Juan Carlos Vargas, observador electoral chileno: “En algunos casos, militares venezolanos ayudaron a obtener las copias de las actas”

Miembros de las Fuerzas Armadas montan guardia mientras la gente hace fila para registrarse para sufragar y actualizar sus centros de votación de cara a las elecciones presidenciales del 28 de julio, en Caracas, el 16 de abril de 2024. Foto: Reuters

El coordinador general de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia fue uno de los pocos chilenos que pudo ingresar a Venezuela con motivo de las presidenciales del 28 de julio. “He participado en 11 misiones de observación en la región y ninguna se compara en el contexto de represión a esta elección”, dijo a La Tercera.


Fue uno de los pocos observadores chilenos que logró ingresar a Caracas para ser testigo en terreno de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Y dice que, pese a haber participado en 11 misiones de observación en la región, incluida una previa en Venezuela, “ninguna se compara en el contexto de represión” observado tras los polémicos comicios que enfrentaron a Nicolás Maduro con el opositor Edmundo González. El testimonio corresponde a Juan Carlos Vargas, coordinador general de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia (Juventud LAC), quien conversó con La Tercera sobre su experiencia, los riesgos que vivió, así como de su visión sobre la encrucijada que enfrenta el régimen chavista.

“Yo alcancé a estar cerca de seis días en Caracas. Llegué el jueves (25 de julio), e ingresé sin ningún problema”, cuenta Vargas, quien consiguió la visa de ingreso a Venezuela durante su escala en Bogotá, antes de volar al aeropuerto de Maiquetía. “Obviamente, al ingresar hacían una fila antes de migración y ahí los militares, la policía, te sacaban fotos de tu pasaporte. En mi caso se fueron con mi pasaporte, cuando vuelven me dicen que los acompañe. Me sacaron de la fila y me dicen que puedo hacer migración”, relata.

Era la segunda vez que iba a Venezuela como observador electoral luego de su viaje en 2015. “En esa oportunidad fuimos con Patricio Walker, que era presidente del Senado, Felipe Kast, Juan Pablo Letelier. En ese tiempo era una delegación parlamentaria superamplia. Esta era la segunda oportunidad, pero no se compara en ningún caso con lo que fue la primera”, señala.

Vargas
Juan Carlos Vargas junto a la líder opositora venezolana, María Corina Machado, y el candidato presidencial Edmundo González.

Invitado por la líder opositora venezolana, María Corina Machado, y el candidato presidencial Edmundo González, Vargas integraba un grupo de seis observadores provenientes de Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina y España. Vargas relata uno de los primeros momentos críticos que le tocó enfrentar: “El día sábado ya tuvimos reuniones propiamente, un encuentro con ellos (Edmundo González y María Corina Machado). Teníamos que tener muchas medidas de seguridad, porque María Corina nos decía ‘de momento ustedes son los únicos seis’. De hecho, éramos siete. En la mañana del día sábado fueron a deportar al hotel a Víctor González, que era de (el partido de extrema derecha español) Vox, que había sido diputado”.

“En un momento nosotros pensamos que las deportaciones solo se hacían en el aeropuerto. Hasta ese día, el sábado, cuando fueron a detener a esta persona a su hotel. Ahí nos preocupamos un poco más, porque no solo te estaban deportando al llegar, sino que también te podían ir a buscar a tu hotel”, agregó.

¿La deportación del observador de Vox fue muy violenta?, ¿qué detalles tuvieron?

Lo que nos explicaron es que él dio declaraciones apenas ingresó al país, creo que venía en el mismo vuelo con la gente el Partido Popular (PP), entonces como que se les pasó, se concentraron en la delegación del PP, pero a él lo dejaron pasar. Al ingresar, lo tuvieron seis horas en el aeropuerto, lo desnudaron, le hackearon sus redes, le revisaron el celular completo y, de hecho, a muchos de los que estaban deportando desde el aeropuerto los forzaban, los afirmaban y les desbloqueaban el celular con la cara y así podían ingresar. Por ejemplo, hubo una asambleísta de Ecuador que grabó unos videos y la afirmaron para desbloquear el celular y le borraron todo el material que había grabado en el aeropuerto. Además, así confirmaban si realmente venías a eso o no.

Tras ese incidente, ¿qué actividades tuvieron con la oposición?

El sábado nos reunimos con diferentes organizaciones, tuvimos el contexto. Nos reunimos con los dirigentes de la Plataforma Unitaria Democrática, como Omar Barboza, Delsa Solórzano, y así con cada uno de los representantes de los partidos y en la tarde nos reunimos con María Corina y Edmundo González. Ahí nos pidieron que teníamos que resguardarnos, porque como éramos los únicos la idea era que lográsemos mantenernos hasta el domingo. Y fue bien de película en verdad el tema por las medidas de seguridad que tuvimos que tomar. He participado en 11 misiones de observación en la región, a Bolivia, Honduras, Guatemala, El Salvador, a Venezuela antes, y ninguna se compara en el contexto de represión a esta elección.

Un manifestante es detenido por la policía antidisturbios durante un bloqueo de carreteras contra los resultados electorales, en Caracas, el 29 de julio de 2024. Foto: Reuters

¿Y cómo lo hicieron para desplegarse en terreno?

Nosotros formalmente no pudimos ingresar a ningún local de votación, porque no nos permitían. Entonces lo que tuvimos que hacer fue básicamente recorrer locales de votación en Petare (Caracas), en diferentes zonas, pero por fuera de los locales, para poder conversar con la gente cuando se iba acercando o cuando iba saliendo del local. Y lo que sí pudimos constatar de primera fuente fue el tema de la alta participación, la cantidad de gente movilizándose, el ánimo, esa esperanza que había en muchas personas de que finalmente iba a ocurrir un cambio. Imagínate había gente haciendo filas desde la noche anterior para poder participar.

¿Y fueron testigos de denuncias de la oposición como las irregularidades en la transmisión de las actas electorales ya a media tarde del domingo?

Nosotros después regresamos al comando presidencial y ahí estuvimos con Delsa Solórzano, que era la testigo ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), en donde primero, por ejemplo, se les negaba el acceso a ellos. No podían ingresar al Consejo Nacional Electoral, siendo que estaban acreditados por ellos. Nosotros de esa parte sí pudimos participar y posteriormente del tema de cómo lograron resguardar las actas.

¿Tiene más detalles sobre este último tema?

Algunos dicen que son actas de la oposición, pero en verdad no son las actas de la oposición, son las actas que entregaba el Consejo Nacional Electoral a través de sus máquinas. Solo que ellos las resguardaron y se hizo el trabajo de poder respaldar o subirlas a este sistema que ha sido al final la única fuente de información, que es de parte de la gente. Hay relatos de gente que dice cómo las guardaban o cómo militares ayudaban a poder sacar algunas actas, porque en verdad yo creo que el régimen nunca esperó ese trabajo con las actas de resguardo. De lo contrario, básicamente no hubiesen permitido que se sacaran.

La líder opositora, María Corina Machado, y el candidato presidencial Edmundo González se dirigen a sus partidarios durante una manifestación en Caracas, el 30 de julio de 2024. Foto: Reuters

¿De verdad hubo ayuda de militares en algunos centros de votación para sacar las actas?

Sí, en algunos casos, militares ayudaron a obtener las copias. Lo que pasa es que la máquina cuando tú terminas de votar o se cierra el proceso hace que firmen en la pantalla cada uno de los integrantes de la mesa, digamos como nuestros vocales, y los testigos, que son como los apoderados nuestros. Una vez que firman, la máquina imprime una copia para cada uno de ellos, entonces se llevan tres copias para los integrantes de la mesa y dependiendo de la cantidad de candidatos acreditados con testigos se llevan cada uno una copia. Por lo tanto, por eso también es importante decir que en verdad el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) tiene esas actas, sus testigos las tienen, sólo que obviamente no les conviene mostrarlas, porque no están de acuerdo o no quieren mostrar las cifras reales de su derrota. Pero los testigos de mesa básicamente son los que hicieron esta batalla heroica y titánica de poder rescatarlas, guardarlas y subirlas a este sistema para mostrarle al mundo en verdad que ganaron.

¿Cómo se vivió esa noche tras las elecciones?

Esa noche, mientras se daban los resultados, primero la gente estaba con un ánimo muy grande de esperanza. Luego que dan los resultados, hay una frustración importante, aunque no perdían la esperanza. El fiscal anunció que a la mañana siguiente iban a dar una rueda de prensa donde denunciarían el tema de la injerencia extranjera en la elección. Y, por otro lado, se comenzó a militarizar la ciudad tipo medianoche. En mi caso, tuve que buscar una alternativa porque no podía regresar al lugar por el riesgo. El fiscal podía acusarnos de ser alguno de los seis extranjeros que estábamos desestabilizando, cosa que no ocurrió. Pero había que tomar los resguardos, porque con ellos no se sabe el final. En mi caso me fui a una casa de seguridad que me ofrecieron y ahí estuve resguardado un par de horas.

Un simpatizante sostiene un retrato del presidente venezolano Nicolás Maduro durante una marcha en Caracas, el 3 de agosto de 2024. Foto: Reuters

¿Pudo emprender el retorno a Chile al día siguiente de las elecciones?

Originalmente me iba el lunes. Yo me quedaba más días, pero tuve que cambiar el pasaje. Me voy el lunes al aeropuerto y estaba cortado el tránsito por las protestas. Intenté llegar por los dos caminos disponibles al aeropuerto, pero no pude salir, me tuve que regresar y logré un pasaje a Bogotá para el día siguiente. Llegué como seis o siete horas antes al aeropuerto por si había nuevas protestas, lo que no ocurrió en verdad ya que el camino estaba con muchos más policías para evitar probablemente que se lo volvieran a tomar.

¿Hay alguna otra cosa que quiera destacar de los días que estuviste en Venezuela como observador?

Yo creo que una de las cosas relevantes es que primero la gente tenía mucha esperanza, había un ánimo de cambio importante, pero también de terminar con el miedo, que era lo que paralizaba mucho. La gente salía a protestar, salía a manifestarse, apoyaban a María Corina o Edmundo, cuando les cortaban el tránsito, por ejemplo, para que no pasaran, la gente los iba a acompañar, los iban a buscar. Yo creo que esa movilización ciudadana no se veía hace muchos años. Ni siquiera en el 2015 cuando la oposición gana la Asamblea Nacional había este nivel de movilización. Entonces yo creo que eso fue importante, porque la gente se atrevió, se arriesgó y ahora lo que falta es que la comunidad internacional y los demás hagan su parte, porque, como decía María Corina ‘hay que votar, ganar y cobrar’, ganaron y ahora lo que necesitan es demostrar y necesitan el apoyo internacional. Y para eso Chile es clave en el sentido de que es un referente de la región.

¿Ve dispuesto a negociar a Maduro?

Complicado. De momento, el aislamiento internacional para ellos no genera mayor problema. No hay incentivos muy grandes para que él deje el poder. Porque al final es OK, se va él, pero qué pasa con el resto de la mafia que está involucrada en el narcotráfico, que está involucrada en los negocios, a dónde se van. Ese es el problema. Yo creo que sí están acorralados y, al final, lo que están haciendo es ganar tiempo. El problema es cómo va a actuar el resto de los países, que sí tienen hoy un incentivo diferente a elecciones anteriores, que es la crisis migratoria. Yo creo que es el único “incentivo” que tiene la región para involucrarse más en el proceso de cambio.

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