Enfrentamientos entre opositores y seguidores de Evo provocan caos en Bolivia
En medio de un vacío de poder, el Ejército debió salir a las calles y las protestas se radicalizaban en todo el país, especialmente en La Paz y El Alto. En El Alto los manifestantes quemaron una estación de la policía, gritando consignas a favor de una "guerra civil". "Que desastre de país", se lamentaba un conductor.
Santa Cruz de la Sierra, el bastión de la oposición boliviana, amaneció hoy como una ciudad fantasma. Decenas de controles operados por opositores a Evo Morales fueron desplegados por toda la ciudad. Quienes se mantenían allí comprobaban la identidad de los ciudadanos movilizados en vehículos particulares. En el aeropuerto de la capital cruceña, decenas de personas se agolpaban frente a los televisores de los restaurantes para seguir la última hora de un país sumido en el caos.
"Qué desastre de país. Qué estamos haciendo", se lamentaba Roberto Navajas, un taxista, mientras miraba a la pantalla, e intentaba convencer a los pasajeros en tierra de conducirlos al centro de la ciudad. Eso sí, al doble de la tarifa usual, ya que el trayecto se extiende el triple de tiempo debido a los bloqueos.
La renuncia de Evo Morales, el domingo, después de que tanto las Fuerzas Armadas como la Policía exigieran su dimisión, mantenía bloqueada a Bolivia.
En La Paz, la situación era aún más tensa. El Ejército patrullaba las calles, después de que centenares de seguidores de Morales se enfrentaran a la policía en las calles de la ciudad y, sobre todo, en
El Alto, durante la noche anterior. En esa última localidad, considerada como un bastión oficialista, los manifestantes llegaron a quemar una estación policial, gritando consignas en favor de una guerra civil.
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Seguidores de Evo Morales se manifiestan en pleno centro de La Paz.[/caption]
Ciudadanos reportaban, a través de las redes sociales, decenas de heridos y al menos dos muertos en el sur de la capital. En tres semanas han muerto siete personas.
El Ejército patrulla las calles de La Paz y El Alto, desde la noche del lunes, cuando la policía se declaró incapaz de contener a los seguidores de Evo y pidió ayuda a los uniformados.
Las siempre frenéticas calles de los dos municipios eran, al final del día, prácticamente un desierto. En El Alto persistían las barricadas y bloqueos viales erigidos la noche anterior con piedras de grandes dimensiones, contenedores de basuras, o cadenas, pero no había nadie en ellos.
"¡La whipala se respeta!"
La situación comenzó a cambiar según iba avanzando la tarde, cuando comenzaron a formarse concentraciones de centenares de seguidores de Evo Morales, en las principales avenidas de la localidad. Portaban la whipala, la multicolor bandera que representa a los pueblos indígenas bolivianos.
"¡La whipala se respeta, carajo!", gritaban, después de que varios oficiales de las fuerzas del orden mostraron en redes sociales cómo se arrancaba ese símbolo, promocionado por el gobierno de
Evo, de sus uniformes, y de que fuese retirada de edificios públicos en algunas ciudades.
Los seguidores de Evo Morales denuncian un golpe de Estado, y están dispuestos a continuar en las calles del país. Esos manifestantes eran la avanzada, según los medios bolivianos, de una marcha mayor de campesinos que se dirigía a El Alto.
Los manifestantes marchaban mientras cazas del Ejército boliviano realizaban vuelos rasantes sobre ellos. Llegaron a bloquear, de nuevo, el aeropuerto Internacional de El Alto, que sirve también a La Paz.
Un contingente de ellos logró llegar a pocas cuadras de la Plaza Murillo, donde se encuentran las dependencias gubernamentales, lanzando consignas contra el excandidato presidencial Carlos Mesa y el líder opositor, Luis Fernando Camacho.
El lugar estaba, hasta esta tarde, controlado sólo por policías. Se habían producido altercados, aunque menores, en el trayecto a la plaza.
A pocas calles de allí, en la Asamblea Legislativa, los congresistas intentaban investir como presidenta interina a la opositora Jeanine Áñez, hasta ahora vicepresidenta del Senado boliviano.
Las movilizaciones de seguidores y opositores a Evo Morales se replicaban en todo el país. En Cochabamba, por ejemplo, grupos presuntamente oficialistas quemaron una estación de la policía.
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