La huella verde del ministro Jobet
Son más de 60 las iniciativas de hidrógeno verde que hay en el país y bajo la mano de Juan Carlos Jobet se han llevado a cabo algunas de las principales medidas con respecto a energías renovables no convencionales. Justo en un momento clave para el planeta.
La agenda y el teléfono no se detienen. Juan Carlos Jobet (46), biministro de las carteras de Minería y Energía, ocupa el cargo en un momento clave no solo para el sector en Chile, sino también a nivel global. Tras la más reciente publicación del último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas), se volvió esencial tomar medidas acordes a las necesidades del minuto y que ayuden a reducir nuestra huella ante el cambio climático.
Pero Jobet ya había apretado el acelerador durante el último tiempo.
Es algo del día a día y lo ha tenido que hablar con los equipos de trabajo e incluso con personeros de otros países, pero también con su familia. Con sus hijas, ¿cómo lo ha hecho? “Ellas y su futuro son la principal razón por la que le dedico tanto tiempo y esfuerzo a las energías limpias y al cambio climático. Entienden perfectamente el tema, o al menos lo esencial y la amenaza que significa para el futuro”, responde Jobet, desde Copiapó.
Chile ya lleva dos años trabajando en el cierre de centrales a carbón, impulsando las energías limpias y la electromovilidad, y desarrollando las bases para instalar en el país la nueva industria del hidrógeno verde (H2V) y que puede servir para la economía nacional.
En palabras de Jobet, el H2V es producido a partir de ERNC como la energía solar, la eólica, entre otras, y, al no emitir gases de efecto invernadero, es una de las alternativas energéticas más prometedoras para luchar contra el cambio climático y alcanzar la carbono neutralidad al 2050.
La geografía nacional favorece a las condiciones para producir este elemento, particularmente en el norte y el extremo sur. Además, el territorio es tan estrecho que siempre está cerca de la costa. “Eso nos da una ventaja en logística, ya que la inversión requerida en líneas de transmisión o ductos es mucho menor que en países donde los recursos renovables están a varios cientos de kilómetros tierra dentro”, especifica.
Según distintas estimaciones, añade, para el 2030 Chile tendrá el costo nivelado de producción más bajo del mundo, y a medida que baje el costo de los electrolizadores, se podrá producir H2V a US$1,3 el kilo en la Patagonia con viento, y a US$1,4 en el norte con energía solar fotovoltaica.
Ante la posibilidad de exportar el recurso, hay quienes dicen que Chile está lejos de los principales centros de consumo. Pero para Jobet el costo de producción nacional es tan bajo, que compensa con creces la desventaja de la distancia con los potenciales compradores. “Por nuestra ubicación, al extremo sur de América, podemos exportar a Europa desde la Patagonia por el Atlántico, o hacia Asia desde el norte por el Pacífico”, explica.
¿Cómo se imagina Chile, en cuanto energías limpias, de aquí a 2050?
-Las actuales y futuras generaciones merecen un país en que las comunidades no sufran por la contaminación local de las plantas a carbón; un país que por su riqueza de recursos naturales para generación de energía renovable tenga independencia energética y que las aproveche también para tener una matriz productiva basada en ellas, con mayor competitividad internacional y sustentabilidad.
¿Y sus hijas, entienden el H2V?
-Lo primero que tuve que explicarles es que no es verde, sino incoloro como todos los otros hidrógenos. Pero entienden lo básico e importante que será en un futuro. Y pueden ver la pasión con la que me dedico a este tema. Eso hace más fácil para ellas tolerar todas las horas que estoy fuera y el esfuerzo que le pone al trabajo público.
Proyectos en todo Chile
En el Ministerio de Energía y Minería destacan que, al comenzar con la iniciativa de hidrógeno verde, eran veinte los proyectos que tenían en carpeta, frente a los más de sesenta que son actualmente. Uno de los más destacados es Haru Oni, que es el primer proyecto a gran escala de H2V en Chile y Latinoamérica y contempla la producción de metanol y la denominada “e-gasolina” en base a energía eólica y CO2 capturado de la atmósfera.
Haru Ofi consiste en la creación y operación de una planta química en la región de Magallanes. Según estudios del Ministerio, la zona podría llegar a producir al menos el 13 por ciento del H2V que demandará el mundo.
Pero la producción de hidrógeno verde también estará presente en el centro de Chile. Específicamente en la Bahía de Quintero. GNL Quintero, Acciona Energía y Enagás se asociaron para desarrollar una planta de electrólisis destinada a la generación de H2V, que considera una producción inicial del orden de 500 toneladas al año. Este proyecto contribuirá no solo a ofrecer una alternativa limpia y sostenible, también aportará a la recuperación ambiental de las comunas de Puchuncaví y Quintero, en la Región de Valparaíso.
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