El rapto de Norton Maza

Una gran instalación que mezcla elementos de la cultura de masas y cita el imaginario medieval. Norton Maza se toma una sala del MNBA en una muestra llena de simbología, que cuestiona los tiempos modernos.

Se abre el cielo y cae un haz de luz sobre la figura de una joven encapuchada vestida de Chanel. Está elevada, abducida, y de una de sus manos se desprende una llama de bronce.
Arte contemporáneo en un soporte medieval, así lo define el curador de la muestra, Juan José Santos, y así se percibe.
En una oscuridad intimidante emerge una rebelde sexi, y cuando la niebla empieza a disipar se develan la obra, la escultura, la materialidad y el relato.
La pupila, una vez hecha la ecuación, empieza a descubrir los laterales de las paredes intervenidas con 20 gárgolas que sostienen la nave que está detenida en el museo.
Cuando recorremos la obra junto al artista Norton Maza, nos dice: “Todo el proyecto surgió de la mitología del dios Shu del antiguo Egipto, que representa cómo es un estado de control a las masas, es el primer sistema organizado bajo el control. El mito cuenta que los dioses se fueron y quedó Shu entre el cielo y la tierra, conteniendo una cúpula para que los dioses no regresaran salvajes. Por eso, la sociedad debía comportarse bien o si no él soltaba el cielo, entraban los dioses, el cielo caía y llegaba el caos. Era una civilización que todos los días estaba en riesgo. Imagínate vivir en un mundo con la amenaza de que te pueden soltar el cielo”.

Para concretar su idea pidió prestadas las nubes que le interesan como soporte pictórico y desde ahí inicia el relato de cómo ve este mundo, donde hay escenas de maldad y otras de confrontación permanente.
Un cielo abierto, amenazante, que va abduciendo. Un recordatorio cruel: “La catástrofe permanente nos acompaña: pende sobre nosotros”.
Las Torres Gemelas embestidas por el segundo avión, unas Barbies en una escena lésbica, Ronald McDonald y decenas de imágenes están suspendidas en el cielo, que succiona a una atractiva mujer encapuchada, que se cubre la cara para que el resto se identifique con su bandera de lucha. El contexto revela la cultura de masas, las políticas de las multinacionales, la iconografía bélica y temas de actualidad política. “Ella es una encapuchada que se contradice a sí misma, porque es una consumista que es parte del sistema. Está con la manicure hecha y encarna todos los elementos del deseo. Está en contra del sistema, pero es parte de él. Cuando he visto a los encapuchados, muchas veces van con mochilas Nike. Están tirando la bomba y haciéndole publicidad a la marca que pasa a ser el sponsor”, cuenta el artista.

Norton Maza estudió arte en Cuba y en el Instituto de Bellas Artes de Bordeaux, en Francia. En 1994 volvió a Chile con una obra que se caracteriza por la construcción de escenas que reviven citas medievales, barrocas y neoclásicas, las que luego fotografía.
En esta pieza se demoró un año en hacer toda la obra, que tuvo diferentes procesos, no todo lo realizó él, trabajó con una fundición que le confeccionó los moldes y luego trabajó la figura de la chica. Posteriormente vino el anclaje de la pieza y durante un mes y medio estuvieron dedicados a pulir las imperfecciones para terminar, por último, con el pintado y el policromado.

Maza está consciente de lo que significa este minuto, de lo que significa estar exponiendo individualmente en el MNBA y, además, está agradecido, porque para llegar a tal nivel no lo hizo solo, sino junto a un equipo interdisciplinario, donde trabajó con el iluminador escénico Andrés Poirot.
Con esta muestra, el artista termina un ciclo de trabajo en Chile e inicia otros proyectos internacionales.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.