Profesores y estudiantes USS adaptan moderno dron para salvar vidas en las costas chilenas
Los accidentes marítimos se incrementaron en un 41% en el último verano. En ese contexto, las nuevas tecnologías pueden ser un apoyo a la labor que salvavidas y la Armada realizan en la costa, como sucedió hace unos días en las playas de Sagunta, en España, donde un niño fue rescatado de morir ahogado. Con esa idea en mente, un equipo de académicos y estudiantes de la U. San Sebastián adaptaron un dron capaz de colaborar con búsquedas y rescate de personas para la Región de Valparaíso.
En verano, cuando las playas reciben la visita de cientos de turistas en busca de descanso -o en invierno, como ahora, cuando las lluvias, olas gigantes en alta mar y marejadas no menos chicas en las cosas-, más de alguna vez hemos escuchado sobre la conducta temeraria de algunos veraneantes, tanto de bañistas como deportistas náuticos, o bien intrépidos pescadores, que se ven involucrados en emergencias marítimas, muchas veces con consecuencias fatales. Pero eso tanto en Chile como en otras partes del mundo.
Las recientes cifras entregadas por la Armada de Chile, a través de la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (Directemar), encargada de proteger la vida humana en el mar (y el territorio marítimo o “maritorio” como concepto en debate), reflejan un alarmante comportamiento: los accidentes marítimos de personas aumentaron un 41 por ciento en el último verano, alcanzando la cifra de 181 siniestros, de los cuales cerca del 80 por ciento acontecieron en playas no aptas para el baño, todas con letrero e indicaciones expresas de esa prohibición..
Esta situación acarrea consecuencias: despliega tanto a la Armada como a los Botes Salvavidas para evitar situaciones lamentables para las familias de turistas o de pescadores.
Cómo se pensó un aporte en la USS
Esta es la historia.
El protagonista se llama Carlos Escobar.
Carlos conoce de cerca el rol que realizan los conocidos “bomberos del mar”. Como se dice, es nacido y criado en la costa, entre mar y tierra, en la región del Valparaíso. Cursó sus estudios de Ingeniero Eléctrico en Valpo y sigue manteniendo un fuerte lazo fuerte con el océano como buceador y navegante.
Tras emigrar a Santiago, el profesional comenzó a buscar la manera de apoyar la proeza de rescatar vidas en el mar. Esa actitud le permitió conectar sus labores como académico y, a la vez, aportar en la transferencia de conocimiento sobre nuevas tecnologías a quienes, sin escatimar esfuerzos, salen en sus embarcaciones a salvar personas, arriesgando, muchas veces, su propias vidas.
Escobar, hoy en su rol de director nacional de Innovación y Tecnología de la Escuela de Ingeniería de la Universidad San Sebastián (USS), es la cara visible de una iniciativa que busca entregar un aporte mayúsculo en la tarea del rescate marítimo.
Se trata del Proyecto Colaborativo llamado “Drones de búsqueda y rescate para el turismo seguro de playas y litoral costero”, que desarrolla la USS para mejorar el proceso de salvataje en las costas del país y, específicamente, colaborar con el Cuerpo de Voluntarios de los Botes Salvavidas de Valparaíso, como primera fase.
Aporte en las costas
La Dirección Nacional de Innovación y Tecnología de la USS investigó, entre otras fuentes, a la organización DJI Drone Rescue Map, que posee una herramienta utilizada en tareas logísticas, que cuenta con varias experiencias internacionales, sobre todo cuando son utilizados como mapa de rescate. Con más de 839 personas salvadas en los 39 países que ha sido utilizada, el sistema ha demostrado ser un dispositivo efectivo en la búsquedas complejas en diferentes climas y lugares del mundo.
En este caso, dice el proyecto, los drones se constituyen en un apoyo complementario para el nadador de rescate, el helicóptero o la embarcación a cargo del operativo marítimo.
Carlos es un convencido de que este tipo de dispositivos -los drones, bien diseñados y aplicados con un protocolo de carácter nacional- ayudarán en estas emergencias, además de generar datos científicos para contribuir a entender las condiciones en la que se deben enfrentar este tipo de casos extremos, para luego preparar los detalles durante el arribo de los socorristas. Son estos, a fin de cuentas, quienes tienen que tener la información de detalle para el éxito de su tarea: salvar una o más vidas.
Este propósito ha convocado este año estudiantes y académicos de la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño de la USS, quienes han trabajado en la creación de un prototipo específico, adaptando las características de un moderno dron para los futuros rescates.
“Siempre me di cuenta de que los Botes Salvavidas, como institución, estaban innovando en diferentes aspectos dentro del rescate marítimo”, explica Escobar frente al desafío propuesto. Dice que esta organización “es una de las primeras instituciones en Sudamérica, al contar con embarcaciones especializadas en rescate profesional creadas por la Royal National Lifeboat Institution (RNLI), de Inglaterra.
Tras conversar, las conclusiones de ambas instituciones arrojaron que los rescates marítimos no sólo eran relevantes en temporadas estivales, pues -como afirma Escobar- “los accidentes son igual de comunes en invierno, incorporando el uso de lanchas rápidas, la actualización en el uso de nuevas tecnologías de comunicación. La innovación se vuelve esencial para seguir recorriendo las costas”.
Detalles del proyecto
La idea de Carlos es poder implementar esta tecnología de drones de modo “by the book”; es decir, con todas las normas, los permisos y las características propias de los usuarios que trabajan en un rescate, desde la Capitanía de Puerto hasta los rescatistas, incluso las posibles víctimas.
El trabajo ha sido arduo. Actualmente, la USS logró dar con un prototipo funcional de dispositivo, construido en el Laboratorio por sus estudiantes, apoyados por sus profesores: lograron acoplar a un dron profesional de consumo civil capaz de lanzar una boya autoinflable, donada por la empresa alemana RESTUBE, de modo que lo convierte en: un dron de rescate.
La tecnología es un equipo de fácil manejo en embarcación, portátil, cuenta hasta con seis baterías para su uso, sin necesidad de tener una estación base. Incluso con dos controles para que pueda ser manejado por especialistas en más de un punto.
Con el prototipo ya logrado, la segunda parte del proyecto consiste en la validez normativa de su uso, lo que no existe. Por eso, ya está en discusión en las mesas de trabajo mensuales entre la autoridad, la Armada de Chile; la institución Botes Salvavidas y la USS- para establecer las condiciones técnicas y normativas que el prototipo debe cumplir para su funcionamiento legal, de modo de ser útil para todos los usuarios, desde los rescatistas del bote salvavidas hasta el nadador de rescate de un helicóptero de la Armada. Si esta normativa “arriba a puerto”, el dron desarrollado en la USS podría convertirse en una pieza tecnológica fundamental o complemento en la coordinación de este tipo de situaciones de emergencia en la costa o alta mar.
El Capitán de Bote Salvavidas de Valparaíso, Hugo Montenegro, quien es Licenciado en Ciencias Jurídicas, procurador del Número de la Corte de Apelaciones de Valparaíso y docente universitario, considera esta iniciativa como “tremendamente relevante”. Dice que “este proyecto debe avanzar en el perfeccionamiento de los protocolos de trabajo de ese elemento, y el uso de las normas que permitan regular esta actividad en el ambiente marítimo, que actualmente no existen, para dotar de un documento que llegue a tener validez nacional”.
Aporte de los estudiantes
Los avances del dron que busca salvar vidas en las costas chilenas involucraron a 185 estudiantes de carreras de la USS afines a la Ingeniería, provenientes de las sedes Santiago, Concepción y De la Patagonia, quienes, a su vez, han adquido educación experiencial en terreno.
“Los jóvenes entienden que trabajar en un proyecto de esta magnitud, con una problemática real, les da un upgrade en su propia formación”, afirma Carlos Escobar, y agrega que: “A través de clases prácticas de laboratorio fueron ideando propuestas, una serie de alternativas que llevó a los académicos a escoger el prototipo que más se adaptaba a lo que estaban buscando como un sueño”.
Mauricio Vergara es uno de los estudiantes de Ingeniería de la USS que ha participado activamente en este proyecto, el que ya forma parte su vida. Dice que “construir este prototipo ha sido una experiencia nueva y gratificante. Primera vez que trabajo con drones e impresoras 3D. Lo que he vivido en este proyecto es increíble y creo que será un aporte a mi carrera profesional. Se valora el trabajo colaborativo, porque ante cualquier problema, tanto profesores como compañeros, generamos nuevas ideas de resolución”.
En la misma línea, el académico Carlos Escobar subraya que “el hecho de incluir a estudiantes en proyectos de esta envergadura se constituye en una especie de retroalimentación al trabajo universitario con la comunidad y les da un sentido nuevo a sus sueños de contribuir al país. En la Facultad como profesores siempre estamos pensando cómo ajustar qué es lo que realmente necesita la sociedad de parte de los futuros ingenieros e ingenieras que estamos formando”.
Lo que viene
A finales de julio, el equipo de la USS liderado por Escobar y la académica Camila Soazo, expondrá en una reunión con la Armada de Chile una primera aproximación del dispositivo final, junto con el trabajo en el ajuste de la normativa.
Con la creación del protocolo se espera que el dron de la USS pueda estar operativo para la próxima temporada estival 2023, previa la capacitación de sus operadores uniformados y civiles.
Efectivamente, se trata de un proyecto de largo aliento, en el espíritu de la visión de la USS, para apoyar la construcción de un círculo virtuoso entre la academia, la sociedad civil y la autoridad, en este caso la marítima, al comprobar cómo iniciativas científicas logran aportar en problemas actuales y futuros, desde la transferencia de conocimiento y de nuevas tecnologías.
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