La detención del líder separatista catalán, Carles Puigdemont, ayer, al entrar a Alemania en auto desde la frontera con Dinamarca, solo dificulta aún más la situación catalana. El reloj corre, el tiempo se agota y las cosas se complejizan. Queda poco menos de dos meses para que finalice el plazo para encontrar mayorías que permitan investir a un Presidente del gobierno de Cataluña, hasta el 22 de mayo.

El viernes, el mismo juez del Tribunal Supremo que reactivó la euroorden de arresto contra Puigdemont, Pablo Llarena, también procesó por delito de rebelión a trece políticos implicados en el proceso independentista de Cataluña, como el ex candidato para la presidencia de Cataluña, Jordi Turull, la ex presidenta del Parlamento regional Carme Forcadell, el ex responsable de Exteriores Raúl Romeva, y cinco consejeros más del gabinete, así como los líderes de las dos principales organizaciones sociales que apoyaron la declaración de independencia. El delito de rebelión está contemplado en la justicia española con una pena de 25 a 30 años de prisión.

La situación se complejiza aún más debido al clamor de la ciudadanía en las calles, que reclaman la libertad de los presos políticos. Ayer, las manifestaciones movilizaron a una multitud que desfilaba con las tradicionales banderas independentistas, y posteriormente terminaron en fuertes altercados con los Mossos d'Esquadra, la policía catalana, que dejaron 52 heridos.

Pero el escenario futuro se divide en tres posibilidades: la propuesta de un nuevo candidato independentista, puesto que éstos ganaron las elecciones del 21 de diciembre, la investidura como sea de Puigdemont o nuevas elecciones.

Las dos primeras opciones se ven difíciles, puesto que se estaría optando por un plan D luego de que el Tribunal Constitucional le negara la posibilidad a Puigdemont de una investidura a distancia; Jordi Sànchez, el plan B, estaba encarcelado y no tuvo el permiso del Tribunal Supremo para acudir al Parlament; el plan C con Jordi Turull, tampoco fue posible y fue enviado a prisión.

La búsqueda de otro candidato complica a los soberanistas, puesto que el partido antisistema CUP, con cuatro diputados, se abstuvieron de votar la semana pasada por Turull, por no tener un "discurso republicano". El dirigente de la CUP, Carles Riera manifestó que esperan que el próximo candidato tenga un programa "que cumpla con la voluntad del referéndum del 1 de octubre y de las elecciones del 21-D". La apuesta de la CUP sigue siendo investir a Carles Puigdemont. Sin embargo, el ex presidente catalán -y todos los otros líderes del proceso- hoy se enfrentan a la justicia española. La CUP ayer se ofreció a incorporarse a la Mesa del Parlament para facilitar la investidura del líder de JxCat, Carles Puigdemont, como respuesta a su detención en Alemania. "Consideramos que la situación es grave y que es necesario fortalecer la legitimidad del presidente", expresaron en Twitter.

Ante el posible escenario de la búsqueda de un nuevo candidato los partidos independentistas JxCat y ERC podrían prescindir de los votos de la CUP si cuentan con los dos que faltan de Carles Puigdemont y Antoni Comín, ambos en el extranjero, sin voto delegado, por lo que deberían renunciar a sus escaños para que los dos grandes partidos soberanistas puedan contar con esos votos a su favor. Ambos han manifestado que no pretenden dejar el acta de diputados, sin embargo, queda por ver si lo sucedido ayer cambiará su decisión.

Si Cataluña llega al 22 de mayo sin Presidente, las fechas que se barajan para unas eventuales elecciones serían entre el 15 y el 20 de julio, según ha manifestado el Presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. En tanto, el presidente del Parlament, Roger Torrent, anunció que hoy activará formalmente los primeros contactos con partidos, sindicatos y entidades para articular un "frente común por los derechos y libertades", para "salvar la democracia".