Lamberto Cisternas, ministro de la Corte Suprema: "No quedo conforme, mi propuesta nunca fue motivo de un debate"

El magistrado lamenta que ningún colega abriera una conversación sobre su candidatura. Además, el juez recalca que el Poder Judicial debe hacer notar su opinión sobre el proceso constituyente.
Esta semana, el ministro y exvocero de la Corte Suprema, Lamberto Cisternas, perdió por 18 votos contra 2 la elección para ser presidente del máximo tribunal. En conversación con La Tercera, el magistrado destaca que su rol como portavoz motivó "a otros jueces a ejercer su cargo con su mismo estilo". Además, evalúa los costos que tuvo haberse candidateado, las razones que tomó en cuenta para dejar la vocería y marca cierta distancia con el presidente electo, Guillermo Silva, respecto de la forma en cómo la Corte Suprema debe enfrentar el proceso constituyente.
¿Su estilo de vocero causó incomodidad entre sus colegas?
No tengo ninguna constancia de ello, pero es posible que así sea porque los estilos no son iguales. Algún colega podría estimar que fue excesivo o que algunas cosas no debí contestarlas, pero la verdad es que uno tiene una manera de enfrentar su trabajo y tiene que ser fiel conservando los límites de la prudencia.
¿Cómo fue notar que no estaba en sintonía con el pleno?
A mí, lo que me resultó complejo y complicado fue que mi propuesta nunca haya sido motivo de un debate. Yo hice un planteamiento en el sentido de que hubiera elecciones, que hubiese un programa y que se mostraran algunas características para el ejercicio en el área de administración y de la gestión. Esto nunca fue motivo de una conversación que, obviamente, yo no podía suscitarla. Eso me produjo la sensación de que yo ya no estaba en correlación con el pleno y no podía entonces estar transmitiendo su pensar.
¿Le molestó que no se abrieran palabras antes de sufragar?
Esa es la forma en que habitualmente se vota. Me resultó complejo que no se abriera una conversación de manera tal de que hubiéramos tenido un intercambio. De haber sido así, yo hasta podría haber comentado: 'Si todos estamos de acuerdo en esto, yo me retiro'".
¿No quiso iniciar ese debate?
Lo lógico era que lo hiciera otra persona. De haberlo forzado yo, hubiera sido como decir: 'Yo quiero conseguir votos a través de esto', pero no era la intención. Aquí había un motivo muy puro y yo me alegro mucho de que al menos una colega (Ángela Vivanco) me haya apoyado. Ni ella ni yo estamos en contra del señor Silva, ese no es el tema.
¿Queda conforme con el proceso de elección?
Quedo conforme con lo que hice, dentro de las posibilidades que tenía. Acepto que mi opción merece muchas objeciones, pero no quedo conforme con el desarrollo de la elección por las razones que ya di. No quedo conforme, mi propuesta nunca fue motivo de debate. Yo habría estado muy contento de que hubiéramos tenido una conversación, ni siquiera pienso en un contrapunto entre el señor Silva y yo, sino que una conversación abierta.
¿Cuál es el mensaje que interpretó detrás de ese resultado 18-2?
El mensaje es claro en el sentido de que se va a respetar la tradición. Esta tradición que implica un cheque absolutamente en blanco, sin tener ningún programa ni hoja de ruta, no es nada nuevo porque venimos haciendo lo mismo hace tiempo. Entonces el mensaje es que se debe seguir respetando porque es menos riesgoso a que entremos en esta especie de competencia o intercambio de puntos de vista distintos para el futuro.
¿Esperaba más apoyo?
Lo digo de otra manera, yo estaba dispuesto a tener un solo voto que fuera el mío.
El ministro Silva dijo que su programa es lo que dice el Código Orgánico de Tribunales y el Plan de Desarrollo. ¿Es suficiente?
Se necesita más. Se requiere de un plan u hoja de ruta y un estilo, un sello personal, porque no estoy pidiendo ninguna cosa muy sofisticada. Esta disyuntiva es muy antigua y en general nuestras respuestas son muy antiguas, entonces se necesita algo más. Puede que esté absolutamente equivocado y por cierto yo siempre he dicho que esos dos elementos son el grueso del trabajo de la Corte Suprema, pero si queremos innovar, tenemos que trabajar en ese otro ámbito que no es la rutina normal.
El miércoles el ministro Silva prefirió no responder una consulta sobre el proceso constituyente.
Esta es una cuestión de estilos. Ese es el estilo de don Guillermo Silva, yo lo respeto absolutamente, pero esa no habría sido mi respuesta. Mi respuesta habría sido la que está en aquel pequeño plan de trabajo que presenté: constituir grupos de trabajo que vean los distintos aspectos que nos tocan directamente en la Constitución, como es la organización y las funciones e indirectamente como lo es el ejercicio de los derechos de las personas, de tal manera que nosotros tuviéramos lista nuestra respuesta para cuando comience a funcionar el organismo constituyente.
¿Adelantarse y no llegar tarde?
Así es. El Poder Judicial debe hacer escuchar su voz en el proceso constituyente en términos respetuosos y convenientes. Para eso debe estar preparado para cuando tenga que entregar su punto de vista.
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