Estudio revela que se necesitan más de 30 años para resolver el déficit habitacional del Gran Santiago
En la jornada inaugural de la Décima Versión de la Conferencia Internacional de Ciudad, Javier Hurtado -gerente de Estudios de la CChC- mostró los resultados de un análisis que muestra el complejo escenario actual que poseen las familias allegadas en Chile.
Esta mañana se dio inicio a la Décima Versión de la Conferencia Internacional de Ciudad, un encuentro destinado a abrir la conversación hacia la búsqueda de soluciones habitacionales y a una vivienda más justa.
El evento, a desarrollarse en un formato virtual entre el martes 6 y 8 de julio, fue inaugurado por Antonio Errázuriz, presidente de la CChC, quien insistió en la necesidad de trabajar para revertir el déficit habitacional, que sigue creciendo de manera alarmante.
“La décima versión de la Conferencia Internacional de Ciudad se enmarca precisamente en este contexto y en la urgente necesidad de avanzar hacia soluciones concretas ante un déficit habitacional que –pese a los esfuerzos desplegados– se ha incrementado con rapidez en los últimos años y ante las miles de familias que viven en barrios altamente deteriorados y con menores oportunidades de acceso a bienes y servicios, lo que impacta con mucha fuerza su calidad de vida”, señaló en sus palabras iniciales.
Y para evidenciar este diagnóstico, Javier Hurtado, gerente de Estudios de la CChC, presentó un trabajo llamado Desafío para el acceso a la vivienda y el entrono urbano, en donde demostró con cifras una realidad compleja: la oferta de viviendas simplemente no da abasto a la demanda de las familias allegadas.
Soluciones estancadas
Para realizar su análisis, Hurtado decidió basarse en los datos del Gran Santiago, tomando como referencia los datos de la Casen 2017, advirtiendo eso sí que incluso podrían ser más si se ajustaran las cifras a la actualidad.
De las 426 mil familias allegadas que existen según los datos en Chile, 198 mil de ellas están en el Gran Santiago. Este grupo se puede desglosar en tres: ingresos bajos (hasta 500 mil pesos por familia) medios (de 500.000 hasta 1.7 millones de pesos de ingreso) y de ingresos altos.
Hurtado señala que existen allegados en todos los grupos socioeconómicos, pero por supuesto, los más afectados son los de ingresos bajos y medios, donde no solo hay más allegados sino que tienen menos posibilidades de poder solucionar su situación habitacional.
“El 95% de estos hogares necesita el apoyo del Estado para acceder a una vivienda. Por eso las familias de menores ingresos tienen a su disposición el programa DS 49 y, para las familias de ingresos medios, existe el DS 01, DS 19 y subsidios de arriendo. Pero, si observamos la evolución de estos en los últimos cinco años, vemos que en el período se materializaron, en promedio cada año, menos de 3.000 subsidios DS 49 y poco más de 6.000 subsidios para familias de ingresos medios”, explica Hurtado.
Esto se traduce en lo siguiente: al ritmo de producción actual de viviendas y manteniéndose las cifras de hoy, se requerirían 31 años para solventar la demanda de las familias de bajos recursos y 12 años para las familias de clase media.
Pero el tema es aun más complejo, ya que no se trata simplemente de construir más, sino que también de que la oferta de estos hogares se condiga con lo que realmente se necesita. El estudio señala que, si se destina un tercio del sueldo para el pago de un dividendo, una familia de bajos recursos podría acceder a una vivienda de hasta 1000 UF, que en Santiago representa unas 400 unidades al año. Es decir, tienen acceso solo al 1% de la oferta total.
Y la situación no mejora si se revisa el acceso a arriendos. Al realizarse el estudio, no se encontró oferta de arriendos bajo los 200 mil pesos, oferta que, si existe para los ingresos medios, ya que el 65% de la oferta de arriendo se encuentra entre 233 mil 5 600 mil pesos.
Las conclusiones de los datos cruzados por Hurtado son claras y según el deben guiar los esfuerzos de las políticas público-privadas para resolver el problema habitacional en Chile: disminuir la brecha insostenible entre demanda y oferta, la necesidad de amplificar la política urbana con instrumentos que permitan cuantificar realmente el déficit habitacional de manera objetiva y planificar el desarrollo de estas viviendas junto con su entorno urbano.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.