Biden desafía a demócratas, se mantiene en carrera y crece preocupación de donantes de Wall Street sobre su nominación
Se espera que en la cumbre de la OTAN, que comienza este martes en Washington, el estado de salud del mandatario sea un tema central.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lanzó un desafío a los demócratas en una entrevista telefónica sorpresa en MSNBC el lunes por la mañana, en la que dijo que está frustrado por el debate sobre su aptitud física y los llamados para que se haga a un lado en la carrera por la Casa Blanca. “Cualquiera de estos tipos que no crea que debo presentarme, que se presente contra mí. Que anuncie su candidatura a presidente, que me desafíe en la convención”, dijo.
Biden también envió una carta a los legisladores de su partido en el Congreso el lunes, insistiendo en que está “firmemente comprometido a permanecer en esta carrera” y les pidió que se ponga fin al drama dentro del Partido Demócrata. La carta llega en medio de crecientes llamados desde dentro de su partido para que se haga a un lado después de su pobre desempeño en el debate contra Donald Trump.
“Créanme, sé mejor que nadie la responsabilidad y la carga que lleva el candidato de nuestro partido”, escribió Biden. “Puedo responder a todo esto diciendo clara e inequívocamente: no me postularía de nuevo si no creyera absolutamente que soy la mejor persona para derrotar a Donald Trump en 2024″.
Se esperaba que el lunes en la noche, los miembros de la Cámara de Representantes y el Senado sostuvieran debates serios en persona por primera vez desde que el vacilante desempeño de Biden en el frente a frente contra Trump del 27 de junio sacudiera la confianza de muchos demócratas en su candidatura, dijo The Washington Post. Un número significativo de legisladores demócratas han expresado dudas, pública y privadamente, de que el presidente pueda convencer a los votantes de que está a la altura del cargo y cumplir otro mandato.
“La cuestión de cómo seguir adelante ha sido bien ventilada durante más de una semana. Y es hora de que termine”, escribió Biden en su carta. “Tenemos un trabajo. Y es derrotar a Donald Trump. Tenemos 42 días para la convención demócrata y 119 días para las elecciones generales. Cualquier debilitamiento de la determinación o falta de claridad sobre la tarea que tenemos por delante solo ayuda a Trump y nos perjudica a nosotros”, insistió.
Según The New York Times, la promesa de Biden de permanecer en la carrera marca el inicio de lo que podría ser la semana más crucial de su presidencia, ya que enfrenta un apoyo cada vez menor de los legisladores demócratas y crecientes temores de una derrota a manos de Trump y sus seguidores en las elecciones de noviembre para la Casa Blanca y el Congreso.
En tanto, en un evento en Tampa, la esposa del mandatario, Jill Biden, volvió a esquivar las preguntas de los periodistas sobre lo que les diría a los demócratas que piden que su marido abandone la carrera, y sobre cómo se siente respecto del estado de la contienda. “¿Por qué me gritan? Me conocen. No me griten”, dijo, pero se negó a responder la consulta, consignó The New York Times.
Las preocupaciones sobre si Biden permanecerá en carrera no se limitan solo al Congreso, sino que también a los donantes del partido. Según el Times, algunos de los partidarios más destacados del partido en Wall Street pasaron el fin de semana festivo debatiendo qué hacer al respecto.
En este sentido, indicó el periódico, el grupo, que incluye a Larry Fink de BlackRock; Robert Rubin, exsecretario del Tesoro; Jon Gray de Blackstone; Peter Orszag de Lazard; Blair Effron de Centerview Partners; y Robert Wolf, exejecutivo de UBS y cercano a Barack Obama, habló con amigos, colegas y en algunos casos entre ellos sobre si seguir con Biden. En el caso de llegar a pedirle que renuncie, discutieron cuáles deberían ser sus próximos pasos.
Wall Street está adoptando un enfoque diferente al de Hollywood. Varios magnates de los medios de comunicación han pedido públicamente a Biden que se haga a un lado, entre ellos Reed Hastings, de Netflix; Barry Diller, de IAC; el director Rob Reiner; y la heredera de los medios de comunicación Abigail Disney, indicó el diario. Y añadió: “Pero el negocio financiero se basa en la idea de la discreción y muchos donantes quieren mantener su influencia dentro del Partido Demócrata”.
Por otro lado, desde el debate han crecido los rumores sobre la posible enfermedad de Biden, ya que diferentes médicos han señalado que tiene Parkinson. En este sentido, The New York Times reveló que el doctor Kevin Cannard, un neurólogo especializado en trastornos del movimiento que publicó recientemente un artículo sobre el Parkinson, visitó la Casa Blanca desde julio de 2023 hasta marzo de este año.
Basándose en los registros oficiales, las visitas más recientes, si las hubo, no se publicarán hasta más adelante, según la política de divulgación voluntaria de la Casa Blanca.
No quedó claro si el doctor Cannard estaba en la Casa Blanca para realizar consultas específicas sobre el presidente o si estaba allí para reuniones no relacionadas, dijo el diario.
La página de LinkedIn de doctor Cannard lo describe como un profesional que “apoya a la Unidad Médica de la Casa Blanca” hace más de 12 años. Su biografía en Doximity, un sitio web para profesionales de la salud, lo perfila como “consultor de neurología de la Unidad Médica de la Casa Blanca y médico del presidente” de 2012 a 2022, lo que incluiría las administraciones de los presidentes Barack Obama y Donald Trump.
Los registros de la administración Obama, cuando Biden era vicepresidente, muestran que el Cannard realizó 10 visitas en 2012, además de un recorrido familiar; cuatro visitas en 2013; y una en 2014. No se pudieron encontrar inmediatamente en línea los registros de 2015 o 2016. Trump rescindió la política de divulgación voluntaria de las visitas a la Casa Blanca de Obama, por lo que no hay registros disponibles de sus cuatro años en el cargo.
Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, dijo en su conferencia de prensa que el presidente se había reunido con un neurólogo tres veces durante su mandato, pero se negó a explicar por qué un experto en Parkinson había visitado la Casa Blanca ocho veces en ocho meses por “razones de seguridad”.
Cannard se reunió el 17 de enero con el doctor Kevin O’Connor, el médico de la Casa Blanca, así como con el doctor John Atwood, cardiólogo del Walter Reed, y otra persona a primera hora de la tarde en la clínica de la residencia de la Casa Blanca, según muestran los registros. Esa reunión se produjo un mes antes de que Biden se sometiera a su último chequeo físico anual en el Walter Reed, el 28 de febrero.
En una carta de seis páginas publicada después de ese chequeo, el doctor O’Connor informó que el equipo médico del presidente había realizado “un examen neurológico extremadamente detallado” que no había arrojado “ningún hallazgo que fuera compatible” con el Parkinson, un derrame cerebral u otros trastornos neurológicos centrales. O’Connor no dijo si el examen contenía pruebas comunes para evaluar el deterioro cognitivo o detectar signos de demencia que a menudo se recomiendan para los adultos mayores, indicó el periódico.
Cumbre de la OTAN
En medio de estos cuestionamientos sobre su salud, Biden deberá liderar la 75° cumbre de la OTAN en Washington y muchos demócratas están exigiendo una campaña para que el mandatario demuestre su liderazgo.
La reunión de tres días, que comenzará este martes, se planeó hace meses, pero llega en un momento inoportuno para Biden. Sus asesores han prometido un programa de campaña agresivo para la semana del 15 de julio, si no es demasiado tarde.
“El presidente estadounidense ha esperado que su liderazgo en la cumbre rescate su campaña contra Donald Trump en medio de preocupaciones sobre su edad y agudeza mental. En conversaciones privadas, algunos funcionarios y diplomáticos europeos han expresado su preocupación por sus ‘inestables’ apariciones públicas y por la alta probabilidad de un segundo mandato de Trump. Varios funcionarios extranjeros cuestionaron si Biden permanecería en la carrera durante la semana”, escribió el diario británico The Guardian.
“No se puede volver a meter al genio en la botella”, dijo al periódico un diplomático europeo ante las dudas sobre la edad de Biden. “Es uno de los grandes temas (en torno a la cumbre)”, aseguró.
Los funcionarios que normalmente se centran en la política de seguridad dijeron que prestarían mucha atención al comportamiento de Biden durante sus apariciones públicas en la cumbre de la OTAN, incluyendo un discurso en el Auditorio Mellon el martes y luego reuniones con los demás países miembros y socios el miércoles. Algunos expresaron confianza en su equipo, incluido Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, para gestionar grandes crisis, pero dijeron que la cuestión del futuro político de Biden había pasado factura.
Varios funcionarios extranjeros destacaron que la caída de Biden en las encuestas agravaría los problemas de la dura batalla de este año en el Congreso por los 60.800 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania y haría menos probable que la administración adopte medidas audaces.
“El problema de su edad se ha convertido en una preocupación importante… una distracción de otros asuntos reales (para la OTAN)”, indicó a The Guardian un funcionario europeo. Un empleado de la administración dijo a The Washington Post que la cumbre ha “pasado de ser un espectáculo orquestado a una de las reuniones más ansiosas de los tiempos modernos”.
Los funcionarios estadounidenses han insistido en que Biden tiene una mente aguda, especialmente en su manejo de cuestiones de seguridad nacional como la guerra rusa en Ucrania.
Por otro lado, la prensa estadounidense señaló que Biden y sus asesores han prometido que ofrecerá una conferencia de prensa en solitario con periodistas de la Casa Blanca, probablemente el jueves, al final de la cumbre de la OTAN. Si bien esas eran rutinas para los presidentes anteriores, Biden no ha tenido una (salvo cuando viaja al extranjero) desde noviembre de 2022. Su desempeño será analizado con lupa por los demócratas, que están ansiosos por evaluar si puede manejar el tipo de presión improvisada con la que luchó durante su debate con Trump.
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