El rumor de la espada de O'Higgins
Una réplica del acero del Padre de la Patria le fue obsequiada por el Ejército, en marzo pasado, al saliente ministro de Defensa, José Antonio Gómez. Cuentan que el radical se cansó de preguntar si el regalo era para él o para el cargo. De allí se murmuró que se lo había llevado a la casa. Pero la espada sigue en el cuarto piso de la secretaría de Estado.
"¡Dale con la espada!" -y una larga lista de chilenismos adyacentes-, tal vez pensará el ex ministro de Defensa, José Antonio Gómez, cuando se le pregunta por aquel filoso utensilio. Lo más probable es que se repita a sí mismo frases como "pero si yo lo dejé clarito", "dijeron que era un regalo, pero me cansé de preguntar".
Esta es la historia de un pequeño mito no urbano. De un rumor de pasillo y una supuesta "ida y vuelta" de una de esas armas de doble filo; en rigor la réplica de una, pero no de cualquiera: la de Bernardo O'Higgins, el Padre de la Patria.
Como ya es sabido, en Santiago, frente a La Moneda, funciona el Ministerio de Defensa. Allí, en el cuarto piso de la calle Zenteno, hay dos salones emblemáticos. Uno es el "Carrera", obviamente en honor al brigadier José Miguel. El otro, como ya se supondrá, es el "O'Higgins", donde un imponente retrato del director supremo y capitán general cuenta con una mesa de arrimo, en la cual se exhibe un estuche delgado y alargado. Ahí está la réplica de su espada, la misma que cada invitado admira y elogia.
El asunto partió a principios de marzo pasado. Por esos días se efectuó una ceremonia en el hall central del edificio Ejército Bicentenario, en la cual el entonces comandante en jefe, general Humberto Oviedo, efectuó un reconocimiento al ministro de Defensa saliente, José Antonio Gómez, y le hizo entrega de un obsequio: la réplica de la espada de Bernardo O'Higgins.
Según consta en una nota publicada el 5 de marzo en la página web de la secretaría de Estado, el general Oviedo expresó que "la institución, como una manifestación genuina, sincera y de toda justicia, ha querido destacar a la figura pública que ha tenido la alta responsabilidad de conducir la Defensa Nacional (...) Me refiero al ministro, don José Antonio Gómez Urrutia".
Luego, precisó que "como reconocimiento a su eficiente gestión, en la que con certeza nuestro homenajeado ha puesto a disposición sus mejores capacidades y voluntad patriótica por el bien de Chile, el Ejército lo distinguirá otorgándole la réplica de la espada del general Bernardo O'Higgins Riquelme".
Según cuentan varios presentes, el entonces ministro Gómez, además de agradecer el gesto, preguntó y se cansó de recontrapreguntar si el regalo era para él, como persona natural, o para el cargo de jefe de la cartera. Y se le habría dicho, las mismas veces, que era suyo.
Tuya, mía y de nosotros
Una semana después, el 11 de marzo, asumió el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, quien designó como nuevo titular de la cartera a Alberto Espina.
En medio de esos trajines llegó al Ejército una solicitud de información, vía Transparencia, cursada por el abogado Cristián Cruz. En ella, el profesional preguntó por el regalo de la espada, su pertinencia, valor y destinatario: si era para "el ciudadano José Antonio Gómez" o "para el Ministro de Defensa".
Por aquel entonces, los dimes y diretes de pasillo ya especulaban por la espada y su domicilio de destino.
La respuesta vino en dos oficios. Uno, emanado del Estado Mayor del Ejército, firmado por el entonces jefe de la repartición -y actualmente en retiro, procesado por eventual fraude-, el general John Griffiths. En ese documento se especifica que "el regalo se materializó al ministro de Defensa en su calidad de tal". Y se añadió que su adquisición "se efectuó en conformidad con la normativa vigente, sobre gastos de representación, protocolo y ceremonial".
Además se acompañó una factura, según la cual la espada y su estuche costaron $ 255.850.
El otro documento de respuesta llegó firmado por Juan Francisco Galli, subsecretario para las FF.AA. Ese escrito indicó que "corresponde informar al interesado que el objeto en cuestión se entregó como obsequio para el ministro de la época, quien lo dispuso a su vez para que sea expuesto en el Salón O'Higgins, del gabinete ministerial, lugar en el que permanece en la actualidad".
La Tercera también llegó hasta el entorno del exministro Gómez y se señaló que la espada siempre quedó en el cuarto piso de calle Zenteno. Fin del murmullo.
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