Las razones de Mongolia para no cumplir con la orden de arresto de la CPI en contra de Putin durante su visita al país

Putin visita Mongolia
El Presidente ruso, Vladimir Putin, y su par de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, asisten a una conferencia de prensa conjunta en Ulán Bator, el 3 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

Con 3,3 millones de habitantes, Mongolia se encuentra en una posición geográfica compleja, sin salida al mar, entre las superpotencias Rusia y China. Además, importa el 95% de sus productos derivados del petróleo y más del 20% de su electricidad de sus países vecinos.


Ignorando los llamados de arresto en su contra por presuntos crímenes de guerra, el presidente ruso, Vladimir Putin, recibió el martes una bienvenida con alfombra roja en Mongolia, en lo que se trató del primer viaje del líder del Kremlin a un país miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) desde que emitió la orden internacional, en marzo de 2023.

Antes de su visita, Kiev instó a Mongolia a entregar a Putin al tribunal en La Haya, pero finalmente no ocurrió. La CPI ha acusado al mandatario ruso de ser responsable de los secuestros de niños en Ucrania. Los países miembros están obligados a detener a los sospechosos si se ha emitido una orden de arresto, pero el régimen de Ulán Bator necesita mantener sus vínculos con Rusia, y el tribunal carece de un mecanismo para hacer cumplir sus órdenes.

El líder ruso fue recibido en la plaza principal de Ulán Bator, la capital, por una guardia de honor vestida con uniformes de color rojo y azul intenso inspirados en los de la guardia personal del gobernante del siglo XIII Genghis Khan, el fundador del Imperio mongol.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su par de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, asisten a una ceremonia oficial de bienvenida en Ulán Bator, el 3 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

Una multitud observó desde detrás de barreras temporales cómo Putin y el presidente mongol, Ukhnaagiin Khurelsukh, subían los escalones alfombrados de rojo del Palacio de Gobierno y se inclinaban ante una estatua de Genghis Khan antes de entrar al edificio para sus reuniones, escribió la agencia The Associated Press.

Un pequeño grupo de manifestantes que intentó desplegar una bandera ucraniana antes de la ceremonia fue detenido por la policía. Otros cinco manifestantes que se habían reunido a pocas cuadras al oeste de la plaza alzaron una pancarta contra Putin y una bandera ucraniana, pero se dispersaron al enterarse de los arrestos.

“Disculpas a todos, tenemos las manos atadas”, fue la respuesta que envió Mongolia al portal estadounidense Politico que consultó sobre la no ejecución de la orden internacional de la CPI. En una declaración a ese medio, un portavoz del gobierno de Mongolia dijo que el país se encuentra en una posición de dependencia energética, lo que hace difícil poner a Putin bajo la orden de arresto de la CPI por crímenes de guerra en Ucrania.

Mongolia importa el 95% de sus productos derivados del petróleo y más del 20% de su electricidad de nuestros países vecinos, que anteriormente habían sufrido interrupciones por razones técnicas. Este suministro es fundamental para garantizar nuestra existencia y la de nuestro pueblo”, afirmó el portavoz.

“Mongolia siempre ha mantenido una política de neutralidad en todas sus relaciones diplomáticas, como lo demuestran nuestras declaraciones hasta la fecha”, añadió.

Mongolia, de 3,3 millones de habitantes, se encuentra en una posición geográfica compleja, sin salida al mar, entre las superpotencias Rusia y China. Ha caminado por la cuerda floja diplomática para evitar alienar a cualquiera de sus vecinos con los que tiene amplios lazos históricos y económicos. La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia no ha cambiado ese cálculo para el gobierno de Ulán Bator, escribió The Associated Press.

Un manifestante sostiene una bandera ucraniana frente al Palacio de Gobierno para protestar contra la visita de Vladimir Putin a Mongolia, en la plaza Sukhbaatar en Ulán Bator, el 2 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

Como parte del encuentro bilateral, ambos países firmaron acuerdos para diseñar y estudiar la viabilidad de modernizar una central eléctrica en Ulán Bator y garantizar el suministro de combustible ruso para la aviación a Mongolia. Otro acuerdo incluía un estudio medioambiental de un río en el que Mongolia quiere construir una central hidroeléctrica que, según Rusia, contaminaría el lago Baikal en el lado ruso. Putin también esbozó los planes para desarrollar el sistema ferroviario entre los países.

Putin invitó al presidente de Mongolia a asistir a una cumbre de los países BRICS (un grupo que incluye a Rusia y China, entre otros) en la ciudad rusa de Kazán a fines de octubre. Khurelsukh aceptó, según la agencia de noticias estatal rusa RIA Novosti.

El lunes, la UE dijo que había compartido con las autoridades mongolas su preocupación de que la orden de arresto de la CPI podría no ejecutarse.

Mongolia, como todos los demás países, tiene derecho a desarrollar sus vínculos internacionales según sus propios intereses”, afirmó la portavoz de la Comisión Europea, Nabila Massrali, pero añadió que Mongolia es parte de la CPI desde 2002, “con las obligaciones jurídicas que ello implica”.

Dada la dependencia de Mongolia de Rusia y China en materia de comercio, energía y seguridad, era casi imposible esperar que sus autoridades detuvieran a Putin, dijo a The Associated Press Sam Greene, director de resiliencia democrática del Centro de Análisis de Políticas Europeas.

“El motivo principal de este viaje habrá sido demostrar que Putin puede viajar ahora mismo”, explicó.

Pero, añadió Greene, la orden aún estrecha el círculo de posibilidades para Putin, obligando a “cualquier gobierno que esté pensando en recibirlo a considerar las consecuencias políticas nacionales e internacionales de ello de una manera que antes no habrían tenido que hacerlo”.

El presidente ruso, Vladimir Putin, estrecha la mano de su par de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, durante una reunión en Ulán Bator, el 3 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

“Mongolia será procesada con toda seguridad por la Corte Penal Internacional por violar su deber de cooperación”, afirmó a la agencia Tamás Hoffmann, investigador principal del Instituto de Estudios Jurídicos.

“La CPI podría entonces decidir remitir el caso a la Asamblea de las Partes, que podría condenar la violación de Mongolia en virtud de un llamado procedimiento de incumplimiento. Sin embargo, no hay consecuencias graves, como sanciones, para el país infractor”, afirmó Hoffmann.

La semana pasada, la CPI dijo que todos sus miembros tenían la “obligación” de detener a las personas buscadas por el tribunal. Sin embargo, en la práctica, es poco lo que se puede hacer si Mongolia no cumple. “El presidente Putin es un fugitivo de la justicia”, dijo a The Guardian, Altantuya Batdorj, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Mongolia. “Cualquier viaje a un Estado miembro de la CPI que no termine en un arresto alentará la actual línea de acción del presidente Putin y debe verse como parte de un esfuerzo estratégico para socavar el trabajo de la CPI”.

En 2015, Sudáfrica no logró detener al presidente sudanés Omar al-Bashir, buscado por crímenes contra la humanidad, incluido genocidio, durante una visita al país. Dos años después, la CPI determinó que el país no había cumplido con sus obligaciones. Sin embargo, no remitió el caso al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para su censura.

Batdorj declaró: “Proteger a un fugitivo de la justicia internacional no sólo supondría obstruir la justicia. Si Mongolia proporciona un refugio, aunque sea temporal, al presidente Putin, se convertirá en la práctica en cómplice de la impunidad para algunos de los delitos más graves contemplados por el derecho internacional”.

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