Protestas por falta de dólares, combustible y alza de alimentos elevan presión contra gobierno de Arce en Bolivia

Manifestantes antigubernamentales bloquean una carretera exigiendo la renuncia de los magistrados y la convocatoria a elecciones judiciales, en Parotani, Bolivia, el 24 de enero de 2024. Foto: Reuters

El mandatario asegura que los problemas económicos del país responden a la “especulación” y los “intereses políticos personales”.


Comerciantes de Bolivia iniciaron esta semana una marcha hacia La Paz, sede del Ejecutivo, para pedir al gobierno de Luis Arce una respuesta a la falta de dólares y combustibles, además del encarecimiento de algunos productos de primera necesidad. Ya el viernes sectores de transportistas, agropecuarios y activistas habían protestado por las mismas razones, exigiendo al mandatario tomar medidas oportunas para superar lo que consideran es una “crisis económica”.

El punto de inicio de la movilización fue la población de Patacamaya, 98 kilómetros al sur de La Paz, en donde se concentraron varias delegaciones de las distintas regiones de Bolivia y realizaron una ofrenda a la Pachamama o Madre Tierra. El miércoles, la marcha recorrió cerca de 20 kilómetros hasta llegar a la población altiplánica de El Tolar y se prevé que llegue a La Paz el próximo lunes.

El principal dirigente de los comerciantes, César González, dijo a los medios que si el gobierno no atiende al sector en este recorrido alistarán dos jornadas de “bloqueos y cierre de caminos”. Según EFE, la llegada de los comerciantes a La Paz coincidirá con el inicio del bloqueo nacional de caminos con cierre de fronteras que efectuarán chóferes del transporte nacional e internacional, por las mismas demandas.

La gente pasa frente a una casa de cambio de moneda, en la Paz, el 19 de febrero de 2024. Foto: Reuters

Este martes durante un acto con los mineros sindicalizados, el presidente Arce aseguró que el alza de los productos de la canasta familiar “es manifestación de la crisis climática” y del “sistema capitalista”. Explicó que algunos cultivos se dañaron por la “lluvia tardía” o la “helada” y que a eso se sumó la “especulación” de los costos. Productos esenciales como el tomate, la cebolla y, estos días, el arroz han visto un incremento en sus precios.

También señaló que los alimentos en Bolivia tienen un valor menor que en los países vecinos, por lo que se genera un “contrabando a la inversa” por parte de quienes buscan “ganancias” con esas ventas en el exterior. Por ello Arce ordenó a las Fuerzas Armadas reforzar los operativos en los puestos de frontera para evitar la venta de alimentos en países vecinos.

En la víspera, el gobierno organizó algunos operativos de control en algunas ciudades de la frontera con Argentina y Perú para evitar exportación, mediante el contrabando, de los alimentos requeridos en el mercado boliviano y que han subido de precio.

“Está más que comprobado que algunos productos de la canasta familiar están siendo sacados de manera irregular”, dijo el viceministro de Desarrollo Rural, Álvaro Mollinedo, al canal estatal Bolivia TV. Mollinedo señaló como responsables de estos a los “intermediarios” y no a los productores campesinos, puesto que aquellos, por ejemplo, venden en Argentina a 400 bolivianos (58 dólares) una caja de tomates que en Bolivia cuesta 200 (29 dólares).

El mandatario también dijo que el flujo al exterior afecta a los combustibles ya que “gran parte de la sobredemanda (de éstos) se debe al desvío de hidrocarburos líquidos”. Asimismo, mencionó que esto es por el declive de producción del gas natural y su efecto en los combustibles, ya que Bolivia importa el 86% de diésel y el 56% de gasolina, por lo que el país “va a seguir importando” esos carburantes hasta que sea “autosostenible” y entren en operación algunos proyectos estatales.

Este jueves, el diario paceño La Razón informó que en una década, entre 2014 y 2023, el valor de las importaciones de combustibles (gasolina y diésel) casi se triplicó. Durante este período, el Estado destinó US$ 14.315,5 millones para la compra de carburantes.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, pronuncia un discurso mientras ofrece actualizaciones sobre las reservas de litio del país, en el salar de Coipasa, en Oruro, el 20 de julio de 2023. Foto: Reuters

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), procesados por el periódico, en 2014, Bolivia importó 1.059.779 toneladas de carburantes por un valor de US$ 1.109,9 millones. El año pasado, las compras se elevaron hasta las 2.265.565 toneladas por un valor de US$ 2.848 millones.

Las Fuerzas Armadas de Bolivia controlan desde este miércoles algunas de las estaciones de venta de combustibles con el fin de frenar el desvío de diésel y gasolina para el contrabando en los países vecinos. “Ha habido un despliegue de militares para que puedan ayudar en el control de algunas gasolineras”, confirmó el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes. El funcionario señaló que esa presencia es para hacer el “control” a los camiones cisterna que trasladan combustibles y a quienes compran, de forma que no hagan una “carga adicional” de diésel o gasolina para la reventa.

El costo del litro de diésel y gasolina en Bolivia es de 3,7 bolivianos (0,54 dólares), menor al de los países vecinos, por lo que hay personas que aprovechan para revender esos combustibles en las fronteras y obtener algunas ganancias, graficó la cadena Deutsche Welle.

Caída en las reservas

El incremento de los alimentos y la falta de combustibles coincide con la escasez de dólares, seguida por las restricciones en el sistema financiero para el cambio de la moneda extranjera. Según detalla EFE, Bolivia sufre desde principios de 2023 una falta de liquidez de dólares, algo que coincidió con los informes oficiales que mostraron una disminución de las reservas internacionales netas (RIN), que en 2014 llegaron a los 15.122 millones de dólares.

El último reporte del Banco Central de Bolivia indicó que las RIN llegaron a 1.796 millones de dólares hasta el pasado 30 de abril, con un incremento de 87 millones respecto al saldo de 1.709 millones alcanzado a finales de 2023.

Según el economista Gonzalo Colque, de la Fundación TIERRA, “ha comenzado a contraerse la economía nacional, está pasando la factura al país, y ha comenzado a visibilizarse con todos los problemas que todos los días vemos en la calle, cada vez con más frecuencia”. La causa está en que, tras el período de la bonanza que tuvo Bolivia con la renta del gas natural, “el modelo no funciona y está agotado”, dijo a France 24.

El experto explicó que un problema estructural es el congelamiento desde el 2005 de los precios subvencionados de la gasolina y el diésel en torno a 0,50 centavos de dólar por litro, pese a que el país está obligado a importar el 86% del diésel y el 50% de la gasolina que consume a precios mucho más altos.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, y el exmandatario Evo Morales asisten a una ceremonia ancestral para celebrar el Año Nuevo Aymara, en Tiwanaku, el 21 de junio de 2022. Foto: Reuters

Las importaciones de combustibles, explicó Colque, le demandan al país un gasto anual de más de 3.000 millones de dólares, que antes eran financiados con sus exportaciones de gas, que incluso llegaron a 5.500 millones de dólares anuales, pero que han caído a solo 2.000 millones.

Un segundo problema de fondo de la economía, sostiene Colque, es el congelamiento desde fines del 2011 del tipo de cambio oficial en 6,96 bolivianos por un dólar, aunque por la escasez actual el precio ha subido más de un 20% en las calles. La población reclama que ni así puede conseguirse esa divisa. “El dólar paralelo tiene un 20% y 30% más y eso se traduce en un impacto en el mercado con los precios en el corto plazo, y en el mediano plazo vamos a tener un desabastecimiento primero de diésel y luego de gasolina y de los productos importados básicos”, vaticinó el experto.

Por su parte, el economista Gabriel Espinoza, exdirector del Banco Central, subrayó que “el esquema de subsidios y precios atrasados en Bolivia es muy grande, mucho más que en toda la región”, porque alcanza, por ejemplo, a los precios de gas natural para generar electricidad y a otros servicios básicos para el mercado interno.

“Esto ha derivado también no solo en la carencia de divisas, sino también en el déficit fiscal. Llevamos 10 años de déficit fiscal. Todo este escenario ha explotado de golpe, yo diría desde febrero del año pasado y ahora empieza a sentirse en la población”, apuntó el economista en declaraciones a France 24.

Sin embargo, el ministro de Economía y Finanzas, Marcelo Montenegro, que ha negado varias veces que se viva un escenario de crisis económica, afirmó que las críticas al modelo de parte de analistas, de políticos de la oposición y del sector del expresidente Evo Morales, buscan generar esa situación como una “profecía autocumplida”. Es decir que, a su juicio, se habla de la crisis para provocarla.

Montenegro agregó que este mes “habrá un incremento de divisas” en la economía con exportaciones agrícolas que estaban retrasadas por problemas climáticos y aseguró que se han abierto ventanas para una mayor llegada de divisas al país de parte de los sectores azucarero, lácteo, carne bovina y de carbonato de litio.

En la misma línea, Arce señaló que el gobierno tiene claro “dónde aplicar las medidas de política económica”, pero lamentó que en esa labor interfieran “intereses políticos personales” sin especificar de quiénes. Con todo, aseguró que “Bolivia sigue creciendo y sigue teniendo estabilidad económica”.

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