Bolsonaro reemplaza emblemático programa social de Lula y apuesta a mejorar opciones de cara a elecciones de 2022
El mandatario puso fin a Bolsa Familia después de 18 años, para sustituirlo por Auxilio Brasil, que solo estaría vigente hasta después de las presidenciales de octubre próximo.
Después de 18 años de ser la única fuente de ingresos para millones de brasileños, Bolsa Familia llegó oficialmente a su fin el lunes pasado. El programa estrella con el que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva consiguió desde 2003 reducir la pobreza extrema, la inseguridad alimentaria y la desigualdad en el país, será reemplazado por otro bautizado como Auxilio Brasil, creado por el gobierno de Jair Bolsonaro, en el momento más bajo de su popularidad en lo que va de su mandato.
Bolsonaro tenía preparada para el 19 de octubre una de sus mayores ofensivas para apalancar sus posibilidades electorales en 2022. Pero el lanzamiento del programa Auxilio Brasil, una versión que absorbía y robustecía el exitoso Bolsa Familia, quedó postergado por turbulencias en el mercado financiero. Ese día, el mandatario se disponía a presentar en el Palacio de Planalto el pago de 400 reales mensuales -unos US$ 74- a cerca de 17 millones de brasileños hasta el final del año que viene, cuando a media hora del inicio se canceló la ceremonia.
“Estamos cerrando el texto. Pensábamos anunciarlo, pero no está definido”, dijo entonces João Roma, ministro de Ciudadanía, al dejar rápidamente el Congreso luego de una reunión con miembros de las dos cámaras. Roma dejó claro que la repentina postergación se debió a que quedó bajo la lupa la ingeniería para proporcionar los recursos adicionales, de casi US$ 5.500 millones.
Y es que el Auxilio Brasil significará una derrota para el ministro de Economía, Paulo Guedes, quien desde hace meses traba dentro del gobierno una pulseada para limitar la expansión de gastos. “El equipo económico decidió aceptar el impacto negativo para las cuentas públicas en nombre del éxito en las elecciones”, dijo al diario La Nación Mauricio Santoro, politólogo y profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
El mes pasado, la demanda de Bolsonaro de impulsar el gasto en año electoral y la maniobra para eludir la regla constitucional del techo de gasto hizo caer en picada la Bolsa de Valores, aumentar el dólar y los intereses y provocó una estampida en el equipo del ministro Guedes. Cuatro miembros de la cartera, incluidos el secretario especial de Hacienda y Presupuestos, Bruno Funchal, y el secretario del Tesoro Nacional, Jeferson Bittencourt, presentaron su dimisión tras la maniobra para esquivar el techo de gasto, indicó el diario Folha de Sao Paulo.
La nueva política de distribución de subsidios a los más pobres anunciada por Bolsonaro elevará el total de familias beneficiadas de los actuales 14,6 millones hasta 17 millones. La Bolsa Familia entrega actualmente un promedio de 190 reales (US$ 35) por mes y esa media aumentará a 228 reales (US$ 42), todavía por debajo del ingreso mensual para determinar la línea de pobreza medida por la Fundación Getulio Vargas.
Pero a fines de octubre, Bolsonaro debió dar una nueva marcha atrás en sus anuncios al confirmar que, aunque el aumento de 20% seguía en pie, el piso de los 400 reales por mes se implementaría recién a partir de diciembre. Sin el beneficio, millones de familias no tienen garantía de ingresos hasta que Auxilio Brasil esté completamente definido, informó el diario O Povo. Aún con las incertidumbres, el gobierno afirma que el pago comenzará este mes, el 17 de noviembre, ya con una revisión en los valores.
El jueves, el Congreso aprobó el proyecto de ley que redistribuye 9.300 millones de reales (US$ 1.722 millones) del presupuesto de Bolsa Familia al nuevo programa social del gobierno, Auxilio Brasil. Pese a los reajustes, el nuevo programa sólo estaría vigente hasta después de las elecciones presidenciales de octubre de 2022, lo que sume en la incertidumbre a 14,6 millones de familias.
Durante sus muchos años como diputado, Bolsonaro fue muy crítico con Bolsa Familia. Lo consideraba una máquina formidable de compra de votos. “Tenemos que acabar, hacer una transición (para terminar) con Bolsa Familia, porque, cada vez más a menudo, la gente pobre, ignorante, se convierte en un votante comprado por el Partido de los Trabajadores (PT)”, proclamó en 2011 en el Congreso, recuerda el diario El País.
Sin embargo, un estudio del Instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas de Brasil (IPEA) publicado en 2019 señaló que en el año 2017 las transferencias de Bolsa Familia sacaron a 3,4 millones de personas de la pobreza extrema y a otros 3,2 millones de la pobreza. Y de 2001 a 2015, el programa fue responsable de una reducción del 10% en la desigualdad en el país. IPEA también mostró que cada real invertido en el programa genera 1,78 reales en el PIB, creando un efecto beneficioso para el crecimiento del país.
Diversos especialistas también afirman que el programa -en casi dos décadas, con un gasto del 0,5% del PIB- tuvo efectos positivos en la salud y la educación, con una caída del 58% en la mortalidad infantil, un aumento en la asistencia escolar y, gracias a una mejora en la nutrición, en la estatura de los niños.
“Es una maravillosa inversión, la sociedad gana multiplicando lo que invierte con el programa”, escribía recientemente el economista y columnista de Folha de Sao Paulo Rodrigo Zeidan, tras enumerar estudios académicos que avalan esos logros.
Con 28 años y un hijo de dos, Rozenilda es un mar de dudas. “Me han contado que (la nueva ayuda) durará hasta 2022. Me genera inseguridad pensar que tal vez en 2022 ya no la recibamos”, explicó la mujer a El País desde João Alfredo, en el interior de Pernambuco. Ella destina los 170 reales mensuales (US$ 31) que recibe desde hace siete años por la Bolsa Familia a pagar las cuentas, como muchos en esa región pobre.
Además de la inseguridad que genera el cambio del programa social entre los beneficiarios, existen dudas sobre los beneficios electorales que Auxilio Brasil le pueda reportar a Bolsonaro. Según destacó ayer el diario Folha de Sao Paulo, el nuevo beneficio “apuntará de manera focalizada a buena parte de los votantes que hoy no quieren reelegir al presidente: los más pobres, los nordestinos y los desocupados”.
“Estos tres grandes grupos representan hasta la mitad de los votantes y se encuentran entre los que peor valoran al gobierno de Bolsonaro. En relación al presidente, ellos también expresan casi el triple de las intenciones de voto en su mayor adversario en 2022, el petista Luiz Inácio Lula da Silva”, agrega el periódico paulista.
Para Mauro Paulino, director general de la encuestadora Datafolha, si el nuevo Auxilio Brasil llega a 400 reales en 2022, debería influir en los votantes y podría marcar la diferencia. “Es probable que una parte importante de los votantes pasen por alto muchos de los aspectos negativos del gobierno de Bolsonaro a cambio de este beneficio”, dice Paulino. “Pero el potencial de recuperación debería ser menor que el de Lula después de la crisis del mensalão”, señala, en alusión a la crisis política sufrida por el gobierno brasileño en 2005 tras destaparse una red de sobornos a legisladores a cambio de apoyo político.
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