Tercera ola de contagios pone a prueba modelo de Hong Kong contra el virus
La jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, reconoció que “la situación es muy grave y no hay señales de que esté bajo control”, tras anunciar nuevas restricciones para frenar el brote.
Hasta hace poco Hong Kong era visto como uno de los modelos exitosos en el control de la pandemia. La región semiautónoma china gestionó la primera ola de contagios por Covid-19 sin recurrir a un confinamiento total, al optar por un aumento del número de test, del rastreo de contactos y cambios en el comportamiento de la población. Esto permitió que las escuelas reabrieran y que los restaurantes y centros comerciales lucieran llenos de clientes. En tanto, los buses y trenes operaban como de costumbre, con los residentes usando mascarillas a bordo.
Pero hoy la situación es distinta. Un nuevo brote en los últimos días ha puesto a la ciudad al límite. Esta tercera ola de Covid-19, según informa el diario local South China Morning Post, se ha traducido en un fuerte aumento de más de 700 casos en dos semanas. Solo este martes se contabilizaron 61 casos luego de un récord el fin de semana. El domingo se informó de 108 nuevos contagios. Hasta el momento Hong Kong registra 2.020 casos confirmados, con 14 fallecidos.
Expertos médicos de Hong Kong aseguran que la ciudad se verá obligada a aplicar medidas de confinamiento si continúa expandiéndose el número de contagios. La televisión pública RTHK se hizo eco de las palabras del microbiólogo de la Universidad de Hong Kong Yuen Kwok-yung, quien advirtió de esta posibilidad si la cifra de casos sigue aumentando entre los próximos siete y 14 días: “Necesitaremos confinar; no toda la ciudad, pero casi”. En su opinión, el final de algunas medidas de distanciamiento social y un control de fronteras poco eficaz son dos de los factores que han generado este nuevo brote.
Este lunes, los expertos en enfermedades infecciosas David Hui Shu-cheong y Ho Pak-leung pronosticaron que estos niveles de contagios continuarán durante los próximos días y que aún no se ha llegado al peak de la oleada. “Si la tendencia de los casos continúa subiendo, por supuesto habrá más medidas estrictas, incluido un lockdown”, dijo Chuang Shuk-kwan, jefe de la rama de enfermedades transmisibles en el Centro para la Protección de la Salud.
Pero en un comunicado, el gobierno de Carrie Lam desestimó los rumores de un anuncio inminente de bloqueo total como “noticias falsas” e “infundadas”, según destacó el South China Morning Post.
Pero la jefa del Ejecutivo de Hong Kong reconoció el domingo que “la situación es muy grave y no hay señales de que esté bajo control”, cuando anunció nuevas restricciones destinadas a frenar la propagación del virus. Así, Lam dispuso que el 40% de los funcionarios de gobierno se quede en casa, y que será obligatorio el uso de mascarillas en todos los lugares cerrados, cuando hasta ahora solo lo era en el transporte público.
También se prohibieron las cenas en restaurantes después de las 18.00 y se ordenó a los gimnasios, cines y piscinas cerrar una vez más. Asimismo, todas las escuelas permanecerán clausuradas hasta al menos mediados de agosto, mientras los principales bancos de la ciudad están comenzando a reducir las horas de apertura.
Las autoridades tratan de aumentar ahora a 10.000 el número de pruebas diarias, aunque los puntos donde se hacen, tanto los públicos como los privados, están desbordados. Lo mismo pasa con los hospitales públicos, que advirtieron que podrían quedarse sin camas de aislamiento esta semana.
Muchos residentes han atribuido el brote a personas que han ingresado a Hong Kong recientemente sin someterse a la cuarentena de 14 días. Han instado al gobierno a que deje de otorgar exenciones a algunos viajeros de negocios y pilotos de aviones, pero la administración de Lam, que está luchando contra una recesión, ha defendido estas excepciones como necesarias. Sin embargo, según destaca el Post, 58 de los nuevos contagios se transmitieron localmente, 25 de los cuales no pudieron trazarse, y otros tres casos fueron importados desde India, EE.UU. y Filipinas.
Este nuevo brote coincide con un tenso momento político en Hong Kong, tras la reciente entrada en vigencia de la polémica Ley de Seguridad Nacional impuesta por Beijing a la excolonia británica, lo que ha tensado las relaciones de China con EE.UU. y Reino Unido.
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