Índice mundial de Bienestar Juvenil: Chile lidera en tabaquismo y suicidios

En el análisis, desarrollado en nuestro país por el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello y que compara la situación de 36 países de todo el mundo en diversos ámbitos, los jóvenes chilenos obtuvieron un ránking muy bajo en el ítem de Salud, principalmente por el alto índice de consumo de cigarrillos.



A pesar de que nuestro país obtuvo en general resultados positivos en casi todas las áreas en el Índice y Encuesta de Bienestar Juvenil 2021 presentado por la Universidad Andrés Bello (UNAB), quedando incluso en el Top Ten en Educación (3°) y Participación Ciudadana (7°), preocupa el bajo nivel obtenido en Salud, indicador en el que Chile ocupa el puesto 29°. En detalle, los aspectos que más influyeron en esta ubicación fueron los resultados en los subtemas de Prevalencia del Tabaquismo (35°) y Suicidio en Jóvenes (27°), ítems negativos en los que lamentablemente nuestro país se alza como líder a nivel mundial.

Una señal preocupante

Andrés Mendiburo, académico de la UNAB que desarrolló la encuesta, cuenta sobre los resultados de su trabajo que “tanto en el cálculo del 2018 como en el de ahora, lo que aparece peor tiene que ver con Salud, y lo que afecta más el factor de salud es evidentemente la tasa de tabaquismo, que tiene una prevalencia muy alta en mayores de 15 años en comparación con la mayoría de los otros países. Eso tiene que ver con que aquí la gente fuma mucho y desde muy joven, y todos sabemos cuáles son los efectos del tabaquismo a largo plazo. Entonces, el peso específico que tiene ese indicador en el factor es altísimo”.

Por su parte Raúl Figueroa, director ejecutivo del Instituto UNAB de Políticas Públicas y ex ministro de Educación, afirma que los preocupantes índices relacionados con el consumo de tabaco y los suicidios tienen directa relación con la salud mental de nuestros jóvenes. Al respecto, Figueroa señala que “la encuesta arroja información que nos debiese preocupar. Por ejemplo, un 45% de los jóvenes entrevistados considera que su vida es estresante. Sobre la pregunta si necesitan más apoyo en salud mental, un 62% de las mujeres encuestadas está de acuerdo con que sí lo necesitan, lo mismo consideran un 60% de los hombres. Eso obviamente da una señal preocupante de que, en el ámbito de la salud mental, tenemos como país que diseñar políticas públicas que aborden esa realidad, porque las consecuencias de no hacerlo adecuadamente pueden ser efectivamente muy negativas”.

Una visión complementaria tiene Patricia Canales, psicóloga de la Nueva Clínica Cordillera con más de 20 años de experiencia en el tema, quien señala sobre las posibles causas de estos índices que “podríamos hablar de una mala relación con los padres o familias disfuncionales sin importar cómo estén conformadas, ya sean monoparentales, biparentales o de otro tipo. También puede ser provocado por falta de valores, la no existencia de límites marcados, la no supervisión de amistades, una falta de estructura, de roles definidos, falta de comunicación, violencia intrafamiliar, ya sea psicológica o física, malos ejemplos, falta de consecuencia con sus propias conductas, adicciones, etcétera.

Y si bien parece que se trata de conductas y situaciones muy variadas, estas tienen un mínimo común que es la falta de atención, educación y condiciones que garanticen el ejercicio de sus deberes y derechos en el curso de su vida.

A su vez, la especialista advierte sobre las consecuencias de estos resultados en el largo plazo: Se generan adultos que mantienen conductas de riesgo relevante, como la violencia, falta de control de impulsos de parte de ellos, actividad sexual irresponsable, consumo de sustancias, como por ejemplo la marihuana u otras, normalizando esas conductas. “Así también podría haber un aumento en la incidencia de conductas no saludables, sentimientos de angustia, depresión y suicidio. O sea, una sociedad enferma”.

Prevención y apoyo

Sobre cómo se deben abordar estos temas para buscar posibles soluciones, los tres expertos concuerdan en la importancia de implementar políticas públicas que pongan énfasis tanto en la prevención como en el apoyo y acompañamiento a los jóvenes que ven afectada su salud mental. Al respecto, el académico de la UNAB Andrés Mendiburo señala que “El tabaco es una droga de muy fácil acceso, incluso más que el alcohol. Entonces quizás ahí tenemos una manifestación estrés y dolor sicológico”. Para el especialista, las adicciones y los problemas de salud mental van muy de la mano y es precisamente ese enfoque el que debiese primar a la hora de crear políticas para solucionarlo. “Gran parte de las políticas públicas tienen dos aristas. Por un lado, está la reparación, como por ejemplo la atención psicológica de personas que ya manifiestan una sintomatología depresiva, pero por otro lado también está la prevención, cómo logramos prevenir que los jóvenes de nuestro país no se sientan estresados o no sientan una gran presión, que sí sientan un apoyo sicológico de parte del Estado, de sus familias y de su ambiente”.

Lamentablemente, dice Mendiburo, el estado actual de la atención de salud en el sistema público son bastante precarias para quienes más lo necesitan. “Las oportunidades de tener acceso a horas de atención psicológica son muy escasas, y estamos hablando de una atención de poco tiempo, muy basada en la farmacología o en la psiquiatría. Trabajar con personas que están en riesgo suicida es una situación muy sensible. Entonces, yo creo que ahí es donde habría que inyectar recursos o hacer un plan nacional de salud mental que se enfoque en este tipo de temáticas y que efectivamente ponga a los jóvenes como centro de esta atención”.

El director ejecutivo del Instituto UNAB de Políticas Públicas, Raúl Figueroa, coincide con Mendiburo y afirma que esta situación “no basta con el apoyo, sino que también es importante tener políticas preventivas. Esto es importante hacerlo desde la primera infancia. Lo que ocurre muchas veces, y esto está muy vinculado al desarrollo socioemocional, es que los niños no cuentan con herramientas ni tienen claridad para identificar cuáles son las emociones, y por lo tanto, la gestión de esos procesos se hace tremendamente compleja”.

La psicóloga Patricia Canales manifiesta por su parte que “podríamos mejorar las políticas públicas mediante la implementación de mejoras en los planes de supervisión, reforzamiento y seguimiento de los adolescentes y sus tratamientos, y al mismo tiempo poner barreras a estas conductas de riesgo o negativas, mediante otros planes y entre éstos, planes de conductas de esparcimiento, actividades extra programáticas, deporte, recreación, entre otros”.

Acceso a la salud

Otro de los puntos relevantes que se da a conocer en esta encuesta es la percepción que tienen los jóvenes sobre el acceso a la salud, un punto que, según Mendiburo, afecta directamente el bienestar socioemocional de la población. “Si bien en Chile uno podría decir que objetivamente existe un buen acceso a la salud, las evaluaciones que hacen los jóvenes no son tan positivas. A largo plazo, las evaluaciones negativas te deprimen y te causan tristeza. Entonces, por ejemplo, cerca del 75% de los jóvenes que participaron de esta encuesta manifiestan que no sienten suficiente apoyo para sus problemas emocionales o sicológicos. Casi la mitad considera que su vida es muy estresante, pocos consideran que su salud física como algo muy bueno y muchos, casi la mitad, dicen estar de acuerdo con que su vida es muy feliz. Sin embargo, la otra mitad no está de acuerdo con esa afirmación”, afirma.

El profesional de la UNAB agrega que “cuando hablamos de salud en jóvenes, tenemos que poner un énfasis relevante en la pregunta que tiene que ver con si le estamos dando un muy buen sistema de salud. Probablemente sea así en muchos casos, pero en muchos otros no y la evaluación que se está haciendo del sistema de salud y de la propia salud es muy negativa. Eso lleva a que sientan una vida más estresante, a que se sientan menos apoyados psicológicamente y se sabe que cuando las personas comienzan a manifestar estrés y poco apoyo, el camino a la depresión se hace más sencillo, sobre todo la depresión que es más tratable. Y la depresión puede provocar que se causen daño a sí mismos, sobre todo en etapas donde es muy sensible el equilibrio psicológico, como por ejemplo en la adolescencia o en la adultez joven”

En la misma línea, el ex ministro Figueroa manifiesta que “se debe dotar a los jóvenes de mecanismos para que puedan identificar los problemas que están en su entorno, pero también para que comprendan que cuentan con las herramientas para poder superarlos. Uno de los principales aspectos vinculados con el bienestar socioemocional dice relación con la frustración que se puede generar por el hecho de enfrentarse a problemas y no poder superarlos. La resiliencia apunta no a desconocer la existencia de los problemas, sino que a identificarlos y dotar a los jóvenes de herramientas para que puedan enfrentarlos adecuadamente. Eso se gestiona con planes que se pueden llevar a cabo en distintos ámbitos, pero donde el espacio escolar y estudiantil, en general, son particularmente relevantes”.

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