Macri y Fernández: sus cartas para octubre

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Tras la paliza en las primarias, el Presidente argentino apuesta a un paquete de medidas económicas y a un aumento de la base electoral para revertir la distancia que le sacó el candidato kirchnerista. Este último, en tanto, busca fortalecer un perfil moderado para calmar a los mercados.


Medidas de "alivio" económico y mayor base de votantes

En un mensaje de ocho minutos grabado en la Quinta de Olivos, el Presidente argentino, Mauricio Macri, se mostró ayer mucho más sereno y ofreció disculpas por lo que dijo en la conferencia de prensa del lunes, cuando responsabilizó al electorado por la corrida cambiaria. Además, se hizo cargo de la aplastante derrota en las primarias del domingo y por la crisis económica. Por ello, en un intento por rescatar apoyo electoral de cara a las presidenciales de octubre, a las que llega 15 puntos por debajo del candidato kirchnerista Alberto Fernández, anunció también varias medidas enfocadas a sectores cansados de sus políticas de austeridad (ver página 4).

"Escuché lo que quisieron decirme (...). Después de un año y medio muy duro dijeron 'no más', sintieron que en este tiempo les exigí mucho, fue como trepar el Aconcagua y hoy están enojados, cansados", admitió Macri. Varias medidas anunciadas ayer apuntan a la clase media que votó mayoritariamente por él en 2015 y luego de sentirse asfixiada por el aumento de las tarifas de los servicios, la inflación y el creciente desempleo podría bajarle el pulgar en octubre.

Tras el anuncio del paquete económico, Macri dijo que ahora su "tarea como Presidente" era "trabajar siempre para cuidar la gobernabilidad", y aseguró que buscará dialogar con todos los candidatos de la oposición que participaron de las primarias. De hecho, más tarde contó en las redes sociales que mantuvo "una buena y larga conversación" con Alberto Fernández. "El se comprometió a colaborar en todo lo posible para que este proceso electoral, y la incertidumbre política que genera, afecte lo menos posible a la economía de los argentinos", tuiteó.

Pero las medidas de "alivio" para 17 millones de personas son solo una parte de su estrategia para intentar revertir la amplia ventaja que le lleva Fernández. Así lo explica a La Tercera Orlando D'Adamo, director del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano. "Lo primero ha sido una serie de medidas reactivantes para zanjar los peores efectos de la crisis (con suerte)", comenta.

Según la prensa local, otras de las inversiones más fuertes en esta fase de la campaña será atraer a aquellos que no participaron en las primarias, ampliando la base total de votantes. La idea es incrementar la participación de las PASO -que llegó a un 75%-, a un 85% en octubre, agregando así otros cuatro millones al número total de votantes.

En Argentina, la votación es opcional para los votantes de 16 a 18 años y mayores de 70 años. Según las encuestadoras, el voto opcional representa una porción considerable de aquellos que no participan en las primarias, pero sí en la primera vuelta. Entonces, parte de la campaña ahora estará dirigida a jóvenes y ancianos.

D'Adamo, sin embargo, cuestiona esta estrategia. "Juntos por el Cambio tiene problemas con los votantes jóvenes que en su mayoría no ven épica en sus políticas, lo que es todo lo contrario al kirchnerismo, que es una fábrica permanente de relatos épicos que, más allá de su dudosa factibilidad, son atractivos y emocionantes. Los mayores de 40 o 50 años son mayoritariamente votantes de Macri. O sea, le veo mucha más chance con el segundo grupo que con el primero", apunta.

El encuestador Gustavo Córdoba, de Córdoba y Asociados, dijo a La Tercera que "la campaña del oficialismo estaría sufriendo una importante merma de su caudal electoral, debido a una fuerte caída de expectativas por la derrota", lo que, a su juicio, "puede dificultar el incremento de la participación electoral". "Cuando la ciudadanía vota contra los oficialismos es porque la crisis que carga sobre sus espaldas es tan pesada que no alcanza solo con expectativas", advierte.

La apuesta por un perfil moderado y el gesto a Lavagna

Durante la campaña para las primarias, Alberto Fernández ya se había diferenciado de Cristina Kirchner al señalar que "está claro que la condición de Venezuela es mucho más grave que la de Argentina", luego que su compañera de fórmula afirmara que "con la comida hoy en Argentina estamos igual que Venezuela".

Pero en una entrevista el lunes en Net TV, Fernández fue más allá en su intento por fortalecer su perfil moderado y así disipar los temores sobre el futuro de Argentina. Distanciándose de Cristina, quien tiene una relación cercana con Nicolás Maduro, Fernández se desligó del régimen chavista y lanzó duras críticas contra Caracas. "Yo siempre he dicho que tiene un régimen autoritario y se hace difícil defenderlo. Es un gobierno de origen democrático, porque la gente lo votó, pero ha cometido excesos", destacó.

Citando el reciente informe de la ONU sobre violaciones de DD.HH. en Venezuela, coordinado por la expresidenta chilena Michelle Bachelet, Fernández reiteró sus cuestionamientos al régimen chavista. "Me preocupa lo que ha dicho Michelle Bachelet. Eso es una gravedad enorme, tenemos que recomponer la institucionalidad en Venezuela y Maduro no lo está garantizando", dijo el candidato kirchnerista.

A comienzos de julio, cuando se conoció el informe de Bachelet sobre Venezuela, el Presidente Mauricio Macri había aludido al kirchnerismo, al señalar que "los que callan son cómplices" de la situación que atraviesa la nación caribeña. En la entrevista, Fernández criticó a Macri precisamente por agitar los fantasmas de una "venezualización" de Argentina en el caso de su eventual triunfo en las elecciones presidenciales de octubre. "Yo tampoco soy Venezuela, nunca lo fui, hasta que a Macri se le ocurrió repetir esta cantinela", resaltó. Y agregó: "Si el Presidente anda diciendo que el que lo va a suceder quiere crear una nueva Venezuela, el problema lo está creando él. Debería tener otra responsabilidad". "Yo no soy Venezuela para el mundo", insistió.

Pero la estrategia de moderación de Fernández no se limita a su condena al régimen de Maduro. Consciente de que los mercados tienen a Macri como su candidato favorito para octubre y temen que Fernández pueda virar hacia una mayor intervención estatal si llega a la Casa Rosada, el candidato kirchnerista también agitó la posibilidad de convocar al candidato presidencial Roberto Lavagna, un prestigioso economista dentro y fuera del país, para unirse a su gabinete. "¿A qué Presidente no le gustaría tener a Lavagna de ministro de Economía? Es un hombre que le mostrás un programa y te trae tres soluciones, pero no sé qué quiere hacer", comentó en la entrevista.

"Posiblemente la estrategia de Fernández apunte a lograr superar el porcentaje obtenido el domingo, posiblemente con un discurso moderado, centrista, con base a un plan económico que se apoye en el realismo para salir de la crisis, incorporando algunas ideas de Lavagna", explica a La Tercera el encuestador Gustavo Córdoba.

El analista Orlando D'Adamo, en tanto, apunta a los manuales de comunicación política como la receta a seguir por Fernández. "Para quienes lideran holgadamente la intención de voto, lo recomendable es no agitar las aguas, cultivar un perfil bajo (dentro de lo lógico en una campaña) y dejar que la marea de votos los lleve a la victoria sin exponerse a sobresaltos". "Alberto Fernández es muy hábil para eso", destacó.

De hecho, el candidato presidencial del Frente de Todos sostuvo que la conversación que mantuvo ayer con Macri fue "buena". "Yo le dije al Presidente 'llámame las veces que haga falta'" y destacó que la charla fue "una muy buena forma de intentar llevar tranquilidad al país y a los mercados", según consignó Clarín.

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