Los desafíos de Lacalle Pou en el regreso de la derecha a Uruguay
El gobierno entrante ha definido sus lineamientos por medio de un paquete de reformas que pretenden reavivar la economía y combatir la inseguridad.
Luego de 15 años de gobiernos de centro izquierda con la coalición del Frente Amplio a la cabeza, Uruguay observó hoy el regreso de la derecha en el Palacio Estévez, con la investidura de Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional (blanco).
La colectividad se impuso en un reñido balotaje en noviembre frente al candidato oficialista, Daniel Martínez. Para lograrlo, se vio en la necesidad de unir a la oposición en lo que llama una Coalición Multicolor: junto con su partido, el Partido Colorado, Cabildo Abierto y el Independiente, todos de centro o derecha. Esta alianza posee mayoría en ambas cámaras: 17 de 30 senadores y 56 de 99 diputados.
Según indican los expertos, el apoyo hacia el nuevo Presidente proviene tanto de sus votantes como de parte de muchos de quienes no votaron por él. Como indicó Agustín Iturralde, el director académico del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), esto es una “carta de crédito” que están ofreciendo los ciudadanos a Lacalle Pou, debido a que están a la espera de lo que pueda proponer. Especialmente el paquete de leyes “Ómnibus”, un ambicioso plan de reformas que definirá el eje programático del mandatario para su período que finaliza en 2025.
Dentro de las propuestas se pretende abarcar tres temas de preocupación popular, y que fueron centrales en la campaña de Lacalle Pou: aumento en la seguridad, reactivación económica y reforma educativa.
El deterioro en la seguridad es evidente: Uruguay pasó de ser uno de los países más pacíficos de América Latina a estar dentro de los cuatro primeros lugares en tasa de homicidios, además de 30.000 casos de robo con violencia en 2019. “La gente espera una propuesta muy concreta, también hay un problema de narcotráfico incipiente, de algunos barrios donde el Estado está empezando a tener algunos problemas”, señaló Iturralde a La Tercera.
Promesas de austeridad
La economía ha sido otro de los puntos flojos. Esto luego de dos años con tasas de crecimiento cercanas al 2% sumados a un déficit fiscal que crece. En campaña, el Presidente prometió combatir el déficit con una política de austeridad, que corresponderían a US$ 800 millones. Según Gabriel Oddone, investigador del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), una de las razones por las que Lacalle Pou ganó las elecciones fue precisamente debido a sus promesas de reactivación, frente al pobre rendimiento económico del Frente Amplio.
“El gobierno actual tiene que plantearse una estrategia fiscal agresiva, lo que incluye una reforma de la seguridad social”, afirma Oddone, y agrega que posiblemente Lacalle Pou deberá aplicar medidas impopulares como una nueva tasa de reemplazo y una nueva edad de retiro en pensiones. “Pero en campaña aclaró que la austeridad iba a venir por el lado del gasto, cuidando el tema de la educación y las políticas sociales”, agregó Iturralde.
La llegada de Lacalle Pou al gobierno representa un cambio profundo en uno de los pocos países de la región que no había mantenido una postura crítica hacia el gobierno de Nicolás Maduro. “Ahora, Uruguay estará más alineado con posturas como las chilenas o brasileñas”, dice Esteban Leonís, biógrafo del Presidente. Aun así, Lacalle Pou ya afirmó que no va a reconocer a Juan Guaidó como mandatario del país caribeño.
Un gesto fuerte, de todas maneras, ya se realizó en la ceremonia de hoy en Montevideo, a la cual Nicolás Maduro y su par cubano Miguel Díaz-Canel no fueron invitados. “Lacalle Pou decidió él mismo no invitarlos a su asunción, porque él considera que esos dos países tienen dictaduras y él no apaña dictaduras. Por lo tanto, no los invita al cambio de mando”, explicó Leonís.
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