Miguel Díaz-Canel intenta apagar las protestas opositoras y la comunidad internacional condena falta de libertades civiles en Cuba
A diferencia de las espontáneas y multitudinarias protestas del 11 de julio, con motivo de las manifestaciones de ayer las autoridades desplegaron agentes de seguridad en las calles de La Habana desde días antes, retiraron acreditación a prensa internacional y hubo cortes en los servicios de internet.
El mismo día en el que más de 700 mil estudiantes reanudaban las clases presenciales y la isla reabría las fronteras para los turistas extranjeros después de dos años de cierre por la pandemia del Covid-19, el movimiento Archipiélago intentó ayer rearticular la “marcha cívica por el cambio”, una movilización opositora, prohibida en el país, para exigir al gobierno de Miguel Díaz-Canel la liberación de presos políticos y el inicio de un diálogo nacional.
A diferencia de las espontáneas y multitudinarias protestas del 11 de julio, para esta ocasión las autoridades desplegaron agentes de seguridad en las calles de La Habana desde días antes, retiraron acreditación a prensa internacional, hubo cortes en los servicios de internet y el oficialismo intentó medir fuerzas con protestas paralelas.
“El gobierno está aterrado con que se repita lo del 11 de julio y están haciendo todo lo que pueden para evitar las movilizaciones. Hace 10 días iniciaron una campaña mediática estatal contra el movimiento Archipiélago, acompañado de una oleada de citaciones a interrogatorios y para firmar actas de advertencia para comprometerse a no salir a las calles el 15-N”, señala a La Tercera Henry Constantin, director del diario La Hora de Cuba, en una llamada telefónica que se interrumpe a los 10 minutos por intermitencias en las telecomunicaciones.
“Mi casa amaneció rodeada por policías vestidos de civil. Hay 12 o 15 casos de colegas que están igual, lo que es otra muestra de violencia, de la represión de los últimos días, vigilancias, advertencias, oficiales. La información está limitada y lo que más he visto en estos días son boinas rojas”, detalla.
En esta línea, el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, señaló que “los reportes que recibimos de Cuba son desoladores. El régimen ha desplegado las fuerzas de seguridad de forma masiva. Muchos periodistas y críticos están sitiados en sus casas. Algunos han sido detenidos. La intención es clara: suprimir cualquier intento de protesta”.
El llamado en las redes sociales era salir a manifestarse el #15N en la isla pacíficamente y vestidos de blanco, pero el propio dramaturgo y activista que convocó la marcha, Yunior García, no pudo salir a caminar el domingo, en silencio y con una rosa blanca, como había organizado para la antesala de las protestas. Según Euronews, el activista cubano permanece incomunicado, vigilado y está impedido de salir de su domicilio, por lo que colgó una sábana blanca en su ventana en señal de apoyo, la que fue cubierta por tres banderas cubanas por un grupo afín al gobierno, que llegó hasta el barrio habanero La Lisa.
Yunior García Aguilera, de 39 años, es una de las caras más visibles de la marcha cívica y del movimiento Archipiélago, que se autodefine como una “plataforma plural” y no “un partido político”. Para el gobierno cubano, el grupo está financiado y apoyado por Estados Unidos para desestabilizar a la isla, por lo que ninguna convocatoria está autorizada.
“Archipiélago surgió después de las protestas del 11 de julio, algunos de sus fundadores dicen que lo generaron en los mismos calabozos la noche en que estuvieron presos por las movilizaciones. Agrupan principalmente a gente joven y profesionales, la mayoría se maneja con redes sociales y están en varios puntos del país y fuera. Han enganchado mucho a los cubanos, porque son jóvenes y no han estado sometidos al desgaste de la represión y exposición pública, como la oposición que lleva muchos más años agredida”, explica Constantin.
Cuatro meses después de las manifestaciones del 11-J, que de acuerdo a la ONG de defensa de DD.HH., Cubalex, dejó un fallecido, decenas de heridos y 1.270 detenidos (de los cuales 658 siguen tras las rejas), Cuba buscaría apaciguar las movilizaciones y enfocarse en el regreso a la nueva normalidad.
Sin embargo, en los días previos, la agencia de noticias EFE informó que por primera vez el gobierno cubano les negó trabajar en el país tras ordenar el retiro de acreditaciones a los periodistas, lo que desató un reclamo por explicaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. A esto se sumó el comunicado emitido el domingo por el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en el que pidió al Presidente Díaz-Canel que “respete los derechos de los cubanos y les permita reunirse pacíficamente y hacer uso de sus voces sin temor a represalias o violencia por parte del gobierno”.
En tanto, el gobierno de Francia mostró su “preocupación” por la escalada de tensiones en Cuba, y enfatizó sobre la necesidad de garantizar el “derecho” de los cubanos a manifestarse “pacíficamente” en las concentraciones “en favor de la liberación de presos y contra la violencia”. La líder opositora de Cuba Decide, Rosa María Payá, intentó sin éxito volar ayer desde Miami a la isla acompañada de los eurodiputados Hermann Tertsch (Vox, España) y Carlo Fidanza (Hermanos de Italia, Italia) para resguardar el avance de la jornada.
De acuerdo con ABC, tanto Naciones Unidas como representantes de la Unión Europea (UE) seguían de cerca el 15-N después de que el movimiento Archipiélago envío una misiva en la que denunció un alza de la represión en la isla. La oficina de la Alta Comisionada para los DD.HH. de la ONU, Michelle Bachelet, confirmó que estaban realizando un seguimiento mediante monitoreo remoto debido a que no tienen el mandato para participar en el monitoreo in situ.
“Estamos atentos, alertas y preparados para defender la Revolución (Cubana). En paz iniciaremos el día 15 otra etapa del curso escolar y en paz nuestra economía se recuperará”. Así el Mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, celebró el primer día escolar en la isla, que marcará también el retorno del turismo a una isla golpeada por una de las peores crisis económicas del último tiempo. Además, el oficialismo convocó a una movilización paralela a la marcha cívica.
Según CNN, que cita cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, las restricciones por la pandemia generaron que el PIB de la isla se contrajera un 8,5% en 2020. Una parte importante de la economía es el turismo. Antes de las cuarentenas, el país recibió US$ 2.600 millones por turismo, más del doble que el total de sus principales exportaciones de bienes: tabaco (23%), azúcar (17%), bebidas alcohólicas (8%) y níquel (11%).
“La apertura fue anunciada antes de la marcha. Aprovechando que vieron que el régimen disminuye las restricciones, los opositores pensaron ‘juguémonos por causas más elevadas’, pero detrás de la apertura estatal está el apuro por tratar de normalizar a la ciudadanía, porque creo que la cuarentena molestó tanto que aceleró la rebeldía de la gente. Ahora están tratando de hacer que todo sea normal y aprovechar el turismo extranjero que empieza a llegar, porque hay programados vuelos diarios”, finaliza Constantin.
Aunque las protestas no podrían repetir la convocatoria de julio en la isla, más de 100 ciudades del mundo habían programado muestras de apoyo a la oposición cubana. Anoche, se esperaba un cacerolazo para que las personas manifestaran su descontento desde sus hogares.
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