O sole mio!
Trasladarnos de un lugar a otro buscando el rinconcito donde le llegue más luz natural a nuestra casa o departamento se ha transformado en una costumbre en estos tiempos en que permanecemos más en nuestros hogares. De manera intuitiva buscamos ese rayo de sol que nos conecta con el exterior y nos energiza. Como solución a esa necesidad aparecen los sun room o extensiones de vidrio. Aquí, tres ejemplos para inspirarse.
La pajarera Tamara Rammsy
Este espacio totalmente translúcido es parte de una casa de 50 metros cuadrados inmersa en un bosque, proyectada por la arquitecta Tamara Rammsy para un escritor en Puerto Varas. La primera intención de este volumen vidriado de doble altura, que sobresale hacia afuera de la cabaña, es la contemplación.
Lo que se buscó aquí es la sensación de estar flotando en el bosque y observar cómo los rayos de sol caen sobre la copa de los árboles, conectando al escritor de manera absoluta con el paisaje desde el interior. Aquí la luz no entra directamente, porque la orientación es sur, entonces el sol es un huésped que recorre la casa en silencio evocando el funcionamiento de un reloj estelar
dice la arquitecta.
Por lo tanto, el espacio no tiende a sobrecalentarse, como sucede en muchas de estas estructuras transparentes orientadas al norte, y da un frescor bien agradable a la casa en verano. Y en invierno, para lograr una grata climatización al interior, se utilizó un eficiente sistema de aislación con doble cristal que reduce prácticamente a la mitad la pérdida de calor, con respecto al acristalamiento sencillo, disminuyendo además cualquier filtración de aire.
Habitar un invernadero Brittin Prior
Brittin Prior es una diseñadora de interiores y vive con su marido y sus tres hijos en su casa en Tulsa, Oklahoma. Uno de los espacios que han tenido mayor versatilidad desde que se cambiaron es el invernadero. Esta extensión fue concebida originalmente por sus dueños anteriores para llenarlo de plantas, pero Brittin le ha dado distintos usos.
El verano pasado fue mi espacio de pintura, durante la cuarentena se convirtió en un verdadero invernadero y ahora está de vuelta a una acogedora habitación donde a Gilbert, nuestro gato, le gusta pasar el rato
Brittin Prior
La pieza orientada para captar la luz del día es una estructura de fierro con vidrios de termopanel, cuenta con una ventana en el cielo que al abrirla junto con las puertas se genera ventilación cruzada y logra ventilar el espacio y equilibrar la temperatura en los meses de calor.
Terraza todo el año Andrea von Chrismar
La arquitecta Andrea von Chrismar proyectó este espacio para un conjunto de cabañas frente al río Maullín, para disfrutar al aire libre e integrar la naturaleza de la forma más potente al interior. “Está orientado al norte, para poder captar el sol e introducir calor a la casa, y en la noche poder estar afuera y ver las estrellas”, dice la arquitecta.
El lugar tiene varias funciones. Actúa como chiflonera, porque corta el viento norte, al contar con una estructura cerrada con ventanales, techo de vidrio, pero liberado hacia el frente. Si bien no guarda calor, porque es abierto, sí genera una antesala al estar y a la cocina que es un ambiente integrado, entonces todo ese interior participa de esa terraza vidriada.
Esa extensión genera un efecto de mayor amplitud visual y permite que el sol del norte entre a la cabaña, generando un microclima al interior a través de este espacio intermedio
explica Andrea.
La orientación norte es fundamental para la captación de energía anímica, calórica y lumínica. Por la inclemencia del clima en invierno y los rayos UV se utilizaron vidrios laminados, además de termopanel, en esta estructura de fierro.
Las láminas de control solar en un SUN ROOM garantizan un espacio confortable durante todo el año, conservando el calor al interior, pero evitando el sobrecalentamiento.
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