Cumbre del G20 baja las tensiones entre Lula y Milei: confirman su primer encuentro en Río de Janeiro
La reunión de las principales economías del mundo podría servir como oportunidad para la primera reunión entre los mandatarios de Brasil y Argentina desde que el libertario asumiera la presidencia trasandina. De paso, funcionarios adelantan que ya están trabajando para aprovechar la instancia e intentar firmar el acuerdo Mercosur-Unión Europea.
Luego de meses evitándolo, todo indica que la próxima cumbre del G20 programada para noviembre de este año, con sede en Río de Janeiro, Brasil, será el lugar en que finalmente se vean las caras el anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, y su par de Argentina, Javier Milei.
Así lo confirmaron distintos medios del otro lado de la cordillera, quienes aseguraron que el presidente libertario envió, a través de la diplomacia argentina, una carta dirigida a Brasilia para confirmar su asistencia al evento que reúne a 20 naciones industrializadas y emergentes de todos los continentes para discutir sobre políticas de estabilidad financiera internacional, entre otras cosas.
De concretarse, los mandatarios de dos de las naciones más importantes a nivel económico en Sudamérica se encontrarían el 18 y 19 de noviembre próximo, instancia en la que también se podría sellar la firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea, atascado hace ya varios años.
Entre las frases destacadas de la misiva, detalló el periódico brasileño Folha de Sao Paulo, resalta que el economista que dirige a Argentina estaba dispuesto a “colaborar con la presidencia brasileña para el éxito de la reunión”.
La nueva postura dista de lo que se había visto hasta la fecha. Entre las teorías de la prensa internacional destaca la posibilidad de que, al tratarse de un foro económico al que asistirán el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su par chino, Xi Jinping, ha creído necesaria su presencia. Es más, medios argentinos destacaron que en Cancillería, dirigida por la economista Diana Mondino, están trabajando contrarreloj para lograr una reunión bilateral con cualquiera de los dos líderes.
Según el medio Infobae, Milei fue invitado personalmente por Lula da Silva al encuentro mundial, pero la Casa Rosada demoró en entregar una respuesta, lo que elevó las dudas de si el mandatario argentino finalmente asistiría al evento. Ámbito Financiero, medio trasandino especializado en economía, incluso afirmó que el atraso se debió precisamente a “las diferencias ideológicas entre ambos jefes de Estado”.
De todos modos, la prensa ha asegurado que la distancia entre ambas naciones se remite puntualmente a sus líderes, mas no al resto de las relaciones. Basta con observar la importancia financiera que tiene un país para el otro, y que, durante la administración Milei, “poco y nada” se ha visto afectado el mercado bilateral, aseguró el periódico La Nación.
En el lado más político, la Cancillería argentina se mantuvo todo el año en contacto con Itamaraty, sede de las Relaciones Exteriores de Brasil, para la organización de las reuniones de los comités técnicos que tiene el G20, detalló Infobae. Es más, Federico Pinedo, sherpa argentino ante el ente multilateral, es uno de los líderes del proceso que elabora el documento final a emitirse en la cumbre de noviembre próximo, y que será firmado por todos los jefes de Estado presentes.
Al mismo tiempo, son conocidos los encuentros entre la canciller Mondino y Mauro Vieira, su par brasileño. También se han reportado reuniones con Julio Vitelli, embajador de Lula en Buenos Aires.
Unos meses atrás, la situación parecía imposible. Una serie de tensos cruces de palabras, todos a través de medios de comunicación, presagiaban que una reunión no estaba en el plan de ninguno de los dos. Si bien se encontraron en una reunión del G9, en Italia, no se saludaron ni, menos, reunieron de forma privada. Meses antes, la prensa vecina incluso calificó de “huida” la ausencia de Milei en una reunión en Montevideo del Mercosur programada con mucha antelación.
Allí, el gobierno de Argentina, representado por Mondino, se opuso a debatir temas como género y desigualdad social, recordó Folha. El tópico provocó el último gran cruce entre ambas administraciones, donde Argentina se convirtió en el único país del G20 que se negó a apoyar una declaración sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres firmado esta semana en Río de Janeiro.
“La Presidencia Brasileña del G20, Igualdad de Género y Empoderamiento de la Reunión Ministerial de Mujeres, señala que todos los miembros del grupo, excepto Argentina, estuvieron de acuerdo con el contenido del siguiente texto”, recalcaron en el documento oficial los miembros del grupo.
Vanessa Dolce de Faria, alta representante para Temas de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño, cuestionó duramente la posición argentina en X, antes Twitter. “Cuando la extrema derecha avanza, las mujeres pierden. Argentina, único país del G20 que no se suma al consenso sobre igualdad de género. Presidencia Brasileña firme en su posición de que la igualdad no es negociable”, dijo en una inusual crítica en estos contextos.
“No es cierto que no apoyemos la igualdad de género. Es cierto que no se acompañó el documento por ciertos conceptos que no se compartían, como identificar las acciones de cuidado familiar como un trabajo e involucrar en el pago de ingresos al Estado”, fue la defensa emitida en ámbitos diplomáticos argentinos a Infobae. Uno de los puntos decisivos para la decisión fue el uso del concepto “derechos reproductivos, que es uno que el gobierno no quiere impulsar en el orden internacional”.
Pero el origen del pleito se remite a las duras palabras que el entonces candidato argentino por La Libertad Avanza profirió contra el mandatario brasileño. Fue en ese contexto en que tildó a Lula de “corrupto y comunista”, para luego volver a repetirlo. Meses más tarde, desde Itamaraty enviaron una petición formal a Buenos Aires exigiendo una disculpa, la que nunca llegó.
Ejemplos sobran. De hecho, Milei sí estuvo recientemente en Brasil, pero no para encontrarse con su par, sino que para asistir a un encuentro de la extrema derecha en Balneário Camboriú organizado por el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, aliado cercano del libertario argentino. Cuando este último fue proclamado jefe de gobierno, en diciembre pasado, Bolsonaro estuvo presente en el evento, no así Lula, quien consideró una ofensa el que su rival político tuviera un puesto reservado -y, como se pudo ver en la ocasión, principal- en la ceremonia de cambio de mando.
No es que la enemistad entre líderes de los dos países sea nueva. Basta con retroceder un par de años para encontrarse con la nula relación que hubo entre Jair Bolsonaro y el exmandatario argentino Alberto Fernández, ahora caído en desgracia por la acusación de violencia de género por parte de su expareja.
Tampoco es sencilla la relación de Milei con China. Pese a que en campaña negó que el Estado negociaría con el gigante asiático debido a su gobierno comunista, pareció dar dos pasos atrás y admitir la importancia de Beijing para la economía argentina.
De vuelta a la región, quizá uno de los hechos que ayudó a catalizar una relación al menos cordial entre Brasil y Argentina fue lo ocurrido en la embajada argentina en Caracas, Venezuela, donde se refugiaban opositores al líder del chavismo, Nicolás Maduro. Tras ser expulsados como misión diplomática del país caribeño, Brasil asumió la custodia de las dependencias trasandinas, lo que abrió un nuevo intercambio público entre ambos países, pero de agradecimientos.
¿Avanza Mercosur-UE?
Una de las políticas regionales más relevantes para la economía en el continente es el aplazado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, y la instancia emerge como uno de los momentos en que podría concretarse o, al menos, avanzar de manera importante.
Tanto funcionarios brasileños como argentinos se han mostrado abiertos a aprobar el acuerdo, y la reunión del G20 podría ser una oportunidad para estrechar lazos cruciales para lograrlo, aseguró Folha.
“Se está trabajando el tema. Después de la resistencia de algunos países europeos, es probable que se firme un documento para dar impulso a ese entendimiento y que al mismo tiempo acerque a las partes”, dijo a Clarín un funcionario de la Cancillería de Argentina.
Infobae consignó que “Buenos Aires y Brasilia aceleran hoy las gestiones para cerrar el pacto y firmarlo en noviembre”, e incluso se está sopesando la posibilidad de invitar a los presidentes de Paraguay, Uruguay y Bolivia, que no forman parte de G20, pero que podrían asistir para agilizar el trámite. De no ocurrir aquello, añadió el medio, se planteó firmar el acuerdo en la reunión de presidentes del Mercosur que se hará el 5 de diciembre en Montevideo.
Si se logra la firma de líderes nacionales en el marco del G20, quedaría un segundo paso que incluiría la ratificación del documento completo por parte de todos los Parlamentos nacionales.
Un detalle importante. Francia, uno de los mayores opositores al acuerdo debido a su condición de productor agrícola, perdió mucha fuerza debido al retroceso de la coalición de Emmanuel Macron en las últimas elecciones de la UE, donde la centro y la extrema derecha ascendieron en gran parte de los países. Y como en Francia no fue la excepción, la postura del gobierno centrista perdió mucha fuerza, ponderó Infobae.
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