Los estudiantes se suman a la ola contra Macron
Los secundarios apoyan públicamente las demandas de los "chalecos amarillos". Una encuesta reveló que el 59% no se sintió convencido por los anuncios del Presidente el lunes.
Los anuncios del Presidente Emmanuel Macron, que fueron vistos el lunes por cerca de 23 millones de personas y que buscaban calmar la tensión de las últimas semanas a raíz de las manifestaciones de los "chalecos amarillos", no lograron convencer a la mayoría de los franceses.
Una encuesta realizada por Odoxa para el diario Le Figaro y Franceinfo reveló hoy que el jefe de Estado no convenció al 59% de los ciudadanos. Sin embargo, por separado, las propuestas sí encontraron respaldo en la sociedad francesa. Así, el 61% se mostró satisfecho respecto al anuncio sobre el aumento salarial de 100 euros por mes en 2019, por ejemplo.
Macron decretó el lunes un estado de urgencia económico y social, por la crisis a la que se ha enfrentado su gobierno durante las últimas semanas, protagonizada por los "chalecos amarillos", quienes en una primera instancia reclamaban contra el alza al impuesto de los carburantes. No obstante, las reivindicaciones se ampliaron, al igual que su apoyo. Por eso, el mandatario tuvo que romper su hermetismo y declarar un "mea culpa inédito", acompañado de medidas concretas.
Además del aumento salarial, el jefe de Estado comunicó una suspensión del aumento al impuesto de la Contribución Social General, que financia la seguridad social, para los pensionados que ganen menos de 2.000 euros. También señaló que las horas extraordinarias serán pagadas sin cargos ni impuestos para las empresas, y pidió una prima de fin de año, también exenta de cargos, a lo empleadores "que puedan".
Sin embargo, respecto a otras demandas, como el restablecimiento del Impuesto Sobre la Fortuna, Macron no cedió. Eso sí, prometió que haría partícipes del "esfuerzo" a los grandes empresarios. Macron sostuvo hoy un encuentro con representantes del sector bancario, con quienes acordó una serie de medidas destinadas a mejorar el poder adquisitivo de los franceses.
El Presidente francés también habló el lunes de un gran debate nacional para realizar una reforma estatal. El primer ministro, Edouard Philippe, quien explicó hoy las medidas ante los diputados, señaló que este debate será "ambicioso por su propósito". "Organizarlo a nivel nacional será un ejercicio difícil de implementar", dijo Philippe y aclaró que durará "tres o cuatro meses".
El buen recibimiento de algunas medidas, como el aumento salarial, y que en su totalidad podrían costar entre 8.000 y 10.000 millones de euros, no ayudó a desarticular al movimiento que ya convocó a su quinta manifestación para este sábado, pero sí a bajar los apoyos. El mismo sondeo de Odoxa mostró que el 54% de los franceses cree que las protestas de los "chalecos amarillos" deben continuar, 12 puntos menos respecto a una encuesta del pasado 22 de noviembre.
Apoyo estudiantil
Pero si los "chalecos amarillos" pierden fuerza entre una parte de la población, los estudiantes salieron hoy a darles un fuerte respaldo. Se trata de la segunda semana de protestas de este sector, que hoy registró 450 instituciones con alteraciones y 60 bloqueadas.
La Unión Nacional de Escuelas Secundarias (UNL) pidió un "martes negro" en las escuelas. Esta asociación señaló que lamenta el "error" de Macron en su discurso del lunes y reclamó que el jefe de Estado "no anunció nada sobre educación".
En un comunicado firmado por tres organizaciones estudiantiles, los secundarios exigen reunirse con el primer ministro en los "próximo días" e hicieron un llamado a la movilización. En el texto, además, expresaron su apoyo a los "chalecos amarillos", particularmente en temas como la pérdida del poder adquisitivo. "¡Mismo Macron, misma lucha!", gritaron.
Los estudiantes rechazan la política educativa del gobierno francés, especialmente la ley de orientación y éxito de los estudiantes, que entre otras cosas cambia el sistema de acceso a las universidades, eliminando el sorteo e instaurando una "selección". También reclaman por la reforma al baccalauréat, la prueba que permite el ingreso a las universidades. Y están en contra del Servicio Nacional Universal, que supone un mes de servicio cívico obligatorio para los jóvenes de 16 años.
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