Nuevo comandante en jefe del Ejército de Uruguay descarta condenar desapariciones en dictadura: "No sé si están confirmadas"
Este lunes el presidente Tabaré Vázquez invistió a José Bayardi como nuevo ministro de Defensa y a Claudio Feola como máxima autoridad militar, luego de la polémica que salpicó al Ejecutivo por casos de violaciones a los derechos humanos cometidos durante la dictadura que dirigió el país entre 1973 y 1985.
El presidente uruguayo Tabaré Vázquez invistió el lunes en sus cargos al nuevo ministro de Defensa y al nuevo comandante en jefe del Ejército, en medio de un escándalo político originado por el caso de un militante izquierdista desaparecido en 1973 y cuya muerte fue ocultada por la dictadura.
José Bayardi asumió como nuevo ministro de Defensa luego de que el gobierno forzara la renuncia de su antecesor, Jorge Menéndez. El nuevo ministro tomó el cargo en una ceremonia privada sin acceso a la prensa.
Minutos más tarde, Vázquez invistió al general Claudio Feola como nuevo comandante en jefe del Ejército tras haber cesado a sus dos antecesores en las últimas tres semanas.
"Si bien estamos transitando momentos difíciles, tengo muy claro que el ejército nacional -institución con más de 200 años de historia- seguirá cumpliendo cabalmente con las misiones que su mando le asigne", dijo Feola al asumir.
Sin embargo, en una rueda de prensa, el nuevo comandante se negó a condenar las desapariciones ocurridas durante la dictadura. "No sé si están confirmadas o no", dijo respecto de las denuncias de crímenes de terrorismo de Estado.
Vázquez cesó hace una semana al comandante del ejército, general José González, por haber sabido y no denunciado que un militar retirado admitió que en 1973 tiró a un río el cuerpo de un militante tupamaro. El comandante había asumido el cargo apenas dos semanas antes.
Además, Vázquez forzó la renuncia del ministro Menéndez, la del viceministro y el pase a retiro de cinco generales, que también sabían de la confesión.
Sin embargo, el propio mandatario quedó envuelto en el escándalo, ya que en su carta de renuncia Menéndez afirmó que en febrero avisó del caso al secretario del presidente y le advirtió que debía denunciarlo a la justicia. También sostuvo que antes de reunirse con el secretario del presidente sobre el tema mantuvo una reunión con el propio Vázquez.
La crisis se originó cuando se supo que en un Tribunal de Honor que el ejército realizó al teniente coronel retirado José Gavazzo éste admitió que hizo desaparecer el cuerpo del guerrillero Roberto Gomensoro, muerto en un cuartel donde estaba prisionero.
Sin embargo, ni los integrantes del Tribunal ni los mandos del ejército comunicaron el caso a la fiscalía.
Los militares dados de baja integraron ese Tribunal de Honor y un tribunal de alzada que ratificó el caso.
Según un comunicado de la presidencia, Vázquez homologó lo actuado por el Tribunal de Honor sin haber leído la totalidad de sus actas y solo conoció la confesión de Gavazzo al leer un informe publicado por el diario El Observador.
Gavazzo, condenado por 28 homicidios, es uno de los símbolos máximos de la represión de la dictadura militar que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985.
Dos semanas atrás, Vázquez había removido al anterior comandante del ejército, el general Guido Manini Ríos que tampoco denunció el caso a la fiscalía y en su lugar formuló "graves cuestionamientos al Poder Judicial" en un escrito enviado al presidente, por entender que los militares que actuaron durante la dictadura no son tratados en forma ecuánime por fiscales y jueces.
En dos semanas el presidente cesó a siete de los 16 generales del ejército.
Algo más de 40 militares han sido procesados acusados de graves violaciones a los derechos humanos en la dictadura.
De avanzada edad, algunos de los militares condenados han muerto en prisión, entre ellos el dictador Gregorio Álvarez, quien presidió el régimen de facto entre 1981 y 1985, y falleció cumpliendo pena de prisión en el Hospital Militar en 2016.
Se estima que durante la dictadura hubo 192 uruguayos desaparecidos. Aproximadamente 40 fueron detenidos en Uruguay durante la dictadura militar o en años previos, cuando el país cayó en un ciclo de violencia política. Los restantes fueron apresados en países vecinos, la mayoría en Argentina. No se sabe si fueron desaparecidos allí o si eso ocurrió tras ser trasladados a Uruguay clandestinamente.
La búsqueda de restos de desaparecidos sólo ha permitido localizar cuatro cuerpos.
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