La doctrina Mitterrand a la que se acogieron los brigadistas italianos

Cesare Batti
Cesare Battisti, militante de la extrema izquierda italiana, durante una entrevista de France Presse en su prisión en Sao Paulo, en octubre de 2017. Foto: AFP

Cesare Battisti, militante de la extrema izquierda italiana, durante una entrevista de France Presse en su prisión en Sao Paulo, en octubre de 2017.


El arresto del ex frentista Ricardo Palma Salamanca en París ha vuelto a poner en el debate la llamada doctrina Mitterrand, que en su momento evitó en Francia la extradición de los militantes de extrema izquierda, siempre y cuando hubiesen renunciado al terrorismo. Así, durante los años 80, centenares de italianos huyeron precisamente al territorio francés para evitar ser juzgados por sus crímenes en Italia.

Entre 1981 y 1995, la doctrina del entonces presidente socialista François Mitterrand evitó la extradición de los militantes de extrema izquierda que quisieran "empezar de nuevo". Tras su detención, el "Negro" Palma presentó una solicitud de asilo, pero hace años que París abandonó la doctrina Mitterrand.

Si bien esta acción no tiene valor jurídico -es el jefe de Estado quien firma en última instancia si se acepta o no la solicitud de asilo-, lo cierto es que fue aplicada al 100% desde 1985 hasta la extradición de Paolo Persichetti en 2002, cuando el presidente Jaques Chirac cambió la política benevolente de su antecesor para con los brigadistas italianos refugiados en Francia.

Uno de los casos más significativos fue precisamente el de Persichetti, de la Unión de Comunistas Combatientes (BR-UCC) -herederas de las Brigadas Rojas-, en la década de los 80. Persichetti fue extraditado a Italia desde Francia el 25 de agosto de 2002, lo que marcó el punto final en la aplicación de la doctrina Mitterrand.

Persichetti fue condenado a 22 años de prisión y fue liberado en 2014, tras estar en libertad provisional desde 2008. En su momento fue implicado en el asesinato del general Licio Giorgeri, ocurrido en 1987.

Mejor suerte corrieron otros activistas de extrema izquierda gracias a la política de Mitterrand. Sobre todo después de los "años de plomo", como se conoce a los enfrentamientos que sufrió Italia tanto por parte de grupos de extrema derecha y extrema izquierda en los 70. Pero en 1975 la proporción se invirtió y los grupos de izquierda superaron en asesinatos a los de derecha.

En ese momento, la "batuta" la tomaron las Brigadas Rojas, de inspiración marxista-leninista, y que en 1978 secuestraron y asesinaron a Aldo Moro, alma de la Democracia Cristiana y primer ministro de Italia. Ese crimen marcó un punto de inflexión respecto de la persecución policial contra las Brigadas Rojas, lo que provocó que muchos de sus militantes huyeran a Francia.

Ese fue el caso de Marina Petrella, que se refugió en Francia en 1993, acusada de asesinar a un policía y condenada a cadena perpetua. Igual que Persichetti, Petrella pudo comenzar una nueva vida gracias a la doctrina Mitterrand. Pero su caso fue distinto. En 2007 fue arrestada por las autoridades francesas y un año después, aquejada de una grave enfermedad, fue ingresada en un hospital penitenciario a las afueras de París.

En junio de ese mismo año su orden de extradición fue firmada por el entonces primer ministro francés, François Fillon, pese a que ella había escrito que prefería "morir antes que ser enterrada viva" en una prisión italiana. Sin embargo, el gobierno de Nicolas Sarkozy anunció que Petrella no sería extraditada a Italia por razones médicas y "humanitarias", lo que no sentó bien a Italia.

El caso de Petrella es muy particular porque cuando se conoció su situación, se puso en marcha una campaña contra su entrega en la que participaron intelectuales, clérigos, activistas, el Partido Socialista e incluso la esposa de Sarkozy, la cantante Carla Bruni.

Otro caso emblemático lo protagonizó Cesare Battisti, miembro de Proletarios Armados por el Comunismo (PAC) y que ha burlado durante casi 40 años a la justicia italiana.

Battisti, arrestado en 1979 aunque luego escapó de prisión, fue condenado a cadena perpetua por cuatro homicidios, pero también se acogió a la doctrina Mitterrand.

Sin embargo, cuando en 2002 Francia se dispuso a revocar su condición de refugiado, huyó a Brasil. Desde entonces, Italia solicita que sea extraditado, a lo que Brasil se ha negado.

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