Carlos Meléndez, cientista político peruano: “El antifujimorismo sigue siendo un actor importante”
El académico de la Universidad Diego Portales conversó con La Tercera sobre la liberación del expresidente Alberto Fujimori.
Luego de que el Tribunal Constitucional de Perú ordenara la liberación del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), pese a que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) dictaminara lo contrario el año pasado, la polémica se volvió a encender en Perú.
En conversación con La Tercera, el analista peruano de la Universidad Diego Portales analiza esta situación.
¿Cómo evalúa el dictamen sobre la liberación de Alberto Fujimori?
Hay cuatro o cinco interpretaciones. Cada constitucionalista en el Perú te va a dar su propia interpretación. Lo que queda claro es que el Tribunal Constitucional tomó una decisión, la más arriesgada posible, la más decidida posible. O sea, este no tuvo reparos en las críticas que podían venir del lado de los sectores opositores al fujimorismo, como sí sucedió en anteriores oportunidades. Esta conformación del nuevo Tribunal Constitucional sí se atrevió a hacer lo que otras conformaciones no habían hecho.
¿Cree que con esto se haya desviado un poco la atención? Porque hasta la semana pasada, la noticia era el escándalo del Ministerio Público, con la fiscal nacional Patricia Benavides.
En el Perú hay tres campos de conflictividad política paralelos que van corriendo de manera simultánea. La crisis del sistema judicial, sin lugar a dudas, es donde está este proceso que la Junta Nacional de Justicia está haciendo a la fiscal de la Nación, que es donde se ha proporcionado evidencia de algunas faltas que pudo haber cometido uno de los asesores principales de la fiscal Patricia Benavides. Entonces, tienes ese problema corriendo por un lado. Por otro lado, tienes el problema de la estabilidad política del propio gobierno. Estamos en el mes en el que la Presidenta Dina Boluarte tiene un 9% de aprobación. Es la popularidad más baja de un presidente, con protestas sociales que se venían planificando justamente para este fin de semana que se celebra el aniversario de la caída de Pedro Castillo y la emergencia al poder de Dina Boluarte. Y tercero, un conflicto mucho más amplio y mucho más longevo entre sectores fujimoristas y sectores antifujimoristas. Entonces, no creo que uno viene a tapar el otro, sino que los tres van a diferentes ritmos, con diferentes frecuencias.
Sobre la figura de Alberto Fujimori en el país, ¿qué significado tiene para los peruanos su liberación?
Creo que en la comparación entre Perú y Chile, en este caso la figura de Fujimori va a asimilar a la de Pinochet. Jefes de gobierno, presidentes elegidos en el caso de Fujimori, pero en todo caso autoritarios que hacen grandes reformas de ajuste y reformas económicas fundamentales para el desarrollo de las naciones, pero cometiendo crímenes y violaciones a los derechos humanos. Entonces llega un momento en que algunos sectores hacen el balance, es decir, entre los beneficios económicos y los perjuicios sociales. Y en eso se basa el hecho de que todavía tanto Pinochet como Fujimori tengan seguidores. Por otro lado, otros sectores de la sociedad, en el balance que hacen son más importantes las vidas humanas. Y es por eso que existe un sector antifujimorista tanto obviamente como el antipinochetismo. La diferencia importante entre los sectores de defensa de los derechos humanos, es que en Chile son sectores de clase media, porque básicamente fue transversal la forma en que se violaron los derechos humanos en Chile. En el Perú, la mayor cantidad de víctimas fueron de los sectores populares, de los sectores más alejados y eso hace que el antifujimorismo tienda a no tener la resiliencia en el tiempo. Es decir, sigue siendo un actor importante, sigue siendo una oposición a todo lo que tenga que ver con la libertad de Fujimori.
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