Siguiendo la Ruta del Telar

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Cinco años de investigación y varios Fondart dieron paso a La Ruta del Telar, un proyecto que surgió con el propósito de investigar, rescatar y difundir la actividad textil tradicional en la VI y VII Región, con el fin de acercar los tejidos artesanales tradicionales de Chile al público masivo.




Lo que comenzó como una práctica universitaria hoy es un proyecto con forma y fondo. El año 2000, Alejandra Fuenzalida, aún estudiante de diseño de la Universidad Católica, partió al sur a investigar y asesorar a tejedoras de Quinamávida, en la VII Región. Ahí conoció de cerca la tradición del tejido en telar y de a poco comenzó a interiorizarse y a encantarse con este noble oficio. Asimismo, se percató de que no existía casi ningún estudio ni información profunda de las técnicas y estilos tradicionales en este ámbito, viendo entonces la necesidad de rescatar eso que ella vio tan nuestro. “En esos años el diseño estaba muy orientado hacia lo que se producía en el extranjero. Faltaba abocar lamirada a lo que podíamos rescatar de acá. Por eso, comencé a interesarme en el diseño textil, que en ese entonces no estaba tan bien valorado”, nos cuenta Alejandra, que desde ese momento ha realizado diferentes trabajos orientados al rescate, fomento y difusión de esta actividad tradicional.

Para sus investigaciones ganó varios Fondart regionales y contó con el apoyo de las distintas municipalidades en las que trabajó. Con eso logró que el 2005 viera la luz La Ruta del Telar, proyecto que tiene como objetivo principal rescatar y difundir la diversidad de manifestaciones del tejido tradicional, definiendo un recorrido geográfico que localiza y caracteriza a las tejedoras de acuerdo a los diferentes entornos culturales en los que se desarrollan. Además, Alejandra se ha encargado durante estos años de asesorarlas en cuanto a diseño y calidad, y a ayudarlas a hacer de sus tejidos productos más comerciales.

Explica que se han intervenido las técnicas para que los productos sean más rápidos de producir. “Eso ha sido superbueno, en el sentido de que las señoras compensan mejor su tiempo: se demoran menos y les pagan lo mismo”; sin embargo, cuenta que por lo mismo, en algunos casos ha habido una pérdida de técnica, que es más complejo de trabajar e importante de rescatar. Por ello, el año pasado desarrolló un proyecto en el que enseñó a trabajar la faz de urdimbre en telar vertical a un grupo de mujeres de la comuna de Las Cabras y a otro de la comuna de La Estrella. “Esa técnica es herencia precolombina de nuestro territorio y a través de ella se construyen textiles muy resistentes al roce y la tracción, característicamuy necesaria para productos como carteras, cinturones y alfombras, entre otros”.

La idea de la Ruta del Telar es que la gente de la ciudad conozca cómo es la vida del campo y el oficio de las tejedoras y así sepan cómo se hacen los productos y valoren más este trabajo. Aunque esa es su finalidad, asegura que antes hay que fortalecer el tema asociativo, para que se coordinen mejor y logren afiatarse como gremio. Por eso, el 2007 dirigió el primer encuentro de tradiciones textiles de la Región del Maule, financiado con el Fondart regional y un aporte de Sercotec regional, lo que ayudó a que las tejedoras se conocieran, intercambiaran experiencias y se sintieran como parte de un grupo. Este año, Alejandra está enfocada en realizar dos proyectos para promover el trabajo de las tejedoras de las regiones VI y VII, pensando en proteger las prácticas textiles de las zonas afectadas por el terremoto y cuyos productos están cada vezmás diversificados y divididos en tres grupos: artículos para la casa –como frazadas, alfombras, cojines y pieseras–, aperos del caballo –tejidos tradicionales del sur que van entre la piel del caballo y la montura, como peleras, chaños y alforjas– y vestimentas, como ponchos, chamantos, echarpes, bufandas y chales.

El catálogo online se puede ver en www.tejidosdellagorapel.cl

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