Inseguridad, economía, salud y migración: los desafíos para la sucesora de AMLO
Estos temas aparecen como los grandes escollos a superar por la entrante administración de México, en donde los altos índices de violencia se sobreponen con un complejo panorama financiero, herencia de anteriores administraciones.
La llegada de un nuevo gobierno a México trae consigo certezas, pero también preguntas, especialmente acerca de los desafíos a los que esta se enfrentará. Esta deberá hacerse cargo la segunda potencia económica de Latinoamérica, y expertos ya coinciden en algunas de las principales preocupaciones a las que tendrán que atender.
El complejo escenario económico, con un crecimiento definido por el portal especializado Bloomberg como “mediocre”, se suma a otros problemas que arrastra desde hace años. Entre ellos, destaca la escalada de la violencia en el país, que no ha sido controlada durante varias administraciones, así como la preocupante deserción escolar y la migración hacia Estados Unidos, ya sea de ciudadanos propios o como paso de naciones del sur del continente.
Algunas se arrastran desde la actual administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y otras de las pasadas. Independiente de ello, serán casi 130 millones de ciudadanos a los que tendrá que responder desde el 1 de octubre de 2024, fecha en la que se desarrollará el cambio de mando.
Inseguridad y el narco
Quizá se trate del mayor tema a tratar por el nuevo gobierno. De hecho, así lo cree la mayoría de la gente, según una encuesta realizada por Ipsos durante este año. La firma detalló que, para el 55% de los encuestados, el crimen y la violencia son su mayor preocupación. En la comparación con 2023, “las preocupaciones para los mexicanos prácticamente se mantuvieron iguales, solo cambiaron de lugar”, lo que muestra una tendencia que se mantiene en el tiempo.
Otra encuesta, esta vez una realizada de forma anual por el Instituto Nacional de Estadística (INEGI), reveló que seis de cada 10 mexicanos consideran que la inseguridad es el principal problema del país, consignó la agencia Reuters.
Las cifras de muertos también respaldan dicha preocupación. Desde que el expresidente conservador Felipe Calderón (2006-2012) lanzó su ofensiva militar contra el narcotráfico en 2006 -recogida y ampliada por la saliente administración de AMLO-, ya se han acumulado más de 450.000 muertos.
El actual mandatario propuso una política llamada “abrazos, no balazos”, sin mostrar mayores resultados en la contención de los crímenes. Según el centro de análisis especializado InSight Crime, México supera el promedio de Latinoamérica respecto a los crímenes por cada 100.000 habitantes, alcanzando los 23.
El panorama no se ve alentador, dijo a Univisión Guillermo Valdés Castellanos, exmiembro del Consejo de Seguridad Nacional y del Gabinete de Seguridad Pública. “La herencia del presidente López Obrador en materia de seguridad es realmente preocupante puesto a que en su gobierno hubo un proceso paralelo. Por un lado, de empoderamiento de las organizaciones criminales, y, por otro lado, un debilitamiento de las instituciones del Estado responsables de la seguridad y la justicia”.
Y añadió: “Las capacidades del Estado se hicieron más débiles y las organizaciones criminales, más violentas, extendieron su control territorial y, además, ganaron mucho en términos de control político”.
Coincidió Alejandro Navarro Arredondo, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana y doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien dijo a CNN en Español que la inseguridad “no ha disminuido. Cada vez más territorios, más municipios y ciudades se encuentran bajo el dominio del narcotráfico, de la delincuencia organizada y pues ese sería uno de los principales pendientes: tratar de disminuir los índices de delictivos”.
Un estudio realizado por la firma AC Consultores, en junio de 2023, reveló que en el 81% de México existe presencia del crimen organizado, siendo el Cártel Jalisco Nueva Generación (28 estados) y el Cártel de Sinaloa (24) los que tienen mayor control del territorio considerando que son 32 el total de estados del país federal.
Repuntar la economía
Con un producto interno bruto de 1,81 billones de dólares, la economía mexicana se encumbra en el segundo lugar a nivel regional, solo superada por Brasil. Y si bien se ha visto golpeada por la desaceleración económica de Estados Unidos, la actual administración de AMLO no ha ayudado a cuidar las arcas, aseguró el medio local El Financiero.
Todo lo contrario, ha debilitado las riendas del erario en este sexenio al impulsar políticas públicas emblemáticas, que el mandatario defiende firmemente. Entre ellas están el Tren Maya, los programas de Pensiones para el Bienestar y los incrementos salariales.
En el análisis del citado periódico aluden a que, si bien esto ha impulsado el nivel de consumo y sostenido el crecimiento, al mismo tiempo ha colaborado con una inflación alta obstinada. Esto provocó que el Banco de México (Banxico) no haya podido reducir las tasas de interés de forma tan veloz como la que sus pares regionales sí han logrado.
Al respecto, Felipe Hernández, economista para América Latina de Bloomberg Economics, señaló a El Financiero que “el peso está fuerte en parte porque las tasas son demasiado altas. Las tasas son altas porque la inflación es alta y una de las razones por las que la inflación es alta es porque la política fiscal es expansiva en un año en el que la actividad ya está por encima del potencial”.
El especialista también añadió que, sobre todo esto, se sume una posible desaceleración cercana al 2% durante el primer año de la administración entrante. “Esto es lo que heredará el próximo gobierno”, detalló.
El sitio especializado Bloomberg fue más allá y tachó de “mediocre” el crecimiento económico de México, debido a que se ha mantenido en un 2% anual durante los últimos años. Tras superar las expectativas pronosticadas por analistas post reapertura del Covid, empezó a desacelerar nuevamente, en parte gracias a que uno de sus principales socios comerciales, Estados Unidos, también lo hizo en el área de la construcción, sumado a una baja en las exportaciones al país.
Salud y educación
Ambos tópicos, pilares de toda sociedad, también están dentro de los desafíos. Sobre salud, y de acuerdo con la Medición de la Pobreza 2022 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 50,4 millones de mexicanos no tenían acceso a los servicios de salud en ese año.
Pero una reciente promesa de AMLO solo puso la vara más alta. “Vamos a cumplir el compromiso de tener en septiembre el mejor sistema de salud pública del mundo: médicos generales, de lunes a domingo, en 11.000 centros de salud; especialistas en 635 hospitales; 100% de abasto de medicamentos, estudios, intervenciones quirúrgicas y todo de manera universal y gratuita”, dijo el 20 de mayo a través de redes sociales, a solo meses de entregar la banda presidencial.
Sergio Meneses, investigador en Ciencias de la Salud Pública, dijo a Univisión que el sector arrastra problemas desde su creación, hace 81 años. “El diseño del sistema de salud que tenemos es intrínsecamente discriminatorio y eso no lo podemos permitir”, explicó. “Quien sea el nuevo presidente va a encontrar este problema, que no es un nuevo, pero se ha agudizado la segmentación y fragmentación del sistema… hay una especie de segregación en salud”.
Respecto a la educación, las cifras son rojas. La organización “México, ¿cómo vamos?”, detalló que en 2022 hubo 25,1 millones de personas con rezago educativo, lo que se traduce en 2,8 millones más que en 2016, pandemia de por medio. Datos de la misma organización señalan que el 4,5 % de la población mexicana no sabe leer ni escribir, y entre la población indígena y la con discapacidad, la cifra se triplica.
“Es importante reconocer que la política social relacionada con la educación debe garantizar la inclusión de los grupos minoritarios para promover posibilidades de movilidad social y acceso a educación superior en igualdad de condiciones que el resto de la población”, dijo ONG México, según citó Univisión.
Un vecino complejo
Quien salga elegido como el presidente de Estados Unidos en noviembre de este año, tendrá impacto directo en la relación con México. No solo en el aspecto económico, sino también en el migratorio, la decisión de los estadounidenses causará repercusiones en ambas naciones.
México no solo tiene flujo migratorio directo hacia su vecino del norte, ahora también funciona como canal de paso para personas que viajan desde Centro y Sudamérica hacia la potencia dirigida actualmente por Joe Biden.
“Lo más difícil de todo, sin duda alguna de incorporar en EE.UU. y México, es la parte de la seguridad. Pero también tenemos esta parte de migración. Y lo bueno y lo malo de migración. Lo bueno es que los dos lados tenemos el incentivo de cooperar, tratar de limitar la migración (irregular) hoy día, porque la mayoría de la gente migrando no son mexicanos. La mayoría son centroamericanos, pero sobre todo, el grupo más grande hoy día son los no mexicanos, no centroamericanos”, dijo a Voz de América Pamela Starr, analista, profesora e investigadora especializada en América Latina del think tank Wilson Center.
Para la académica, la posibilidad de un nuevo mandato de Trump representa la “gran incógnita en la relación bilateral”. Su postura contra la migración -el expresidente ha prometido deportar una gran cantidad de mexicanos indocumentados, así como el endurecimiento de los requisitos de ingreso- llevan a Starr a plantear que tiene una “tendencia de no valorar la relación con México”.
Y añadió: “La relación va a ser mucho más compleja con un Trump que un Biden. Pero aun siendo un Joe Biden, la relación va a ser más compleja que en el pasado, porque los problemas son más grandes y más difíciles de resolver”.
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