¿Dónde ir? Los recomendados
Un nuevo concepto de gelatería y cafetería en Lastarria; el mejor restaurante italiano de Buenos Aires en Vitacura y el nuevo formato de Daniel's Bakery To Go en Providencia son tres buenas excusas para disfrutar del verano urbano que recién comienza.
Auguri Milano
Ismael Valdés Vergara 590, Santiago.
Helados artesanales, café y paninos, al más puro estilo iltaliano, es lo que ofrece esta nueva propuesta gastronómica instalada en la planta baja de un edificio patrimonial, frente al Parque Forestal.
Una construcción de 1917 que originalmente correspondía al Hotel Francés, y más tarde al Dresden, en pleno barrio Bellas Artes, fue donde Nicolás Fernández puso el ojo para instalarse con su proyecto después de vivir en Milán. "Vimos como una oportunidad esta punta estratégica y la posibilidad de intervenir el exlobby del hotel", cuenta su dueño.
Al enfrentarse al espacio junto a su señora, la diseñadora italo-chilena Francesca Bassi, a cargo del interiorismo, lo primero que se les vino a la mente fue "como el Orient Express, donde tuvimos que acomodarnos para el layout. En las tres zonas se pusieron muros falsos para dividir bien las áreas y tratamos de darle esa circulación como de vagón de tren", explica Nicolás.
La intención fue mantener muy viva la arquitectura al interior del edificio con una intervención muy sutil, pero al mismo tiempo asociada con la identidad de la marca que construyeron. "Se logró un diseño con reminiscencias del Mid Century, pero le pusimos toques más tropicales, que se asocian a la flor del paraíso, representada en el papel mural, diseño exclusivo de Limonata para nuestra marca y que se repite en la carta y toda nuestra imagen corporativa", detallan.
La apuesta con los helados es 100% natural y la fórmula está en unir la técnica italiana con la mejor fruta del mundo. "11 de los 12 sabores que tenemos son aptos para veganos e intolerantes para la lactosa. Para poder tener helado de calidad utilizamos fruta de temporada, y el porcentaje de fruta o de ingrediente es tan alto que con eso evitamos agregarle leche o crema", aclara Nicolás.
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Daniel's para llevar
Pedro de Valdivia 036, Providencia
Un skate pegado a la pequeña rampa hace de mesón de entrega justo después de la máquina de café, la caja de pagos y ese hermoso comienzo de local que es la vitrina con sus delicias exhibidas. Galletones, cakes tan gorditos como si fuesen dibujados; twist, la nueva y 'torcida' masa con glasé y chips de canela y los stromboli, primo hermano de un rollo de pizza que tienen en versión veggie y carnívoro.
Pasteles con oreos, snickers, zanahorias. Rodea un cielo celeste y nubes tipo The Simpsons, para fantasear con delicias y en nueva casa.
"Poder acercar cosas ricas a la gente en otro barrio, poder ser parte de una rutina, el pasar a comprar y llegar a la oficina con algo distinto, bien hecho, con cada una de sus calorías puesta de la manera más honesta, sin aditivos ni colorantes. Nosotros después de casi tres años en Ñuñoa pudimos dar el salto, presentarnos en un formato para llevar pero sin perder nuestra esencia, y eso es lo maravilloso", comenta Daniel Glukman, el alma de este templo de comida francamente golosa.
Si bien el local es pequeñito está muy bien aprovechado. Afuera un dispensador con los bocados para perros que marcan su espíritu pet friendly junto con platos de agua para el animalito que pase. Adentro una barra con un lavamanos para dejar la urbe afuera y comer con las manos. También tienen agua Prisma, la máquina que filtra desde la cañería, entregada al comprar algo y para rellenar los fines de semana a $500 el litro, uno de los sellos que hablan de la empatía que distingue a este lugar, con wifi para ir a trabajar, climatización, música y con la cara dando la bienvenida a todos con una oferta dulce y salada que acompaña a todos lados. De hecho, ahora tienen ensaladas en frascos, bagels rellenos, pan para llevar. Granizados, cafés, tés. Y el boom de sus nuevos helados, la sensación que no puede dejar pasar si anda en Provi. Abierto todos los días.
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¡Helados soft creados por ellos mismos! Nada de premezclas, colorantes o falsedades. Aquí uno de leche de frutillas y otro de pan dulce Jala con pedacitos de tocino acaramelado y batones del mismo pan crujientes. Para Daniel fue el deseo de volver a la leche de infancia Quick y a chanchear con el sabor de huevo y canela que tiene el pan más el contraste de la panceta. "Provi se puso rico", como dicen ellos. Con el helado en mano aseguramos vaya que sí.[/caption]
Sottovoce
Nueva Costanera 3990, piso 2, Vitacura
El clásico restaurante italiano de Puerto Madero, en Buenos Aires, conocido por sus pastas caseras, lleva dos años funcionando en el segundo piso de Casacostanera y no está de más tenerlo presente.
La tentadora carta dirigida por el chef argentino Gastón Caretti, exjefe de cocina de La Bourgnone, promete pastas caseras, pescado fresco, ensaladas mediterráneas, entre otras preparaciones, además de postres y helados… todo, incluso el pan, preparado por ellos mismos. "Tenemos una cocina central que trabaja toda la noche y parte del día para entregar con distribución propia todas las mañanas en el restaurante. Lo que tenemos es una cocina de producto. Es la complejidad de lo simple. Nada de lo que vas a consumir lo compramos, lo hacemos todo nosotros", detalla el chef de Sottovoce.
Que el restaurante esté adentro de un mall tiene la ventaja de dejarse caer entre las compras, aunque para el decorador argentino Pablo Chiappori, más conocido como 'Paul', a cargo del interiorismo del restaurante, también está el desafío de desconectarse del entorno. "Tratar de generar un lugar que contenga tanto de día como de noche, donde podás sentirte totalmente aislado de lo que sucede en el centro comercial", aclara. El reto está a la vista, al entrar a Sottovoce te olvidás, como dicen los argentinos, que hay gente con cochecitos y comprando cosas afuera.
Esa fue un poco la búsqueda de la atmósfera que el entendido diseñador de interiores, creador de locales de marcas como Rapsodia, Jazmín Chebar y Converse y de restaurantes como el Novecento de Miami, logró en el restaurante, conteniendo y separando espacios, con la ayuda de biombos y cortinas de madera, "que crean penumbra y permiten de noche dosificar la luz exterior".
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