Las nueve horas en libertad de Lula
El expresidente brasileño y líder del Partido de los Trabajadores obtuvo un permiso especial para ser trasladado desde Curitiba a Sao Paulo y poder asistir al funeral de su nieto de siete años, quien falleció producto de meningitis.
"¡Lula libre!", "Lula guerrero del pueblo" y "Fuerza Lula" eran solo algunos de los gritos y consignas que coreaban las decenas de simpatizantes que llegaron hasta el cementerio de Sao Bernardo do Campo, el lugar donde después de 329 días tuvieron la oportunidad de ver físicamente al emblemático líder del Partido de los Trabajadores (PT) y expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
El 7 de abril de 2018, Lula, como es conocido popularmente, se entregó a la justicia para cumplir una pena de 12 años de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero en un caso vinculado al escándalo de la petrolera estatal Petrobras. Pero hoy, durante casi nueve horas y gracias a un permiso especial, se le concedió por primera vez la libertad para despedir a su nieto, quien alcanzó a visitar dos veces a su abuelo en la sede de la Policía Federal (PF) el año pasado.
Vistiendo un traje oscuro, sin corbata y con el pelo totalmente blanco, Lula subió a las 7.00 (hora local) a un helicóptero en las dependencias de la PF de Curitiba, donde cumple condena, para ser trasladado al aeropuerto de Bacacheri. Minutos más tarde abordó un avión de la gobernación de Paraná y dio inicio a la que, sin duda, sería una de sus jornadas más difíciles desde que ingresó a prisión.
El día viernes, en un hospital de Sao Paulo, Arthur Araujo da Silva, uno de los seis nietos del exmandatario, de tan solo siete años, murió producto de una meningitis. El hijo de Marlene Araújo y de Sandro Luis Lula da Silva, hijo del expresidente y de la exprimera dama Marisa Leticia, fallecida en febrero de 2017, no sobrevivió a la infección generalizada que afectó su sistema nervioso.
El fallecimiento derivó en que de manera inédita la justicia aceptara un pedido de la defensa del político para dejar momentáneamente la cárcel y asistir al funeral. La misma solicitud le había sido denegada en enero, tras la muerte de su hermano mayor, Genival "Vavá" da Silva, por "problemas logísticos". Lula quería asistir al entierro de su hermano, pero la ley solo le concedió una reunión familiar después de que el cuerpo de Vavá fue sepultado.
El inevitable mitin político
Bajo la escolta de funcionarios de la PF, el petista llegó a las 11.00 hasta el cementerio Jardim da Colina e ingresó por una entrada alternativa, intentando evitar las aglomeraciones de seguidores y detractores que estaban reunidos en el recinto.
Así, durante dos horas Lula compartió su dolor con amigos y familiares, quienes eran los únicos autorizados para entrar a la capilla donde fue cremado el cuerpo de Arthur, el mismo donde ocurrió la cremación de Marisa Leticia en 2017. Alrededor de un pequeño ataúd blanco con algunos juguetes, una pelota de fútbol y muchas flores, se aglomeraron por unos minutos varios de los asistentes. También estaban miembros emblemáticos del PT, como la expresidenta Dilma Rousseff, el excandidato presidencial Fernando Haddad y la actual cabeza del partido, Gleisi Hoffmann, entre muchos otros. Pero no solo eso, el mismo Nicolás Maduro envió una corona de flores como condolencia para el líder brasileño.
Según datos revelados por Folha, Lula "lloró compulsivamente al entrar y, tras las palabras de un sacerdote y dos pastores metodistas, discutía y rabiaba al lado del cuerpo del niño". Además, de acuerdo al mismo medio, el expresidente afirmó que tomaría el "diploma de inocencia" de Arthur, quien según sus propios dichos sufrió de bullying en el colegio por ser su nieto, asegurando que probaría su inocencia.
Pero no solo eso, durante el funeral, Lula, quien pudo circular solo por la sala donde estaba el ataúd, señaló que no es natural que un menor muera antes que sus abuelos y se refirió a él mismo como una persona que "está haciendo tiempo extra". Miembros de la PF prohibieron el registro de imágenes, audios y videos durante el velatorio.
En todo momento la agenda de Lula se manejó bajo completo hermetismo, las autoridades querían evitar a toda costa que se formaran grandes manifestaciones tanto a favor como en contra de la figura del PT. De esta manera, con más de 10 vehículos de la Policía Militar aguardando el recinto, a las 13.00 el exmandatario dejó el lugar y partió hasta el aeropuerto de Congonhas, para luego ser trasladado hasta la sede de la Policía Federal, donde aterrizo a las 15.45 para seguir cumpliendo su pena, en el marco de ocho causas, incluidas dos por las que fue condenado, vinculadas todas a diferentes asuntos de corrupción.
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