¿Quién está ganando la guerra?: Contraofensiva de Ucrania en duda
Los análisis señalan que ninguna de las dos partes ha logrado grandes avances en este tiempo. Los expertos auguran que el conflicto se extenderá hasta al menos 2024. Incluso, un exgeneral del Ejército británico dice que la victoria de Ucrania sería "posible" solo en 2025.
Pese a las altas expectativas al comienzo del verano (boreal), se han registrado pocas variaciones en la línea del frente ucraniano desde el año pasado. Kiev, gracias a la ayuda de Occidente, buscaba recuperar territorio dividiendo a las fuerzas rusas en el sur. Mientras que Moscú quería capturar la totalidad del Donbás, pero nada de eso ha sucedido. Y ahora que se acerca el invierno las perspectivas se ven sombrías para el fin del conflicto.
Según un análisis realizado por el diario The New York Times, en base a datos del Instituto para el Estudio de la Guerra, en agosto se registraron menos cambios en el frente que en cualquier otro mes de la guerra. Si bien Ucrania logró pequeños avances en el sur, Rusia tomó un poco más de territorio en general, principalmente en el noreste.
El periódico señaló que tanto Rusia como Ucrania han enfrentado desafíos similares este año, ya que ambos están luchando por posiciones que han permanecido en gran medida arraigadas durante meses, o incluso años, en algunas partes del este de Ucrania. “Las tropas y comandantes experimentados que murieron anteriormente en la guerra han sido reemplazados por nuevos reclutas que a menudo carecen de suficiente entrenamiento”, indicó el diario.
“La contraofensiva de Ucrania ha tenido dificultades para avanzar en los campos abiertos del sur. Se enfrenta a extensos campos minados y cientos de kilómetros de fortificaciones (trincheras, zanjas antitanques y obstáculos de hormigón) que Rusia construyó el invierno pasado para frenar los vehículos ucranianos y obligarlos a ocupar posiciones donde podrían ser atacados más fácilmente”, añadió.
En una columna publicada recientemente en el diario Financial Times, titulada “Ucrania no puede ganarle a Rusia ahora, pero la victoria en 2025 es posible”, el exgeneral del Ejército británico y excomandante del Comando de Fuerzas Conjuntas Richard Barrons señaló que “es probable que se reduzca la ocupación a la mitad antes del invierno, que podría haber sido uno de los objetivos más optimistas”.
“El modesto progreso logrado este verano muestra que, si bien superar una defensa convencional bien preparada en el campo de batalla puede ser una de las operaciones más difíciles en la guerra, es posible. El Ejército ucraniano solo ha traspasado la primera línea de trincheras para tomar Robotyne en el sur, después de haber luchado durante semanas a través de campos minados para llegar allí. El progreso es de unos 12 kilómetros y quedan otros 88 kilómetros (a través de tres líneas de defensa) antes de llegar al mar. El objetivo es cortar el puente terrestre hacia Crimea. Al norte y al sur de Bajhmut, los avances ascienden a unos 8 kilómetros, de los cuales (restan) 16 kilómetros hasta la principal línea defensiva rusa y 96 kilómetros hasta la frontera”, escribió.
Por su parte, en lugar de buscar ganancias rápidas, el Ejército ruso parece sentirse cómodo manteniendo el territorio que ya controla, dijo al diario The New York Times Marina Miron, investigadora posdoctoral en estudios de guerra en el King’s College de Londres. “No se pierde nada por no avanzar”, afirmó.
Las fuerzas de Rusia superan en número a las de Ucrania en casi tres a uno en el campo de batalla, y con una mayor población para reponer sus filas, Moscú podría considerar que una defensa prolongada sería de su interés, indicó el diario.
“Toda la estrategia en Ucrania es que los rusos dejen que los ucranianos corran contra esas defensas, maten a tantos como sea posible y destruyan tanto equipo occidental como sea posible”, añadió.
Rusia controla alrededor del 18% de Ucrania, una franja de tierra más grande que Suiza. Esto incluye Crimea y parte del este de Ucrania, que ocupa desde 2014. Cuando se suman los avances de ambas partes, Rusia ahora controla casi 517 kilómetros cuadrados más de territorio en Ucrania en comparación con el comienzo del año.
En julio, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, señaló que los ucranianos habían retomado aproximadamente el 50% del territorio capturado por Rusia desde su invasión de 2022. Desde entonces, la contraofensiva ucraniana en la provincia de Zaporiyia ha ganado más terreno a medida que las tropas ucranianas han penetrado al menos la primera línea defensiva rusa. Pero los ucranianos todavía no están cerca de llegar al Mar de Azov, lo que les permitiría cortar el “puente terrestre” entre Crimea ocupada por Rusia y el Donbás, también controlado por Moscú en el este de Ucrania.
A medida que se acerca el invierno (boreal), indicó el centro de estudios Council on Foreign Relations (CFR), los ucranianos parecen estar reajustando sus expectativas de llegar, como mínimo, a Tokmak, un importante centro de operaciones rusas situado a unos 60 kilómetros de la costa. Cuanto más se acerquen los ucranianos al Mar de Azov, mayor será su capacidad para interceptar las líneas de suministro rusas.
“Si las tropas ucranianas pueden bombardear las carreteras costeras y las líneas ferroviarias utilizando sus lanzadores del Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS), que tienen un alcance de 80 kilómetros, podrán ejercer presión sobre los rusos durante el invierno y preparar el escenario para una posible contraofensiva el próximo año”, indicó el think tank estadounidense.
Ucrania tiene suficiente defensa aérea para cubrir aproximadamente un tercio del país. La escasez de municiones de artillería se resolvió solo temporalmente cuando Estados Unidos proporcionó bombas de racimo. “Ucrania tardará hasta mediados de 2024 en reconstituir una Fuerza Aérea suficientemente poderosa y carece del equipo clave necesario para limpiar las minas. Arreglar todo esto llevará la guerra al menos al año que viene”, indicó Barrons.
Respecto al final del conflicto, el CFR señaló que si bien gran parte del mundo espera que Kiev pueda ir más rápido o que puedan llegar a un acuerdo con Moscú para detener los combates, “ninguna de las dos perspectivas es realista por el momento”. Esto porque el Presidente ruso, Vladimir Putin, no ha mostrado ningún interés en comprometerse o poner fin a su invasión, y claramente espera que Donald Trump gane las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 y corte la ayuda estadounidense a Ucrania.
“Mientras Occidente siga apoyando firmemente a Ucrania, las Fuerzas Armadas ucranianas pueden seguir avanzando sobre el terreno, ejerciendo más presión sobre los rusos para que retrocedan. Cuando se produzca un cambio sustancial de suerte en el campo de batalla, que obligue a Putin a abandonar sus locos sueños de conquista, finalmente podría ser posible una solución negociada, pero eso no ha sucedido todavía”, indicó el centro de estudios.
En la misma línea, Barrons señaló que es necesario “aceptar que esta guerra depende de la capacidad industrial de defensa de Occidente y de Ucrania como factor determinante del éxito militar”. “Se podría proporcionar más con las existencias, pero la campaña de Ucrania ahora depende de que los aliados intensifiquen sus industrias de defensa. Las municiones de las líneas de producción recientemente ampliadas tardarán al menos hasta mediados de 2024 en llegar en cantidad; esto debería permitir un importante punto de inflexión en la capacidad ofensiva de Kiev”, indicó.
“Ucrania debe ganar en el campo de batalla para sobrevivir como Estado. Esta victoria no solo es vital para la seguridad de la OTAN y su actual relación con Rusia, sino que también influirá en el apetito de China por la aventura militar. La actual contraofensiva demuestra que la ocupación de Putin puede ser derrotada. Tomará más tiempo y costará más de lo que esperábamos, pero la esperanza no es suficiente. Occidente debe ahora comprometerse con la campaña más dura que se avecina o condenar a Ucrania a luchar sin perspectivas de ganar”, concluyó Barrons.
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