Balance
La casa del reconocido arquitecto transandino Andrés Levy es definida como una casa ecléctica, donde conjugan diversas tendencias, épocas, colores y estilos, dando vida a un verdadero mix entre el pasado y el presente.
Piezas históricas, alfombras turcas, objetos asiáticos, arte joven y muebles de diseño hacen de este un lugar único e irreplicable, donde cada pieza de este rompecabezas crea una historia y un espacio. Una casa con personalidad, que es el exacto reflejo de quien la habita: el reconocido arquitecto transandino Andrés Levy.
Su afición por la historia, el arte, las antigüedades y lo moderno lo llevaron a crear una casa ecléctica, donde se conjugan diversas tendencias, épocas, colores y estilos, dando vida a un verdadero mix entre el pasado y el presente, comentó el arquitecto.
Ubicado a pasos de la Plaza San Martín, inmerso en un barrio de anticuarios de la ciudad de Buenos Aires, se encuentra este departamento de los años 70, el cual fue adquirido por el arquitecto y posteriormente renovado con la ayuda de su socio Juan Álvarez Morales, con quien dirige el estudio de arquitectura AM&L.
Se llevó a cabo la renovación de los espacios, respetando la esencia histórica. Se conservó la estructura tradicional, pero todos los servicios fueron modernizados con elementos de última tecnología; se renovaron el circuito eléctrico, las cañerías y se rehicieron los baños, la cocina y los roperos.
Se apostó por espacios luminosos, para lo cual se pintó de blanco las paredes y se agregaron revestimientos como madera de palisandro en el comedor y rafia en el escritorio y en una de las paredes del dormitorio principal, para dar calidez y modernidad a los ambientes.
Para la decoración se escogieron colores vivos, aportados por objetos seleccionados, muebles de diseño, tapices y alfombras, así como también piezas de arte de distintos lugares del mundo, pensados especialmente para cada ambiente.
"Nos interesa el arte joven, como también piezas más costosas, alfombras turcas de muy buena calidad y piezas orientales. Nos apasiona buscar, encontrar y enamorarnos de los objetos que elegimos tanto nosotros como nuestros clientes", dice el arquitecto.
Entre los elementos que sobresalen, el arquitecto destacó la obra del pintor argentino Carlos Alonso, instalada sobre la chimenea del living, donde también se encuentran un par de floreros de vidrio firmados por el maestro vidriero francés René Jules Lalique, uno de ellos heredado de familia y el otro descubierto unos años atrás en un remate.
En el comedor, el arquitecto destaca la mesa de madera francesa con bordes de bronce y marquetería y las sillas Saarinen tapizadas. Mientras, "en el pasillo que une la cocina con el living sobresale un antiguo caballo de la dinastía Tang. Y en la biblioteca, un enorme espejo del siglo XVIII dorado a la hoja y una alfombra oriental Kazak de vivos colores", describió.
Sobre la cama, en el dormitorio principal, cuelga un colorido Suzani, bordado a mano, proveniente de Asia central, subraya Levy.
Una casa que irradia buena energía, con una coexistencia y balance de lo antiguo y moderno, donde cada objeto, mueble y obra de arte están pensados para convivir con el resto, generando una sinergia única y elegante.
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