Los factores que más pesan a la hora de elegir una carrera universitaria

Universitarios
La educación superior ha destinado miles de millones para adaptarse a la pandemia.

Si bien la presión familiar sigue jugando un rol importante a la hora de escoger una carrera, los estudiantes de hoy se preocupan más por la empleabilidad y su proyecto de vida que de los ingresos.



La presión es innegable. Cursar cuarto medio a menudo suele ser una carrera contra el tiempo que obliga a miles de jóvenes a prepararse para una prueba que medirá todos los conocimientos aprendidos en los últimos cuatro años, mientras deben escoger la profesión que quieren estudiar y que definirá muy seguramente su futuro.

Una elección que todos los expertos concuerdan que debería realizarse a través de un proceso y no con los resultados de la prueba en la mano, como suele suceder. “Para un estudiante sería ideal tener una cajita mágica que le dijera qué estudiar, pero la realidad no es así”, dice Yorka Álamos, Coordinadora de Orientación y Proyecto de Vida del Programa de Acompañamiento de Acceso Efectivo (PACE) de la Universidad de Chile.

Lo cierto es que el proceso de elección de una carrera pasa muchas veces por una gran cantidad de factores y casi ninguno de ellos es precisamente el correcto o el que realmente identifica el plan de vida que quiere un alumno. Algo que a la larga puede terminar convertido en frustración, deserción universitaria o crisis vocacionales, dadas en los peores momentos posibles. ¿Cómo están eligiendo hoy nuestros alumnos la carrera que quieren estudiar?

La tradición manda

Lo primero que llama la atención a la hora de sumergirse en el mundo de los llamados vocacionales, es que a pesar de los cambios generacionales que ha habido y que tenderían a hacernos pensar que los intereses profesionales han cambiado, la realidad muestra que a la hora de escoger carrera, los estudiantes chilenos son bastante conservadores.

Según cifras recopiladas por Fundación por una Carrera, las cinco carreras con más matriculados el 2019 fueron las mismas cinco carreras con más matriculas del 2015. Hablamos de Derecho, Ingeniería Comercial, Técnico en Enfermería, Ingeniería Civil y Psicología.

Ciertas carreras han mostrado explosiones como Ingeniería en Logísitica o Ingeniería en Conectividad y Redes, pero nunca superando el top 50 de las más demandas. “De hecho, lo que muestran las cifras es que los mayores puntajes siempre terminan optando en su mayoría por las carreras más tradicionales y no necesariamente en las llamadas carreras del futuro como Informática”, explica Francisco Fernández, Director Ejecutivo de la Fundación.

Y la explicación a esto es bastante sencilla: las expectativas de la familia siguen teniendo una gran importancia a la hora de escoger una carrera. “Es el primer conflicto que detectamos, sobre todo en familias vulnerables o cuyos hijos serán la primera generación profesional”, dice Álamos. La especialista agrega que, por ejemplo, cuando una familia opta por enviar a un alumno a un colegio Técnico Profesional, lo hace para que, al terminar, posea inmediatamente un título y comience a trabajar rápido. Y eso muchas veces no se condice con el plan de vida del alumno.

Pero también tiene que ver mucho el tipo de referentes que tienen los estudiantes. Valentina Gran, Directora Social de Fundación por una Carrera explica: “La orientación vocacional en Chile no se trabaja bien. Mi carrera debiese ser mi vocación y debería tomar esa decisión cuando llegue a un conocimiento pleno de mí mismo. Pero cuando eso no ocurre, termina influyendo más la familia, lo que dicen los profesores, lo que se ve en televisión, incluso lo que dicen los amigos. Y eso no es una decisión consciente”.

Coincide con el diagnóstico la especialista del PACE, quien dice que sería necesario contar con departamentos de orientación en los colegios y comenzar el proceso desde temprano, incluso séptimo básico, para que la elección de una carrera, sea técnica o profesional, provenga de los reales intereses del alumno y sea mucho más intuitiva.

¿Empleabilidad o Ingresos?

Otro de los factores que han cambiado con el paso del tiempo es el acceso a información, no solo de las carreras y las mallas curriculares, sino que también de cuánto riesgo hay a la hora de elegir una carrera. Portales del Mineduc como Mifuturo.cl, por ejemplo, ofrecen tablas comparativas con datos como empleabilidad e ingresos promedios tras salir de la universidad y varios años después.

Pero, ¿se está usando bien esta información?

A juicio de Francisco Fernández, la verdad es que no. “Si bien hoy contamos con mucha más información, lo cierto es que no se sientan a comparar porque nadie les ha enseñado qué hacer con estas herramientas”. Así es como parte de sus metas con la Fundación, es la de poder entregar las herramientas para que la decisión sobre que carrera estudiar sea autónoma, consciente e informada.

Por ejemplo, señala que muchas veces la opción óptima desde un punto de vista vocacional y económico para un alumno puede ser una carrera técnica. Sin embargo, a pesar de que la información está allí disponible, simplemente no sabe encontrarse. “Lo que tenemos es mucha información pasiva, que está ahí esperando a que la encuentren, pero nadie hace el trabajo de mostrarle a los alumnos cómo llegar a ella y qué cosas comparar”, dice Fernández.

En ese sentido, Yorka Álamos relata que, cuando los jóvenes acceden a la información toman en cuenta dos cosas principalmente: las mallas curriculares -para ver si se van a desarrollar sus habilidades y motivaciones- así como también ver el campo educacional. “Ellos saben que van a dedicar varios años a los estudios, que hay el esfuerzo de una familia entera detrás y por lo mismo, está el interés de que se trate de carreras que efectivamente tengan un resultado en el largo plazo”.

La variable de los ingresos, es cambio, no es tan cotizada por los jóvenes de hoy, debido a su concepción del mercado laboral. “Hay cierta conciencia de que el título no garantiza un buen ingreso. Saben que hay que estar constantemente perfeccionándose o bien, contar con emprendimientos de manera paralela que muchas veces tienen que ver más con sus otros intereses y que por lo mismo, la carrera no lo es todo”.

Y esa es quizás la principal diferencia que tienen estas generaciones con respecto a las anteriores: que saben que la vocación no necesariamente está relacionada con una carrera, sino que también con el resto de sus opciones de vida como seres integrales. Y por lo mismo, la orientación vocacional debiese enfocarse en resolver esas dudas, guiar a los jóvenes, sin confiarse de que van a llegar a la información simplemente porque está disponible.

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