Profesor de Ciencia Política de París: "Macron no es muy popular, pero es estable"

¿Qué balance puede hacer del primer año de gobinero de Emmanuel Macron? ¿Cree que ha tenido un giro a la derecha?

Es un momento muy importante en la política francesa con la transformación de una alternancia entre la derecha y la izquierda. Macron aparece como un actor político totalmente nuevo. Además, se presentó como un Presidente que toma decisiones, a diferencia de Françoise Hollande, y que porta un estilo clásico y mesurado, a diferencia de Nicolas Sarkozy. Si miras la política que ha llevado a cabo, se puede constatar que la mayoría de sus medidas son identificadas en Francia como de derecha, y los franceses cada vez más consideran que Macron se inscribe en la derecha y pierde su posición centrista.

¿Cómo contrasta su popularidad con la de otros expresidentes?

Hay que ver su evolución. Hollande dos meses después de su elección tuvo una fuerte caída en las encuestas. Sarkozy la tuvo seis meses después. Macron no es muy popular, pero es estable por ahora, porque los franceses esperan ver quién es Emmanuel Macron, qué quiere hacer y cómo. Se ha mostrado por ahora como un súper Presidente, es decir, muy vertical en su práctica de poder, muy autoritario, y que repite "yo soy el jefe, yo decido".

Sin embargo, a nivel internacional su aprobación es mayor...

Sí, de todas maneras. En Francia mucha gente lo critica y es verdad que eso es muy distinto a la unanimidad que encontramos en la prensa internacional. La opinión internacional tiene miedo de lo que pasará después del Brexit y de la elección de Trump. Entonces Macron aparece como un candidato moderado, democrático y que en el plano internacional se muestra como de centro, como alguien más abierto y agradable y su juventud también entrega la imagen de modernidad.

¿Ha existido un despertar en las calles por las reformas de Macron?

La ciudadanía ha logrado movilizarse bastante. De hecho, el domingo hubo una protesta contra Macron que tuvo un éxito relativo, pero no estamos en niveles importantes. Macron se beneficia de no tener verdadera oposición política, y de no tener un contrapoder en la sociedad francesa, porque hay una crisis que afecta a los medios y a los sindicatos. Por esas razones, Macron todavía tiene mucho espacio de acción.