La reflexión del presidente de la Corte Suprema: "(La fuerza) debe ser ejercida dentro de un marco de respeto hacia los derechos fundamentales"
Guillermo Silva, en su discurso durante la ceremonia de juramento de nuevos abogados, se refirió -de forma general y sin hacer alusión a algún hecho específico- al uso de la fuerza y la violencia que se ha vivido estos días en el país. "La fuerza, ejercida conforme a Derecho, debe estar puesta al servicio del bien común, de la protección de quienes integramos esta comunidad de iguales, de la profundización de la democracia, de la legitimidad de las instituciones públicas", dijo.
Durante la ceremonia de juramento de nuevos abogados efectuada este miércoles, el presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva, aprovechó su discurso para hacer una reflexión sobre el uso de la fuerza y el rol que tiene el Derecho en una sociedad democrática.
Ante los nuevos abogados, el supremo afirmó que "un aspecto esencial del Derecho radica en ser una regulación de la fuerza socialmente aceptada. Admitimos que el Derecho es, dentro de sus atributos, coercitivo y que es socialmente aceptado el empleo de la fuerza para que tenga eficacia".
El discurso de la máxima autoridad del Poder Judicial siguió ahondando en la relación que tiene el Derecho y la fuerza: "Esto hoy nos parece obvio: en una sociedad democrática, el Derecho debe administrar monopólicamente el uso de la fuerza para así hacer cumplir su mandato, en eso consiste un aspecto fundamental del Estado".
Para ejemplificar hacia dónde apuntaban sus palabras, el supremo puso el caso concreto de la judicatura. "La existencia misma de un Poder Judicial obedece justamente a esta coercitividad. Recae en este poder del Estado el mandato constitucional de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. ¿Qué otra expresión más manifiesta de la coercitividad que el Estado se provea de un Poder específico para hacer cumplir, bajo fuerza, los mandatos establecidos en la Constitución y en las leyes de la República?", afirmó Silva en un salón de honor lleno de nuevos abogados.
Luego, el ministro Silva hizo uno de sus primeros comentarios relacionados con la crisis social que vive el país, tras las protestas iniciadas el 18 de octubre del año pasado. El magistrado, que es conocido por la prudencia de sus intervenciones, había abordado la situación del país en palabras anteriores, pero nunca con tanto detalle como lo hizo hoy. Su discurso, que no apuntaba a ningún hecho en particular sino que se pensó como una reflexión general escrita hace algunos días atrás, coincidió justo con una jornada marcada por el fallecimiento de un hincha de Colo Colo atropellado por un carro de Carabineros y el actuar de la policía uniformada en las protestas se ha convertido en un foco de cuestionamientos.
"Hoy vivimos una época donde justamente una de las discusiones gira en torno a la validez de la fuerza. Y en esto, colegas, se debe ser muy claro: una cosa es el monopolio de la fuerza y otra, muy distinta, es la violencia", dijo en su discurso.
Y siguió: "Ejercer la autoridad es poner en funcionamiento la fuerza que el Derecho le ha reconocido a través de las facultades que la ley le otorga. Dichas facultades deben ser ejercidas dentro de un marco de respeto hacia los derechos fundamentales de las personas, quedando fuera de ese marco de acción el autoritarismo, esto es, el abuso o capricho de las facultades. La fuerza, ejercida conforme a Derecho, debe estar puesta al servicio del bien común, de la protección de quienes integramos esta comunidad de iguales, de la profundización de la democracia, de la legitimidad de las instituciones públicas. En definitiva, la fuerza es un medio para el desarrollo de las sociedades democráticas y, por lo mismo, sin embargo, no puede abusarse de la misma. Cuando se ejerce atendiendo a fines particulares alejados del bien común, o en forma caprichosa, tiende a romper nuestro tejido social y aleja el Derecho respecto de quienes justamente debe proteger: las personas".
Finalmente, el ministro Silva cerró su discurso enfocándose en la labor jurisdiccional algo que, según ha dicho, será su sello como presidente del máximo tribunal. "Aquí es donde cobra particular importancia la labor jurisdiccional: en hacer la distinción entre ese empleo de la fuerza aceptable en el sentido jurídico amplio de la acepción, considerando las hipótesis de habilitación normativa para su ejercicio y el respeto a los derechos fundamentales, en contraposición al uso de la fuerza desprovisto de ese carácter. Quizá, uno de los avances más trascendentales de la democracia se halla precisamente en este atributo: el juez está llamado a dirimir los conflictos jurídicos asociados al uso autorizado de la fuerza, provenga de donde provenga, sea que hablemos de un particular o de un agente del Estado", concluyó Silva.
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