas han sido recicladas. Con esto se evitó que 4.188 toneladas de dióxido de carbono fueran a parar a la atmósfera, lo que equivale a las emisiones de gases de efecto invernadero de 933 autos conducidos a lo largo de un año. O a las emisiones de CO2 provenientes de la carga de 510.068.295 smartphones.

Todo comienza cuando Transbank identifica qué equipos no pueden ser reingresados a circulación. Estos son retirados de los comercios, llevados al centro de operaciones de la compañía, donde se revisan y se declaran como obsoletos. Recycla Chile, a su vez, los recepciona para luego comenzar el proceso de valorización, a través de la destrucción y desarme. Por seguridad, un notario público verifica todo el ciclo completo de destrucción hasta que este finalice.

“En Recycla ocurre la magia finalmente, donde estas maquinitas son tomadas, inspeccionadas y destruidas, porque este también es un proceso que tiene que velar por la protección, la seguridad de los datos. Nosotros tenemos que certificar que este proceso cumpla con todos los protocolos. Entonces, esas maquinitas, antes de que nosotros se las entreguemos a Recycla, son desconectadas del sistema. Pero de todas maneras son destruidas, separadas por partes y luego los componentes son reciclados”, agrega Rodríguez.

“El equipo se desarma de forma manual”, explica Carolai Puga, encargada de Sistema de Gestión Ambiental de Recycla Chile: “Se va desarmando uno a uno para recuperar sus componentes, ya sea toda la carcasa externa, que generalmente es de ABS, policarbonato o poliestireno, como los componentes internos: la tarjeta electrónica, algunos metales y la misma pantalla”.

La especialista ambiental agrega que “luego, esos componentes son segregados, clasificados y luego se les extraen los materiales más puros, como plásticos, metales y los elementos electrónicos más pequeños. Finalmente, se les baja el grado de peligrosidad al extraerles la pila o la batería, que es un residuo calificado como peligroso”.

En Recycla Chile cuentan que Transbank fue pionera en la gestión de sus residuos electrónicos en una época en que lo común era solo separar el cartón, el papel y el vidrio.

“Es muy importante que las empresas logren responsabilizarse e internalizar estas iniciativas como políticas medioambientales y de responsabilidad social empresarial, con el fin de aportar a una economía circular”, sostiene Puga.

Esto cobra especial relevancia con la implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que obliga a fabricantes e importadores de productos prioritarios, entre ellos aparatos eléctricos y electrónicos, pilas, envases y embalajes, a cumplir con metas de valorización propuestas a nivel nacional en los plazos establecidos para cada tipo de residuo. De esta forma, la gestión de las maquinitas POS que ha realizado Transbank desde hace más de una década les permite estar más preparados para las exigencias normativas que aplicarán a este tipo de residuos una vez que se definan sus metas de valorización.

“Hoy, la sociedad nos exige ciertos mínimos: ser empático, cuidar nuestro entorno, respeto a la diversidad y sobre todo la sostenibilidad. En nuestro caso, vemos la sostenibilidad desde una mirada incorporada al negocio. Desde nuestro propósito buscamos generar una conexión que impulse el desarrollo de las pymes y del país de manera sostenible, preocupándonos del cuidado del medio ambiente y de la sociedad”, afirma Catalina Rodríguez.