Rectorías de universidades chilenas toman nuevos aires y se rejuvenecen hasta en 24 años
Ante las partidas de Luis Alberto Loyola (79), Juan Oyarzo (76), Ennio Vivaldi (72) o Juan Manuel Zolezzi (70) asoman nombres como Forlín Aguilera (41), Carlos Torres (45), Osvaldo Corrales (50) o Benito Umaña (55). El cambio generacional en las máximas autoridades de casas de estudios es evidente.
Este año, más de 10 universidades estatales y otras varias instituciones privadas están viviendo cambios en sus rectorías. Y si bien habrá personas que se repetirán un nuevo periodo, en la mayoría de los casos hay cambios significativos, con timoneles con años de ruedo que dicen adiós, dando paso a una nueva -y más joven- generación de rectores.
Entre todos esos cambios, los rectores salientes promedian 68,6 años, mientras que los entrantes promedian 57,8, es decir, casi 11 años menos.
Quizás el caso más significativo en ese sentido ocurre en la estatal Universidad de Atacama, donde el saliente Celso Arias (65) está dando paso al kinesiólogo Forlín Aguilera (41), casi un cuarto de siglo menor que él. Este último, de hecho, pasa a ser la máxima autoridad universitaria más joven de todo el Consejo de Rectores (Cruch).
“Históricamente, los rectores de las universidades chilenas han sido personas que llegan al cargo generalmente después de los 60 años. Por lo menos hasta hace unos años, se indicaba que el promedio de las edades en los rectores de universidades públicas y privadas, vigentes al 2019, era de 62 años, muchos superaban los 65 años y la mayoría eran ingenieros. Entonces es plausible interpretar que la larga trayectoria también venía aparejada de una edad avanzada”, dice de entrada Aguilera, quien destaca que hoy se tiene un escenario muy distinto en cuanto al perfil de las máximas autoridades universitarias: “Existen muchas más mujeres rectoras y el rango etario de los 40 años se incrementa, entonces vemos que el cambio generacional y la paridad de género son una tendencia. Además, también se diversifica el perfil profesional. En el contexto completo es un sano avance”.
En lo personal, dice la nueva autoridad de la institución atacameña, “creo que todas las autoridades jóvenes hemos tenido que lidiar en momento con algún tipo de prejuicio, pero siento que la desconfianza por la edad es un paradigma que va de salida y se instala una óptica que cifra más confianzas que resquemores en las generaciones más jóvenes. Por otra parte, la experiencia no puede ser cronometrada por la edad, sino más bien en cómo cada persona asume aprendizajes de las experiencias vividas”. Y cierra: “En mi caso particular, a mis 41 años, llevo una trayectoria de 17 años de ejercicio profesional, cumpliendo diversos roles directivos en la administración pública y también universitaria”.
En ese sentido, Aguilera cree que acortar la brecha con los estudiantes de pregrado y posgrado, que van de los 18 a 40 años, aproximadamente, “abre un sinfín de oportunidades”, aunque con esto no quiere decir “que la juventud garantice innovación y una mayor conexión con el estudiantado, pero por supuesto que ayuda”.
Una situación similar en cuanto a rejuvenecimiento se vive en la también estatal Universidad de Talca. Ahí, tras las elecciones, Álvaro Rojas (69) le entregó el cargo al ingeniero civil mecánico Carlos Torres (45). En este caso, también son 24 años de diferencia.
Significativo también es lo que ocurre en la Universidad de Santiago, donde Rodrigo Vidal (57) tomará el testimonio de Juan Manuel Zolezzi (70), quien dice adiós tras 16 años en el cargo y habiendo asumido roles protagónicos en el mundo universitario, al ser presidente del consorcio de las instituciones estatales (Cuech) y luego vicepresidente ejecutivo del Consejo de Rectores (Cruch).
Justamente, ante su adiós, en ese último cargo también hay un cambio generacional importante, toda vez que el nuevo hombre fuerte del consejo es Emilio Rodríguez (58), máxima autoridad de la Universidad de Tarapacá.
En la Universidad de Chile, en tanto, no se produjeron cambios: salió Ennio Vivaldi (72) y asumió Rosa Devés, de la misma edad. Eso sí, la partida del médico cirujano dejó vacante el puesto de presidente del Cuech, cargo que tomó Osvaldo Corrales (50), rector de la Universidad de Valparaíso desde 2020.
“Aunque es cierto que están asumiendo rectores que pertenecen a una generación diferente a la de aquellos que los antecedieron, me parece que más que ante un cambio de generación estamos ante el cierre de un ciclo”, señala Corrales. Y añade: “En efecto, muchos de esos rectores ejercieron sus cargos por largo tiempo y tuvieron que enfrentar un conjunto de desafíos muy relevantes: el inicio de la política de gratuidad, el cambio en la ley de educación superior y, en el caso de las universidades estatales, la nueva ley que regula nuestras instituciones”. Esos rectores, suma, “en muchos casos impulsaron dichos cambios y fueron claves en el diseño de las leyes que los materializaron”.
Desde ese punto de vista, agrega el rector de la UV, “podemos decir que ha sido un ciclo exitoso y que deja la vara muy alta a quienes nos corresponderá liderar esta nueva etapa”, quien cree que la renovación de los equipos de gestión universitaria “contribuirá a refrescar la mirada respecto del sistema de educación superior y de los desafíos que deberemos enfrentar”.
Son 20 los años que se rejuvenece la rectoría de la Universidad de Magallanes: dijo adiós Juan Oyarzo (76) y en su lugar llegó el contador auditor José Maripani (56).
En tanto, en la Universidad de Antofagasta el cambio generacional no es tan evidente, toda vez que rector saliente y entrante tienen sobre 70 años: Luis Alberto Loyola se va a sus 79 y el hasta aquí decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, Marcos Cikutovic, asumirá el 22 de agosto a sus 72. Una edad superior a la que tuvo su antecesor cuando éste asumió esa testera.
“Me parece significativo que en la mayoría de los planteles se estén incorporando nuevas personas con nuevas metodologías, además de la presencia amplia de mujeres de reconocida trayectoria”, señala la nueva autoridad de la institución nortina, quien añade que las universidades “son organizaciones cuyos fundamentos van cambiando en la medida en que evoluciona el país y, evidentemente, las regiones donde están inmersas”.
Lo relevante, además, es que en todos los casos antes mencionados la asunción de la nueva autoridad fue mediante elecciones, por lo que fueron las propias comunidades educativas las que votaron estos cambios y, con ello, estos rejuvenecimientos.
Hay, además, otras dos instituciones donde también hay un claro cambio: en la Universidad Católica de Valparaíso se despidió Claudio Elórtegui (70) y asumió el hasta hace poco vicerrector académico Nelson Vásquez (55), mientras que en la Universidad del Biobío se fue Mauricio Cataldo (61) y llegó el contador auditor Benito Umaña (55).
Con todo, en la Universidad Católica del Maule hay un ejemplo inverso: se va Diego Durán (56) y asume Claudio Rojas (68).
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