Cómo fue el fallido ataque explosivo a un banco que Luciano Pitronello protagonizó en 2011

Luciano Pitronello perdió una mano y parte de los dedos de la otra al estallarle una bomba artesanal que quería instalar en una sucursal bancaria.
Luciano Pitronello perdió una mano y parte de los dedos de la otra al estallarle una bomba artesanal que quería instalar en una sucursal bancaria. Foto: Ricardo González / La Tercera.

Hace más de una década, el trabajador fallecido este fin de semana a consecuencia de una descarga eléctrica, intentó instalar una bomba en una sucursal bancaria. Entonces, el artefacto le estalló encima y resultó con el 32% de su cuerpo quemado, perdió la mano derecha, tres dedos de la izquierda y parte de la visión en un ojo.


Pasadas las 2.00 horas del miércoles 1 de junio de 2011, Luciano Pitronello Schuffeneger llegó hasta una sucursal del banco Santander ubicada en Vicuña Mackenna 1347, Santiago, con una bomba fabricada con un extintor y un kilo de pólvora negra.

El día anterior permaneció en la casa “okupa” Biblioteca Libertaria Las Torres, de Lo Prado. Allí vivía. Vecinos contaron que esa tarde lo vieron comprar azúcar y pan en un almacén del barrio.

Esa jornada no acudió a clases. Había estudiado periodismo en Universidad Diego Portales por tres meses y en marzo de 2010 comenzó con la carrera de Ingeniería Industrial con mención en instalaciones eléctricas, en Inacap. Pese a haberse distanciado de su familia, ellos pagaban sus estudios.

Cerca de las 22.00 horas del 31 de mayo, “El Tortuga”, como le decían sus amigos, se trasladó al departamento de su padre, Herbert Pitronello, y sacó sin autorización desde el estacionamiento la motocicleta Suzuki roja de su hermano.

Cerca de un minuto en llamas

En la motocicleta se dirigió con un acompañante al banco. Bajó del vehículo o frente a la sucursal y caminó para dejar la bomba instalada, sin embargo, un error de conexión del sistema de relojería provocó que el artefacto le estallara encima.

Según el video de una cámara de seguridad, por más de 43 segundos estuvo en llamas, dando pasos desorientados, hasta que cayó tras ser rociado con un extintor por un taxista que transitaba por el lugar. Eran las 2.25 horas cuando Rodrigo Vargas, escuchó el estruendo. Vargas contó que vio un “bulto en humo” y sólo segundos después se percató de que era una persona que ardía en fuego. Al bajarse del vehículo escuchó que Pitronello le pedía desesperadamente ayuda.

Resultó con el 32% de su cuerpo quemado, perdió la mano derecha, tres dedos de la izquierda y parte de la visión en un ojo. Fue atendido en la UTI de la Posta Central e internado luego en la Unidad de Pacientes Críticos de la Clínica Indisa.

14 meses después del bombazo, compareció ante el 4° Tribunal Oral de Santiago -mostrando una avanzada recuperación- para escuchar la sentencia que lo absolvió de haber cometido delito terrorista y lo condenó a tres años y un día por posesión de bomba, a 541 días por uso de placa patente falsa y a 41 días por daños. Los jueces le concedieron libertad vigilada por seis años.

Hace unos días, fue trasladado en riesgo vital hasta la Clínica Las Condes luego de sufrir una descarga eléctrica en su trabajo. Realizaba maniobras con una grúa pluma para una constructora en el Parque Padre Hurtado y pasó a llevar cables de alta tensión. Pese a los esfuerzos de los equipos médicos, la gravedad de las lesiones provocaron su deceso la noche de este domingo.

El día del ataque incendiario, Pitronello llegó con un acompañante del que todavía se desconoce su identidad.

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