Muere Madeleine Albright, la primera mujer que dirigió la diplomacia de Estados Unidos

La exsecretaria de Estado Madeleine Albright habla durante el segundo día de la Convención Nacional Demócrata en Filadelfia, el 26 de julio de 2016. Foto: AP

La secretaria de Estado durante el gobierno de Bill Clinton se convirtió en sus últimos años en un símbolo feminista.


Madeleine Albright, quien huyó de los nazis cuando era niña en su Checoslovaquia natal durante la Segunda Guerra Mundial, para luego convertirse en la primera mujer secretaria de Estado de Estados Unidos y, en sus últimos años, en un símbolo feminista, murió el miércoles a los 84 años, dijo su familia.

Albright fue una diplomática de tono duro en un gobierno que dudó en involucrarse en las dos mayores crisis de política exterior de la década de 1990: los genocidios en Ruanda y Bosnia-Herzegovina.

“Estamos desconsolados al anunciar que la doctora Madeleine K. Albright, la 64° secretaria de Estado de Estados Unidos y la primera mujer en ocupar ese cargo, falleció hoy temprano. La causa fue el cáncer”, dijo la familia en Twitter.

Bill Clinton escucha a Madeleine Albright en el Palacio Ciragan en Estambul, durante la sesión inaugural de la cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, el 18 de noviembre de 1999. Foto: AFP

Albright, que se había convertido en embajadora estadounidense ante Naciones Unidas en 1993, presionó para que se adoptara una línea más dura contra los serbios en Bosnia.

Sin embargo, durante el primer mandato del Presidente Bill Clinton, muchos de los principales expertos en política exterior del gobierno recordaron vívidamente cómo Estados Unidos se empantanó en Vietnam y estaban decididos a no repetir ese error en los Balcanes.

Estados Unidos respondió trabajando con la OTAN en los ataques aéreos que forzaron el fin de la guerra, aunque sólo después de tres años.

La experiencia de Albright como refugiada la impulsó a presionar para que Estados Unidos fuera una superpotencia que usara su influencia. Ella quería un “internacionalismo musculoso”, dijo James O’Brien, asesor senior de Albright durante la guerra de Bosnia.

FILE PHOTO: U.S. President Obama awards a 2012 Presidential Medal of Freedom to former U.S. Secretary of State Albright during ceremony in East Room of the White House in Washington
Barack Obama otorga la Medalla Presidencial de la Libertad de 2012 a Madeleine Albright, durante una ceremonia en el Salón Este de la Casa Blanca en Washington, el 29 de mayo de 2012. Foto: Reuters

Una vez molestó a un jefe del Pentágono al preguntarle por qué los militares mantuvieron a más de un millón de hombres y mujeres en armas si nunca las usaron.

Al principio del gobierno de Clinton, en un momento en que abogaba sin éxito por una respuesta más rápida y más fuerte en Bosnia, Albright respaldó un tribunal de crímenes de guerra de la ONU que eventualmente encarceló a los arquitectos de esa guerra, incluido el presidente serbio Slobodan Milosevic y los líderes serbobosnios, dijo O’Brien.

Albright adoptó una línea dura en un incidente de 1996 en el que aviones de combate cubanos derribaron dos aviones desarmados con base en Estados Unidos, diciendo: “Esto no son ‘cojones’, esto es cobardía”, usando la expresión en español.

El líder norcoreano Kim Jong-il brinda con la secretaria de Estado Madeleine Albright en una cena en Pyongyang, el 24 de octubre de 2000. Foto: AP

Albright, que nació en la antigua Checoslovaquia en 1937, fue propuesta para convertirse en la primera mujer secretaria de Estado y fue confirmada por unanimidad en 1997. Ocupó el cargo hasta 2001.

Durante los esfuerzos para presionar a Corea del Norte para que terminara su programa de armas nucleares, que finalmente no tuvieron éxito, Albright viajó a Pyongyang en 2000 para reunirse con el líder norcoreano Kim Jong-il, convirtiéndose en la responsable estadounidense de más alto rango en visitar el hermético país dirigido por comunistas.

Una vez que terminaron los años de Clinton y la década de 1990, Albright se convirtió en un ícono para una generación de mujeres jóvenes que buscaban inspiración en su búsqueda de oportunidades y respeto en el lugar de trabajo.

A Albright le gustaba decir: “Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no se ayudan entre sí”.

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