Fondo Mundial para la Naturaleza denuncia que Unión Europea es el segundo responsable de la deforestación en Sudamérica tras China

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Mediante las importaciones de soja, de aceite de palma, carne de vacuno, madera, cacao y café, la UE contribuyó indirectamente a la desaparición de 203.000 hectáreas de bosques tropicales, convertidas en tierras agrícolas, según un comunicado de la organización ecologista internacional.


Las importaciones de la Unión Europea (UE) han contribuido en 2017 al 16% de la deforestación relacionada con el comercio internacional en el mundo, lo que la convierte en la segunda mayor responsable de “deforestación importada” después de China, denunció este miércoles un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

Mediante las importaciones de soja, de aceite de palma, carne de vacuno, madera, cacao y café, la UE contribuyó indirectamente en 2017 a la desaparición de 203.000 hectáreas de bosques tropicales, convertidas en tierras agrícolas, según la organización ecologista.

Esto equivale a 116 millones de toneladas de CO2, o sea, el total de las emisiones de gases de efecto invernadero de Bélgica ese año, precisa el informe, basado en un análisis de imágenes vía satélite y de estadísticas agrícolas y comerciales.

El comercio internacional de productos agrícolas provocó la eliminación de 1,3 millones de hectáreas de bosque tropical en 2017 y la emisión de 740 millones de toneladas de CO2, es decir el equivalente a una quinta parte de las emisiones de la UE ese año.

Las importaciones de China representan el 24% de esa deforestación. Por el contrario, el impacto fue mucho menor para las importaciones de India (9%), Estados Unidos (7%) y Japón (5%).

Entre 2005 y 2017 las ocho principales economías de la UE (Alemania, Italia, España, el Reino Unido, Holanda, Francia, Bélgica y Polonia) fueron responsables del 80% de la “deforestación importada” del bloque, aclara el informe.

“La deforestación tropical y la conversión de ecosistemas asociados a las importaciones son una medida cuantificable, y ya no se pueden ignorar”, insiste Michael Lathuillière, jefe del equipo de “cartografía de la cadena de suministro” en el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo.

Sus datos, en los que se basó el informe de WWF, establecen “vínculos claros entre el consumo de la UE, especialmente de soja y de carne de vacuno, y la desaparición no solo de los bosques, sino también de los humedales y pastizales en América del Sur”, insiste.

De hecho, en 2018, alrededor del 23% de las importaciones europeas de soja -destinadas esencialmente a la alimentación del ganado- vino de la sabana del Cerrado (Brasil/Paraguay/Bolivia), una de las regiones más amenazadas del continente, según WWF.

“Por ahora, la UE forma parte del problema, pero con la legislación apropiada podemos formar parte de la solución”, sostiene Anke Schulmeister-Oldenhove, directora de la oenegé para los bosques.

En octubre los eurodiputados votaron un informe que pide a la Comisión Europea más medidas contra la deforestación, reforzando la trazabilidad de los productos que puedan contribuir a ella y exigiendo que se tenga en cuenta en los acuerdos comerciales.

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