Los ilegales: la maquinaria de espionaje de Putin

Vladimir Putin y espías rusos
El Presidente Putin al fondo, los espías Anna y Artem Dultsev junto a sus hijos tras llegar a Moscú desde Ankara. Foto: Archivo

El programa, que ha sido revitalizado por Putin, consiste en hacer pasar a los espías por ciudadanos privados, en lugar de diplomáticos. Un ejemplo de ello es lo ocurrido con la familia Dultsev que fue atrapada en Eslovenia.


Tal como si fuera sacado de un episodio de la serie estadounidense The Americans -que retrataba la vida de unos espías soviéticos en Estados Unidos- María Rosa Mayer Muños y su esposo Ludwig Gisch le contaron a sus hijos Sofia, de once, y Daniel, de ocho, mientras viajaban a Moscú que en realidad no eran argentinos como creían, sino que rusos y que viajaban hasta Moscú el jueves de la semana pasada, como parte de un intercambio de espías entre Rusia y Occidente.

La hija y el hijo de Anna y Artem Dultsev siempre creyeron que eran argentinos, dijo a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. Su madre derramó lágrimas cuando el President ruso, Vladimir Putin les entregó a ella y a Sofía grandes ramos de flores, al tiempo que saludó a la niña en español.

“Los hijos de los agentes secretos que llegaron aquí ayer se enteraron de que eran rusos sólo después de que el avión despegó de Ankara”, dijo Peskov. “Hasta entonces no sabían que eran rusos ni tenían relación con nuestro país”.

Rusia hizo hincapié en la supuesta ignorancia de los niños como símbolo del compromiso de sus padres con su país.

Según Peskov, a los niños se les ocultó tan completamente la verdadera historia de su familia que ni siquiera reconocieron al líder ruso al llegar a Moscú. “Así es como trabajan los agentes encubiertos y los sacrificios que hacen por su trabajo y compromiso con la causa”, continuó.

“Fue el mayor intercambio de espías conocido entre los Estados Unidos y Rusia desde la época de la Guerra Fría. También es importante el hecho de que en esto participaron varios países, entre ellos Eslovenia, que tenía en prisión a dos importantes agentes rusos. El intercambio de espías implicó un importante apoyo político interno a Putin en Rusia, así como un apoyo político interno al Presidente Joe Biden y Kamala Harris. En ambos países, este intercambio de espías recibió mucha atención y un alto nivel de propaganda”, dijo a La Tercera, Marjan Miklavčič ex jefe de inteligencia militar de Eslovenia.

Vladimir Putin
El Presidente Vladimir Putin recibe a los espías detenidos en Eslovenia, Anna y Artem Dultsev el 1 de agosto de 2024. Foto: Reuters

“Dada la situación en Rusia, ese apoyo era políticamente necesario y, al mismo tiempo, también era una señal para la red de espionaje en el mundo, que aún funciona, de que Rusia conoce y puede cuidar de sus agentes de los servicios de inteligencia. Este es también un mensaje muy importante para el sistema de inteligencia ruso: el país y la política lo necesitan y lo apoyan”, añadió.

Los Dultsev son parte de lo que se conoce como ilegales, espías que no siempre son productivos, los cuales buscan hacerse pasar por ciudadanos privados sin ninguna conexión con el gobierno ruso, en lugar de hacerse pasar por diplomáticos, lo que les brinda protección legal si son atrapados. La familia fue detenida en Eslovenia en diciembre de 2022 y los niños fueron llevados a hogares de acogida después del arresto.

Según explicó The Wall Street Journal, los ilegales “pasan años escarbando en la región que buscan, creando una red de fuentes de información, identificando candidatos para reclutar (‘detectar talentos’) y aceptando misiones como intermediarios de espías bajo cobertura diplomática, que suelen estar bajo estrecha vigilancia por parte de sus países anfitriones”, añadió.

Una generación anterior de ilegales rusos, creada en los primeros días de la Unión Soviética y dramatizada en el programa de televisión “The Americans”, en la década de 1940 había desempeñado un papel clave en el robo de secretos atómicos estadounidenses, dijo el diario. El líder soviétivo, Josef Stalin, “que veía a los ilegales como una herramienta crucial para influir en las políticas de los adversarios y reunir información sobre amenazas potenciales, creó programas de entrenamiento especializados y los desplegó en capitales occidentales estratégicas”, añadió.

Presidente Vladimir Putin
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, habla con el gobernador interino de la región de Kursk, Alexei Smirnov, a través de un enlace de vídeo en las afueras de Moscú, Rusia, el 8 de agosto de 2024. Foto: Reuters

El programa ha sido revitalizado por Putin, quien supuestamente trabajó con ilegales durante su época como oficial del KGB en Alemania del Este y ha cantado canciones patrióticas soviéticas con agentes capturados en Estados Unidos y devueltos a Moscú en intercambios de prisioneros. “Son personas especiales, de calidad especial, de convicciones especiales, de un carácter especial”, dijo sobre los espías ilegales en una entrevista de 2017 con la televisión estatal.

Es muy probable que Putin reciba información personal sobre las actividades de los ilegales en todo el mundo, dijo a The Wall Street Journal Dan Hoffman, ex jefe de estación de la CIA en Moscú.

El periodista británico Shaun Walker ha estudiados a los ilegales y en un artículo señaló que estos son los espías “más preciados de Rusia”. “Son entrenados durante años para imitar el lenguaje y los modales de los extranjeros y luego enviados al exterior en misiones que pueden durar décadas. Todo espionaje implica engaño, pero ser ilegal implica engañar de una manera particularmente visceral e íntima, y los agentes deben mentir a todos los que los rodean durante años, incluidos sus propios hijos”, añadió.

“Recientemente, los ilegales se han convertido en una parte clave de la propaganda del régimen de Putin, con documentales televisivos, libros cuidadosamente editados que relatan sus hazañas patrióticas e incluso estatuas de algunos de los ilegales más conocidos que aparecen en varias ciudades rusas. Esta creación de mitos ha pasado por alto el trauma inherente a la obra, presentándola en cambio como un sacrificio glorioso en beneficio de la patria”, añadió.

Otro caso conocido es el de En el caso de Tim y Alex Foley, nacidos en Canadá, la primera vez que descubrieron que sus padres, Don y Ann, eran en realidad Andrei Andrei Bezrukov y Elena Vavilova de Siberia fue cuando el FBI llamó a su casa en Cambridge, Massachusetts, el día del 20º cumpleaños de Tim en 2010. Su historia, de hecho, fue la que inspiró la serie estadounidense.

Elena Vavilova
La exespía rusa, Elena Vavilova. Foto: Elena Vavilova

Nunca tratamos de fingir que éramos personas diferentes a lo que ya éramos, como cambiar de peinado o ir a otra parte de la ciudad para pretender que éramos otros, porque eso habría sido muy peligroso, ya que alguien nos podría reconocer. Así que nunca hicimos eso. Nosotros nunca podríamos haber vivido así o ser amigos con un agente del FBI”, dijo a La Tercera en una entrevista en 2021 con motivo de su libro en español, La mujer que sabe guardar secretos.

Vavilova relató en esa ocasión cómo aprendió la forma de vivir en Occidente. “Eso fue gran parte de nuestro entrenamiento. Primero teníamos que observar bien, lo que usamos principalmente fueron imágenes, porque no teníamos personas reales a nuestro alrededor. Así que tuvimos que observar cómo se comportan, cómo se saludan. Por ejemplo, en el caso de los franceses, se besan tres veces. Teníamos que aprender las tradiciones familiares y las festividades. Aprendimos también muchos gestos. También tuvimos que aprender ciertos juegos infantiles, cuentos de hadas de alguien que creció en Europa o Canadá. Así que todo eso fue muy complejo, ya que había mucha información que retener. Lo mismo ocurría con la religión: nosotros no teníamos religión en la URSS. Y ahí estaba yo, aprendiendo las oraciones de la tradición católica”, indicó.

“Dados los cambios en las condiciones geopolíticas y de seguridad en el espacio de seguridad global, la necesidad de datos de inteligencia ha aumentado y también la actividad de los servicios de inteligencia. La realidad es que Rusia está en guerra y la necesidad de inteligencia es mayor para la toma de decisiones políticas y militares. El hecho es que Rusia también está indirectamente en conflicto con Occidente”, explicó Miklavčič.

“Los servicios de inteligencia siempre tienen tareas específicas de acuerdo con las necesidades políticas de los gobiernos de cada país. En este caso, Rusia quiere aliviar las sanciones económicas y está buscando formas de engañarlas. También quiere presentar a Rusia en el ámbito mundial como una víctima de Occidente y justificar su intervención militar en Ucrania. El descubrimiento de agentes rusos es definitivamente una vergüenza para la parte rusa. Se invirtió mucho en estas personas y se esperaba mucho de ellas. El flujo de inteligencia se ha visto interrumpido y parte de la red de espionaje ha sido interrumpida. Sin embargo, otros espías se interpondrán en el camino para obtener nueva inteligencia. La inteligencia rusa seguirá operando y el juego continúa”, concluyó.

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