Latinoamérica unida

voluspa jarpa

La artista nacional Voluspa Jarpa presenta, por primera vez en Chile, la muestra "En nuestra pequeña región de por acá", con un recorrido por la historia de Latinoamérica a partir de los documentos desclasificados de la CIA.




Cuando niña la artista Voluspa Jarpa vivió en Chile, Brasil y Paraguay, países que se encontraban en dictadura en los 70 y 80. Lo que veremos en M100 del 10 de octubre hasta el 24 de diciembre ofrece una mirada a esos y otros países del continente a partir de los archivos desclasificados de la CIA, y viene de haber sido expuesta el año pasado en el Malba de Buenos Aires. De hecho, la muestra lleva el mismo nombre que tuvo en Argentina cuando se mostró para celebrar los 15 años del museo en conjunto con la exposición de la artista japonesa Yoko Ono.

"En nuestra pequeña región de por acá" es una muestra site-specific, donde el espacio expositivo configura la forma misma de las obras y se presenta como un trabajo de profunda investigación por parte de la artista nacida en Rancagua en 1971. Son doce piezas que incluyen pinturas, objetos, instalaciones, videos, registros sonoros y documentos históricos. "Las obras dan cuenta de dos ejes de investigación complementarios y simbióticos: el estudio de archivos desclasificados de los Servicios de Inteligencia de EE.UU. durante el período 1948-1994 relacionados con el minimalismo norteamericano y el trabajo rememorativo sobre un conjunto de líderes latinoamericanos del período de la Guerra Fría, que ocuparon cargos de alta jerarquía y que fueron víctimas de asesinatos o de crímenes no resueltos", explica Voluspa Jarpa.

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¿Cómo se articula la muestra? En primera instancia se propone una revisión de los archivos desclasificados de la CIA sobre catorce países latinoamericanos. Los documentos, dedicados al registro de información de inteligencia y de operaciones políticas a largo plazo, son presentados en una gran instalación que permite apreciar su volumen y características principales. Muchos de ellos presentan tachaduras y censuras y, a causa de esas marcas gráficas, ya no pueden ser considerados meramente como textos para ser leídos sino que adquieren el estatus de imágenes que pueden ser observadas. La instalación juega en ese espacio difuso entre el texto y la imagen.

En relación con estos archivos, la exposición problematiza también los contenidos del arte minimalista norteamericano, contraponiendo la austeridad y el ascetismo formal propio de ese movimiento con la violencia política de la época en la que se desarrolló. En efecto, al mismo tiempo que están ocurriendo las grandes operaciones políticas en territorio latinoamericano, las instituciones artísticas y académicas norteamericanas promueven y difunden la abstracción minimalista como su vanguardia artística. Aparecen así en la muestra diversas citas a obras de Donald Judd, que son intervenidas materialmente por reproducciones de los documentos de inteligencia.

En tercer lugar aparecen los retratos de 47 líderes latinoamericanos (asociados a su país y año de muerte) en la imagen de oradores públicos y cuyas muertes no han sido resueltas o están siendo revisadas en la actualidad. Estos líderes ocuparon cargos en la administración de los poderes del Estado: presidentes, ministros, jueces, jefes militares, arzobispos, diputados, senadores. Están pintados sobre bronce pero son representados a través de un efecto fantasmagórico. Me surge la pregunta: ¿Cuándo y cómo se puede cambiar el curso de la historia de un colectivo? ¿Cómo se llevan a cabo estas operaciones? ¿Qué sucede cuando un líder deja su lugar de representación social y hay otro que ocupa su lugar? ¿En qué direcciones se manipuló la historia colectiva de nuestras sociedades?

Los líderes asesinados vuelven a aparecer en otras obras: imágenes de los muertos en el lugar de los hechos o del accidente proyectadas sobre los cargos que ocuparon, usando la luz como una manera de que estas imágenes tan crudas se desmaterialicen y no resulten morbosas. Además hay otras piezas de archivo en las que se recogen documentos judiciales facilitados por los familiares o demandantes y peritajes científicos sobre las muertes presentes en las causas judiciales. Finalmente, aparece la develación de los nombres completos sobre la imagen velada de un gran funeral colectivo. Se escuchan también los audios de discursos públicos de varios de estos líderes.

El último elemento del proyecto es un video multicanal con la obra "Translation Lessons" (2012-2016), una reflexión sobre el inglés como idioma hegemónico. En él, un profesor de inglés, el novelista Nicolás Poblete, me enseña el idioma a través de la lectura de los archivos de la CIA. El filme pone en evidencia una potente paradoja: para entender una gran parte de la historia política reciente de los países latinoamericanos es necesario conocer un idioma extranjero.

¿Cómo fue para ti lo que pasó en el Malba y exponer en paralelo con Yoko Ono? La exposición en Malba es una experiencia con varias capas. Desde un punto de vista artístico significó desarrollar al máximo una propuesta, tanto en el sentido de la concepción de la obra y su investigación, que llevé a cabo con mi estudio constituido por los arquitectos Edmundo Browne y María Teresa de la Fuente y un equipo de 15 personas más, todas muy trabajadoras y comprometidas. La experiencia también implicó poder realizar una producción de obra costosa que necesitaba apoyo organizacional, institucional y de distintos individuos. Es una propuesta financiada por el Estado de Chile a través del Consejo de la Cultura y la Embajada de Chile en Buenos Aires, por privados como el Círculo de Socios de Antenna y la colaboración de las Galerías de Patricia Ready e Isabel Aninat; esto significó para mi entender que se puede trabajar juntos, algo muy importante de constatar. El Museo Malba es una institución con un muy buen equipo de profesionales, que desde su curador hasta su equipo de montajistas en todo momento apoyaron, fueron partícipes y facilitaron el trabajo. Tener estas condiciones de producción para un artista es muy importante. Luego, con respecto a la exhibición misma, el Museo Malba es un museo con mucha presencia en nuestra región, con una gran presencia de público y de profesionales relacionados con las artes, y la muestra tuvo mucha visibilidad y crítica, por la concepción curatorial de Agustín Pérez-Rubio de hacer una exposición con fuerte presencia de artistas mujeres como Yoko Ono y yo, pensada para la celebración de los 15 años de Malba. Con la muestra en M100 se ha generado un convenio con Malba que permite esta muestra y además la publicación de un libro en conjunto para el próximo año, sobre la muestra y otras obras recientes.

¿Qué sientes que es lo que más destaca la curatoría de Agustín Pérez Rubio? Son muchas cosas, Agustín es un curador exigente, agudo y es un agrado trabajar con él porque es trabajólico y perfeccionista, y yo también. Creo que hacemos un muy buen equipo. Como curador Agustín tiene muchas habilidades que me interesan, su conocimiento intelectual y del medio artístico contemporáneo latinoamericano e internacional es notable. Siempre te está hablando de obras, haciendo relaciones de la producción cultural contemporánea, que viene del ejercicio de ver muchas obras, en muchos lugares, experiencia que considero fundamental para un curador. Por otro lado, no menos importante, Agustín es muy hábil para lidiar con instituciones y con todos los intereses distintos que rondan a una muestra o a una producción artística; en mi caso significó hacer la exposición, rueda de prensa, visita guiada, conferencia abierta a público, etc., lo que tuvo mucha repercusión en los medios de prensa y en el medio del arte contemporáneo.

¿Qué significado tiene para ti mostrar "En nuestra pequeña región de por acá" en Chile luego de lo que ha sido tu experiencia por Argentina y recientemente en París? Tuve una cierta reticencia a hacerlo, pensando que la fragilidad institucional museográfica significaría un exceso y sobrecarga de trabajo para mí que no quería enfrentar. Pero Agustín Pérez-Rubio me hizo ver y sentir lo importante que era mostrar esta exposición en Chile. Es interesante pensar qué opinarán los más jóvenes sobre esta exposición, creo que está pensada para ellos en una medida importante, y eso llena esta experiencia para mí. Esta es una obra que aparentemente mira al pasado, pero la verdad es que piensa más bien el futuro. También servirá para agradecer a todas las personas e instituciones que están detrás de mi trabajo como artista. En la medida en que un trabajo artístico se desarrolla en el tiempo y se sostiene dentro del campo crítico y simbólico, y circula, es porque significa que hay muchas personas detrás de él, ayudando a que se desarrolle, crezca y sea posible. Creo que esta será una maravillosa oportunidad para agradecerles, para mirar lo que hemos hecho juntos. m100.cl

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