Incluso se habla de un paro: Aumento en el precio de las pastas desata crisis en Italia
Una queja oficial gatilló la conformación de una comisión de crisis por el alza en los precios de las pastas, las que aumentaron un 17,5% en el período interanual hasta marzo. Los consumidores exigen respuestas.
Podría sonar como una mala broma o una exageración, pero la realidad muestra que, cuando se trata de pastas, los italianos hablan en serio: les están trastocando una parte de su identidad. Este jueves, el gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni se vio obligado a convocar una reunión de crisis a cargo del ministro de Desarrollo Económico del país, Adolfo Urso, debido al aumento en un 17,5% en los valores del popular alimento en un margen interanual, hasta marzo pasado.
La cifra representa más del doble de la inflación en el resto de los productos consumidos en Italia, considerando que dicha cifra alcanzó el 8,1%, según el Banco Central Europeo. Pero, además, los valores del trigo han disminuido considerablemente en comparación al año pasado, cuando la guerra de Rusia en Ucrania elevó su precio considerablemente.
A tal punto llegó la crisis, que incluso se habla de un “paro de pastas” donde los consumidores no compraran durante 15 días. Situación dramática para el rubro, considerando que estudios sugieren que el 60% de la población consume pastas a diario, consignó The Washington Post.
Los grupos de consumidores denuncian un aumento que no se condice con la producción y distribución. Según el mismo medio, en casi todas las provincias del país se ha visto un aumento en el costo medio, superando los 2,2 dólares por kilo. En algunos casos, el salto ha sido de hasta más de un 50%, como pasó en la Toscana, donde hace un año el kilo costaba 1,50 dólares, mientras que ahora llega a 2,37 dólares.
Bien podría argumentarse que el cambio no es demasiado, pero según Fabio Parasecoli, profesor de estudios alimentarios de la Universidad de Nueva York, el problema es más bien simbólico, dijo a The Washington Post. La reacción del gobierno, cree el experto, demuestra el “valor simbólico, emocional y cultural que la pasta tiene para los italianos”.
Además, al tratar la situación como una crisis, la administración de Meloni podría estar intentando demostrar que está “interesada en la calidad de vida de los ciudadanos, aunque el impacto sea probablemente mucho menor que el de los aumentos de las facturas de la electricidad”, agregó al medio estadounidense.
Tras la reunión del jueves, las autoridades aseguraron que los precios disminuirán pronto, pero sus interlocutores no se mostraron tan optimistas. “Se espera en breve una reducción significativa del costo de la pasta y continuará el seguimiento para proteger a los consumidores”, dijo el garante Benedetto Mineo, quien presidió la comisión creada por el Decreto de Transparencia, detalló el periódico italiano la Repubblica.
Un informe citado por las autoridades señala que “el sistema de la Cámara de Comercio ha señalado que las últimas encuestas de precios ya muestran los primeros indicios, aunque débiles, de descenso de precios, señal de que el costo de la pasta puede descender significativamente en los próximos meses”.
Los valores encarecidos, sin embargo, podrían no deberse necesariamente a la avaricia de las empresas, dijo Michele Crippa, catedrático italiano de Ciencias Gastronómicas. “La pasta que está hoy en los estantes se produjo hace meses, cuando el trigo duro se compraba a precios elevados y los costos energéticos estaban en el punto álgido de la crisis”, explicó a The Washington Post.
La respuesta no es suficiente para quienes reclaman por los precios. Para la asociación de consumidores, la posible disminución gradual no es logro del gobierno. “Tras el récord registrado en abril de 2022, cuando el trigo duro de países extracomunitarios costaba 642,50 euros por tonelada, los precios han ido cayendo mes a mes y en abril de 2023 alcanzaron los 421,42 euros, un -34,4%, un tercio. El italiano está en 364,50 euros y ha caído un 28,3% en un año. En resumen, las excusas son insuficientes. Los precios deben caer”, aseguraron a la Repubblica.
Assoutenti, asociación sin ánimo de lucro para la protección de los consumidores, actividades de información, solidaridad social y protección de los derechos civiles, fue aún más allá cuando aseguró al periódico italiano que se espera “una fuerte caída de los precios de la pasta en breve, de lo contrario los consumidores se encargarán de dejarla en los estantes. Seguiremos la ley de la oferta y la demanda y no compraremos pasta durante 15 días”, sentenció la entidad.
El problema, además de cultural, es económico. Para fines del año pasado, cifras oficiales revelaron que la economía italiana se contrajo. En tanto, y según la perspectiva del Fondo Monetario Internacional, para este año se prevé que crezca solo un 0,7%, lo que posiciona al país europeo por debajo del 1,3% anunciado para las economías avanzadas.
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